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Feminicidio infantil: una crisis que se agrava al igual que la desaparición

Especialistas denuncian que sigue habiendo estigmas en el caso de las desapariciones de menores de edad, aunque ya existe un protocolo diferenciado. “No se debe esperar ni 72, 48, 24, o dos horas para denunciar la desaparición de una niña o una adolescente”.

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EMEEQUIS.– Durante seis meses, la familia de Emilia intentó por todos los medios encontrar con vida a la menor de 14 años, luego de que fuera secuestrada la mañana del 5 de septiembre, cuando viajaba en un vehículo con su mamá rumbo a la escuela en el municipio de Apatzingán, Michoacán. Sin embargo, en marzo, mientras su nombre se volvía un estandarte entre las mujeres michoacanas que exigieron justicia en la marcha del 8M, ese mismo mes fueron hallados sus restos y su historia se sumó a las tantas de feminicidio infantil que ocupan el 10% de este crimen en el país.

Fue así, como al iniciar abril, la madre de Emilia confirmó mediante un video, en el que rememoraba la lucha contracorriente para hallar a su pequeña hija y el transitar entre las autoridades, que la menor no regresó a casa con vida.

 En este video del 3 de abril se narra la búsqueda de Emilia. 

El feminicidio de Emi, como le decía su mamá, familia y amigos, se suma a historias emblemáticas como las de Fátima, Giselle, Lupita y Valeria, niñas que desaparecieron en el camino a casa, a la escuela, la tienda o un cibercafé y que por breves momentos, generan empatía a nivel estatal y nacional, dependiendo de la difusión del caso.

VIOLENCIA E IMPUNIDAD INSTITUCIONAL

Para Juan Martín Pérez, coordinador de Tejiendo Redes Infancia, lo que sigue alimentando los altos niveles de violencia en contra de niños, niñas y adolescentes es la impunidad. 

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“La violencia no va sola, es decir, no es un hecho de ‘malas personas’, sino que está asociado también con la violencias institucionales, que no solamente no son sensibles o centradas en las víctimas, sino que lamentablemente en el propio diseño que tienen las instituciones, se revictimizan a casi todas las víctimas que denuncian”, describe, pues en muchos casos no necesariamente es que las autoridades sean omisas al atender las denuncias de desaparición de menores porque formen parte de una red criminal, sino que hay desinterés y apatía por cumplir con su deber.

“Desaparecer es la puerta de entrada para muchos otros crímenes. Los feminicidios de niñas y adolescentes están ampliamente vinculados con la desaparición”, señala Juan Martín.

Sin embargo, Tania Ramírez, directora de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) matiza y subraya que debe tenerse cuidado al hacer este vínculo, pues una o un menor desaparecido debe buscarse siempre con la esperanza de que esté con vida.

“Cuando hablamos de desaparición de personas y por supuesto de niñez y adolescencia, la presunción de búsqueda con vida tiene que ser un principio inamovible. Debemos hablar de la desaparición de niñas y adolescentes sin dar por sentado que culminan en feminicidios y esto por muchos motivos, pero el principal es el respeto a las familias que están buscando”, especificó la directora de Redim.

Por ello, Tania Ramírez explica que la base principal para evitar los crímenes y feminicidios es la aplicación correcta del Protocolo Adicional para la Búsqueda de Niñas, Niños y Adolescentes Desaparecidos, así como la implementación y difusión de campañas que socialicen los conceptos de desaparición y aporten herramientas.

Video: Cortesía REDIM.

“Es importante recordar que hay un protocolo adicional de búsqueda de niñas, niños adolescentes que está aprobado y publicado desde mayo de 2020, en donde se dan las pautas de qué es lo que tiene que hacer la autoridad para hacer una búsqueda diferenciada de niñas, niños y adolescentes. 

Lo que no ha sucedido es la adecuada difusión, capacitación y apropiación de este protocolo por parte de todas las autoridades que deberían de estar buscando a las y los menores; no se ha terminado de modificar la práctica de búsqueda por parte de la autoridad, sigue habiendo muchos estigmas, cuando la ley es muy clara y en el protocolo así se recoge; no se debe esperar ni 72, 48, 24, o dos horas para denunciar la desaparición de una niña o una adolescente.

Nos falta que este protocolo que deriva de una ley, de un buen proceso y de un montón de esfuerzos por muchos organismos internacionales y organizaciones de la sociedad civil, sirva para transformar la atención de estos casos”, dijo.

