EMEEQUIS.- En la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México se está cocinando un ambicioso propósito de Año Nuevo: que el 2022 sea el último año de La Unión Tepito.
Colaboradores cercanos al secretario Omar García Harfuch llevan varios meses trabajando en una estrategia cuyo objetivo es, en un plazo máximo de 12 meses, la detención de los fundadores del cártel chilango que continúan prófugos o que tienen órdenes de aprehensión pendientes y la aniquilación del grupo.
Son cinco los objetivos prioritarios: “Mi Jefe”, “El Manzanas”, “El Elvis”, “El Tomate” y “El Chori”, quienes no sólo poseen el rango de jefes por ser creadores de La Unión Tepito, sino que tienen desde cobradores de extorsión hasta secuestradores y sicarios bajo su mando.
Se trata de la última fase de un plan que comenzó el 4 de octubre de 2019, cuando García Harfuch tomó las riendas de la policía capitalina y presentó a la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, su estrategia para terminar con los grupos criminales en la ciudad, pero especialmente aquel que tiene como bastión a la colonia Morelos.
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En aquel plan, nos cuentan, el secretario de Seguridad Ciudadana detalló fases para el paulatino desmantelamiento de La Unión Tepito: una primer ciclo sería ir por los liderazgos medios, quienes suelen tener información crucial sobre los jefes y también de la base social que engrosa al cártel.
Otro ciclo abarcaría la cooperación con las autoridades federales para ahorcar las finanzas del grupo criminal; para ello, el jefe de la policía capitalina trabajó muy de cerca con el extitular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Santiago Nieto, quien autorizó en su administración el congelamiento de cerca de 200 cuentas bancarias ligadas a La Unión Tepito.
Un ciclo más contemplaría la cooperación con gobiernos estatales vecinos de la Ciudad de México para atacar posibles células de La Unión Tepito en Estado de México, Morelos y Puebla, principalmente.
Y ahora se preparan para el ciclo final: el de los golpes duros, aprovechando que muchos líderes de mediano rango han sido detenidos y han dado pistas relevantes a las autoridades para hacer los arrestos que hacen falta.
ES HORA DE GOLPEAR EN LA CABEZA
“Es ya un mandato del jefe (Omar García Harfuch) que el próximo año es la culminación del plan. Tenemos gente muy capaz trabajando en ello y se va a echar mano de gente de élite, de recién graduados de la Unidad Metropolitana de Operaciones Especiales que no vienen maleados y que no tienen los vicios de otros compañeros
“Piénsalo como una pelea de box: hemos dado golpes al costado, al cuerpo, y ya tenemos cansado al enemigo. Ahora vienen los madrazos a la cabeza”, dijo a EMEEQUIS uno de los coautores de la estrategia para el 2022.
En algunos casos ya se tienen ubicaciones de casas donde podrían estar escondidos; en otros, ya están identificados varios vehículos y rutas que suelen usar los fundadores de la Unión Tepito.
La información con la que cuentan, afirma la fuente, es suficiente para dar las estocadas finales: desde empresas fachadas y predios invadidos hasta casas de descanso en la playa, antros y familiares involucrados en negocios ilícitos.
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La pinza se cerraría con la llegada de la Guardia Nacional a la Ciudad de México, un anuncio que hizo esta semana la jefa de Gobierno, quien aseguró que a partir de enero del 2022 habrá patrullajes de los gendarmes en las zonas limítrofes de la capital y en las zonas de mayor incidencia delictiva.
Lo que no dijo la mandataria capitalina, pero que está dentro del plan de García Harfuch, es que la coordinación con los gendarmes es clave para hacer los arrestos que desea el jefe de la policía: operativos sorpresa, limpios y sin un disparo contra La Unión Tepito.
LOS RECLUSORIOS, CLAVES PARA LA ESTRATEGIA
El plan es ambicioso, reconocen incluso dentro de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México. Doce meses para desmantelar a un cártel tan poderoso es una tarea casi imposible de lograr, pero ese es el estándar que ha fijado el propio García Harfuch.
La complejidad es mayor si se toma en cuenta que las autoridades capitalinas no han logrado una sola sentencia firme contra un servidor público de la Ciudad de México que haya brindado protección al cártel.
Tampoco han culminado más de una docena de juicios por extinción de dominio para arrebatarle a La Unión Tepito sus propiedades en la capital; ni se ha logrado el cierre definitivo de giros negros que las autoridades reconocen como negocios de alta recaudación para el grupo criminal.
A esas complicaciones hay que sumar la certeza de muchos en la Secretaría de Seguridad Ciudadana y en la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México de que trabajan con el enemigo a lado: en sectores de la policía y ministerios públicos hay muchos infiltrados de la Unión Tepito que cobran como servidores públicos.
Sin embargo, dicen, es posible gracias a un cambio que pasó casi desapercibido para la mayoría de los habitantes de la capital: en julio de este año, Claudia Sheinbaum anunció que enviaría una serie de reformas al Congreso de la Ciudad de México para que el sistema penitenciario —los reclusorios varoniles y femeniles— ya no dependiera de la Secretaría de Gobierno, sino de la Secretaría de Seguridad Ciudadana.
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Ese cambio aparentemente insignificante dotaría a García Harfuch de autoridad total sobre las prisiones chilangas, donde los líderes de la Unión Tepito como “El Betito”, “El Pistache” o “El Tiger” siguen operando a pesar de estar encerrados.
Desde celdas con privilegios como salas lounge, televisores y comida especialmente preparada para ellos, la plana mayor de La Unión Tepito sigue manejando los negocios más lucrativos del cártel, como la venta de drogas, la extorsión a antros y bares, el secuestro e, incluso, la reventa de boletos para eventos deportivos.
Pero con García Harfuch mandando sobre las cárceles —y no el senador con licencia Martí Batres— la mano dura del expolicía federal sobre esos capos podría apretar sus privilegios, aislarlos del mundo más allá de los barrotes y provocar una crisis dentro de la estructura criminal que sea aprovechada por las autoridades.
El plan está lleno de retos, obstáculos, escépticos y convencidos. Pero, al menos, hay un propósito que podría transformarse en una de las doce uvas de García Harfuch este 31 de diciembre: que la estrategia funcione y, para el próximo diciembre, La Unión Tepito sea historia vieja en la Ciudad de México.
@emeequis