CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS.– La Fiscalía de Nueva York afirma que Genaro García Luna inició sus presuntas actividades delictivas desde que asumió la titularidad de la Agencia Federal de Investigación (AFI) en 2001 y que las continuó aún después de abandonar el servicio público. Inclusive sostienen que habría seguido con actividades ilegales desde la propia prisión.
La defensa de quien fungió como secretario de Seguridad Pública pidió que los cargos contra su cliente se cancelaran debido a la prescripción, ello como una medida estratégica y que no implica la discusión sobre el fondo del proceso.
El centro del litigio, en estos momentos, consiste en establecer el tablero en que se realizará el juicio el próximo año, delimitando el número de imputaciones y revelando, con la claridad posible, el número de testigos de cargo.
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El fiscal Breon Pace dice que cuenta con 15 testigos de seguridad pública y seis testigos cooperantes. No se conoce con claridad quiénes son estos personajes, aunque entre ellos se encuentra Jesús “El Rey” Zambada, hermano menor de Ismael “El Mayo” Zambada, quien también hizo acusaciones en contra de Joaquín “El Chapo” Guzmán.
“El Rey” fue capturado en 2010 y extraditado a los Estados Unidos, justo cuando García Luna era el responsable principal del combate a las drogas. La defensa utilizará este hecho, para descalificar al que parece el testigo principal del supuesto vínculo de García Luna con el Cártel de Sinaloa.
La reflexión es la siguiente: ¿cómo explicar complicidades con la agrupación criminal sinaloense, si se le pegó al grado de enviar a una cárcel a uno de sus operadores más relevantes?
En efecto, el combate al Cártel de Sinaloa tiene diversas aristas, que pasan por la disolución del grupo de los Beltrán Leyva y de capturas como las de Edgar Valdés “La Barbie”, donde la participación de la Policía Federal resultó central, en su momento.
Por lo pronto, las imputaciones contra el exsecretario de Seguridad Pública, son por conspirar para la distribución internacional de cocaína, para poseerla con fines de comercio y por hacer declaraciones falsas.
Ese es el meollo del asunto, saber si García Luna colaboró con “El Chapo” Guzmán a lo largo de décadas o desmontar esa historia obteniendo la absolución. Nada sencillo y menos en un momento en que todo se asemeja a una especie de boxeo de sombra, o más aún, de sombras.
Pareciera complejo el probar que uno de los arquitectos de la estrategia de seguridad de dos presidentes, Vicente Fox y Felipe Calderón, en realidad haya sido un infiltrado y que sus enemigos, dentro del propio gobierno, que tuvo muchos, no lo hayan advertido. Por ejemplo, ¿qué supieron en el CISEN y en las áreas de inteligencia del Ejército y, particularmente, de la Armada Marina? Una complicidad de esa extensión y consecuencias ¿pudo pasar desapercibida?
Hasta ahora no se conocen informaciones relevantes al respecto, como no sean las que provienen de los propios participantes en las tramas acusatorias y que tienen un interés específico en que García Luna permanezca tras las rejas.
Quizá habría que indagar, con mayor ahínco, pleitos internos como el que derivó en la “operación limpieza” en la PGR, donde hay personajes clave que tienen mucho que decir al respecto.
Hay dos asuntos que no se pueden perder de vista. El primero es que García Luna no ha dado señales de estar negociando una reducción de condena y que, por otro lado, los fiscales se mantienen firmes en sus acusaciones.
Es decir, hasta ahora, todo indica que el exjefe policiaco se declarará inocente y enfrentará el juicio en esos términos y que la parte acusadora trabaja para lograr una condena.
Hay mucho en juego, por supuesto, donde del veredicto que se dicte en su momento, se desprenderán narrativas que impactarán en el panorama político mexicano.
Como en todo juicio, será hasta que este entre en su fase pública cuando se puedan conocer los alcances específicos de una de las acusaciones más relevantes contra un exservidor público mexicano.
Hace años, en una conversación con el propio García Luna, me dijo que uno de los secretos de la entonces AFI, era que toda la información estaba compartimentada. Nadie, excepto él, tenía la película completa de las investigaciones de alto impacto.
Quizá en ello esté su salvación o su condena. Más temprano que tarde lo sabremos.
@jandradej
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