LAS CIFRAS DEL FEMINICIDIO INFANTIL

De acuerdo con los reportes más recientes de Redim, realizados a partir de cifras oficiales proporcionadas por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, de enero de 2015 a febrero de 2023 se han registrado 687 feminicidios de mujeres de entre 0 y 17 años en México. 

De estos feminicidios, 97 fueron con arma de fuego y 104 con arma blanca. En cuanto a las entidades, 117 han tenido lugar en Estado de México, 58 en Veracruz y 52 en Jalisco; concentrándose en estas tres entidades uno de cada tres feminicidios de mujeres de entre 0 y 17 años registrados de enero de 2015 a febrero de 2023 en el país.

Lo anterior quiere decir que los feminicidios de niñas y adolescentes de 0 a 17 años representaron el 10% del total de los registrados en el país de enero de 2015 a febrero de 2023.

CASOS EMBLEMÁTICOS

Entre los casos más sonados de feminicidios infantiles en el país están los de Giselle, Valeria y Fátima en el Estado de México. Las menores desaparecieron en 2019, 2017 y 2015 respectivamente al ir a un café internet, viajando en combi o en el trayecto a la escuela. 

Otro caso en la misma entidad fue el de Lupita, mejor conocida como “Calcetitas rojas”. El cuerpo de la menor de 5 años fue hallado con signos de violencia y durante más de seis meses no fue identificada por ningún familiar, hasta que su madre y su padrastro fueron detenidos acusados por el feminicidio.

En la Ciudad de México, el caso de Fátima, desaparecida en Tláhuac,conmocionó a la ciudadanía, luego de que la niña fuera raptada al salir de la escuela y se iniciara un despliegue para localizarla. A los pocos días, su cuerpo fue localizado y los culpables fueron detenidos gracias a la denuncia anónima de una vecina. 

ADULTOCENTRISMO, UN PROBLEMA GRAVE 

Juan Martín Pérez describe que aunque dentro de las muchas explicaciones que el feminicidio infantil y la desaparición de menores pueden tener, el adultocentrismo es una de las características sistémicas que afectan como sociedad al momento de atender las problemáticas relacionadas con infancias y adolescentes.

“El adultocentrismo considera no importante o menos importante lo que tiene que ver con niños y niñas. Todo está pensado desde la preocupación del mundo adulto, fundamentalmente hombres adultos y es la que incluso, cuando hablamos de feminicidio la imagen mental y todo lo que se habla es de las mujeres adultas”, explica.

Dentro de este sistema adultocentrista, el especialista detalla algunas representaciones nocivas alrededor de la infancia, las cuales favorecen a autoridades y justifican la falta de investigación cuando las menores desaparecen y son víctimas de un delito, en este caso feminicidio:

  1. Ser “propiedad” de la familia: Lo que haga el papá o la mamá con la menor es solo de su incumbencia, por lo que los demás no pueden opinar. 
  2. Lo que suceda con la menor “es responsabilidad de la familia”: Si la menor desaparece o es víctima de algún delito fue porque la familia (principalmente la mamá) no tomó los cuidados necesarios.
  3. Las menores “son irresponsables y no miden riesgos”: Por qué la menor decidió irse, por qué iba vestida así, por qué se fue de su casa.

“Esto, justifica finalmente que cuando las autoridades toman el discurso de ‘estamos dejando a un lado temas sumamente importantes, invertimos recursos, etc’ deja una sensación para la sociedad que es una pérdida de tiempo buscar cuando se trata de una menor caprichosa que se fue de casa”, relata y pone de ejemplo el caso de María Ángela, quien estuvo desaparecida un par de días tras estar en el paradero de Indios Verdes este año.

Sobre esto, la directora de Redim concluye que las niñas y las adolescentes forman parte de un universo de invisibilidad por dos motivos, principalmente: por ser niñas y adolescentes y por ser mujeres. 

“Me parece que ha habido un buen grado de denuncia, alerta y conciencia social incluso, respecto de lo que sucede con las mujeres así en general pero no con este nivel de lupa o de atención. Habrá que darnos cuenta que el 10% de los feminicidios en nuestro país se comete contra niñas y adolescentes.

“La desaparición y la violencia contra las infancias y adolescentes es un tema que no se habla, no se está abordando en las escuelas y no necesitamos esperar al cambio de contenidos en los libros de texto; tenemos que hablarlo en comunidades escolares, difundir, y no es algo que solo le toque a las familias, pero hay que acercar el conocimiento y las herramientas de actuación”, concluye Tania.

@FridaMendoza_

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SOBRE EL AUTOR

Frida Mendoza



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