CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS.– El magistrado Reyes Rodríguez Mondragón rindió su informe de labores. Un periodo complejo para el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), por el cúmulo de acechanzas externas y por los amagos de cambios en el modelo legal.
El presidente de la Sala Superior optó, en su mensaje, por recordar con sutileza, que hace 30 años no teníamos democracia y que un partido hegemónico era el dueño de la cancha, los balones y los árbitros.
Y apuntó un contraste: “desde hace tres décadas, la ciudadanía premia o castiga el desempeño de los gobiernos, a través de su voto, el derecho por excelencia de toda democracia”.
En efecto, el paso del tiempo fue promisorio para el sistema democrático mexicano, pero en la actualidad todo ello está en riesgo.
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De ahí que la memoria ayude a ponderar. En 26 años el Tribunal Electoral resolvió nueve elecciones federales, validando que los gobiernos provengan del mandato de las urnas.
Por eso, “la justicia electoral es piedra angular en esta consolidación democrática.”
El trabajo que hacen los magistrados y magistradas del Tribunal se demuestra con hechos. Así lo hicieron respecto a dos contiendas que elevaron las quejas, una por la vergonzosa participación de funcionarios federales haciendo lo que no debían y otra por las sospechas de la injerencia del crimen organizado.
Hidalgo y Tamaulipas. ¿Qué hizo la Sala Superior? Analizó lo ocurrido y determinó que no se afectaba el resultado de las contiendas, en el primer caso por la distancia entre el ganador y quien le seguía en segundo término; y en la otra porque no se pudo probar el asunto, aunque sí se emitieron directrices para que el INE se ocupe de atajar, en la medida de sus posibilidades, la irrupción de los bandidos, tratando de influir de mala manera.
En los hechos, si en realidad se quisiera hacer una mejora en materia electoral, tendría que ser la de ocuparse del tema del crimen organizado, buscando dotar a las autoridades de herramientas para enfrentar una situación que ya es recurrente, como quedó documentado en Sinaloa, Sonora y Michoacán. Esa sí es una asignatura pendiente.
Rodríguez Mondragón da en el clavo cuando señala que “no existe la verdadera justicia electoral sin un Tribunal independiente y confiable; un Tribunal impermeable a la corrupción, a las presiones de otros poderes y sensible a la realidad social.”
Al cierre del año, se puede decir que la gestión de Rodríguez Mondragón ha sido fructífera para la Sala Superior. Atajó los problemas internos, que han sido uno de los males persistentes de la actual integración y sorteó las presiones que suelen padecer los tribunales.
En los hechos, su tarea ha sido la de los jinetes en las tormentas, enfrentando las vicisitudes del camino sin perder el rumbo. Para nada es sencillo y mucho menos en un área que tiene como tarea esencial la de pacificar la disputa por el poder político.
Rodríguez Mondragón, como buen juez constitucional, sabe que una parte de su trabajo es el de la resistencia y más aún en coyunturas complejas como las que le tocó sortear.
Logró atajar críticas e insidias con una conducción adecuada de la Sala Superior. Quedó claro, por lo demás, que actúa como el juez que es y no bajo criterios partidistas. Es más, está logrando transmitir la coherencia que se requiere en las resoluciones del Tribunal, ya que la impartición de justicia tiene que hacer del sistema normativo, un referente predecible y estable.
Rodríguez Mondragón al respecto señala: “en palabras de Ronald Dworkin, se trata de una obra coherente que se redacta sucesivamente por distintos autores, a lo largo del tiempo”.
Esto tiene mérito, porque el Tribunal Electoral mantiene altos niveles de aprobación ciudadana y cuenta con la confianza de las fuerzas políticas, aunque estas últimas son reacias a aceptarlo.
Pero más importante aún, tiene el respaldo de la ciudadanía, la que le otorga a las autoridades electorales una aprobación del 80 por ciento.
Un año más del Tribunal Electoral y con el horizonte inmediato de las contiendas en el Estado de México y en Coahuila, dos asignaturas que irán definiendo las perspectivas para el 2024, con todo lo que ello implica.
@jandradej
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