SOBRE EL AUTOR
Por Juan Ortiz / Lupa Legislativa
EMEEQUIS.– El ascenso meteórico de Xóchitl Gálvez en las preferencias para encabezar el Frente Amplio por México es innegable, pero no son del todo buenas noticias. La senadora panista se ha convertido en blanco de ataques desde Palacio Nacional y su creciente protagonismo puede desviar los objetivos originales de la alianza opositora.
Antes de la aparición de Xóchitl Gálvez, la alianza PAN-PRI-PRD venía de enfrentar la pérdida del Estado de México como bastión electoral. En consecuencia, Morena y sus aliados gobiernan actualmente 23 estados, que representan el 72% de la población y que reciben 7 de cada 10 pesos de las transferencias federales.
Tras las elecciones de junio, el oficialismo inició tranquilamente su proceso interno para definir entre seis aspirantes quién ganará la candidatura presidencial.
La alianza respondió semanas después con su propio proceso, planteando una apuesta ambiciosa: arrebatarle la Presidencia y el Congreso a Morena, a la par de abrirse a la participación a la militancia y a la sociedad.
Además, el método es complejo. Incluye la recolección de firmas, sondeos de opinión, debates y elecciones primarias, enmarcado en un proyecto de gobierno de coalición con una agenda común.
De esta forma, busca hacer contraste con el oficialismo, el cual pretende la designación de la persona que ejercerá el poder unipersonal acumulado por el presidente actual, contra la persona que encabezará un proyecto colectivo bajo una agenda construida con distintos sectores.
El ascenso de Xóchitl Gálvez revitalizó el Frente Amplio por México y recuperó sus aspiraciones de ser competitivo en 2024. Pero en los últimos días se han generado nuevos, y grandes, riesgos. Hoy, ella se ha convertido en el enemigo número uno del gobierno federal, enfrentando ataques casi diarios.
Xóchitl Gálvez en Puebla. Foto: Cuartoscuro.com.
Todo esto crea una presión enorme, que no habíamos visto en figuras como la ministra presidenta Norma Piña.
Hasta el momento, la aspirante se lo ha tomado con humor; sin embargo, es crucial que el resto de los miembros del Frente Amplio por México tomen postura. ¿Dónde están los dirigentes partidistas defendiendo el proceso y a sus aspirantes? ¿y el Comité de Organización condenando la intromisión de agentes externos? O, al menos, ¿el respaldo de todas y todos los aspirantes? Porque un día les puede tocar a ellos.
El otro riesgo es que el proceso del Frente Amplio por México se desencante por la designación de un liderazgo único pero popular, desestimando la consolidación de un proyecto colectivo, que es la apuesta original.
La oposición enfrenta muchos desafíos, y aunque un liderazgo carismático es importante, no será suficiente para afrontar con éxito el reto de ganar elecciones presidenciales, obtener la mayoría en las cámaras y conquistar gubernaturas y presidencias municipales.
No pueden subestimar que enfrentarán un movimiento que no sólo encabeza el Gobierno Federal, sino que también domina políticamente ambas cámaras del Congreso, y 23 estados del país.
Las posibilidades del Frente Amplio por México en 2024 recaen en el éxito de construir una plataforma colectiva respaldada por diversos liderazgos, tanto a nivel nacional como local. Además de generar un importante apoyo social que será crucial para movilizar conciencias y, en su debido momento, defender el voto en las casillas electorales.
Por ese motivo, no se pueden dar el lujo de cometer errores en la organización de lo que considero es la etapa más importante: la recolección de respaldos ciudadanos. Sería suicidio desperdiciar el ánimo ciudadano de participar en un proyecto que se apropie de sus causas.
El Frente Amplio por México debe entender los riesgos y oportunidades que conlleva el ascenso de Xóchitl Gálvez y, de esta forma, asegurar que su liderazgo, y del resto de actores y organismos ciudadanos, sean una fortaleza en su búsqueda por construir una nueva alternativa para el país.
Por parte de la ciudadanía simpatizante de este proyecto, no deben perder la oportunidad de participar e influir, de forma inédita, en la designación de quien será una de las personas candidatas a la presidencia en 2024. Los partidos políticos subestiman, y desestiman, la participación ciudadana en general. Deben aprovechar este momento histórico, y no dejar que esta decisión quede exclusivamente en manos de sus dirigencias.
@Juan_OrtizMX
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