EMEEQUIS.– El pasado fin de semana, las tendencias en las diversas redes sociodigitales nuevamente se centraron en dialogar sobre el gobernador de Nuevo León, Samuel García, y su esposa Mariana Rodríguez, esto tras la difusión de una serie de fotografías que ellos emitieron vía Instagram.
Las imágenes en esta ocasión no se centraban en eventos, ropa o actividades excéntricas, que son característicos de la pareja, sino más bien fue a partir de la decisión que tuvieron de adoptar por un fin de semana a un niño de 5 meses con discapacidad.
El punto que generaría la molestia fue a partir del abuso de poder que ejercieron al sustraer al menor del DIF Capullos. Lógicamente el uso del niño iba de la mano de continuar con la narrativa sentimental que han venido construyendo desde que asumiera el cargo Samuel García. Y en la que Mariana Rodríguez a sido una pieza fundamental para apelar a la emotividad, al ser la protagonista de acercamientos con los distintos orfanatos o albergues del DIF en Nuevo León.
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Para ello basta recordar el caso en el cual la primera dama de Nuevo León decidió cortarse el cabello en apoyo a una niña con cáncer. Este suceso, además de replicarlo en sus redes sociales, fue el foco de atención de medios de comunicación y, por supuesto, del debate en las redes sociodigitales. El objetivo de este tipo de acciones era mostrar a Mariana Rodríguez como una persona sensible y muy cercana a los niños.
Esta formula permitiría que en cuestión de días la estrategia en materia de comunicación política del actual gobierno se centrara precisamente a destacar la bondad de la pareja. El punto importante de todo esto, es que los estrategas del gobernador jugaron con un elemento muy complejo al momento de hacer una campaña basa en las emociones, olvidando la parte sustancial de toda campaña de comunicación política: un concepto racional que permita darle certeza a la ciudadanía del correcto ejercicio del poder.
FALTA SUSTANCIA EN LA ESTRATEGIA
El ingrediente principal de la campaña de Nuevo León es apelar todo el tiempo a las emociones de la ciudadanía, sin importar el costo que esto represente. Un gobierno que todo el tiempo esta jugando con la emotividad de las personas debe tener conciencia que en determinado momento esto puede salirse de control y comenzar a generar un efecto negativo. Y esto es lo que básicamente estamos viviendo con el caso del uso de un menor de edad, el cual fue sustraído con toda la intención de ser sólo un elemento más de los intereses políticos de la actual administración del estado.
En todo caso Samuel y Mariana deberían comenzar a reflexionar si su comunicación política debe estar basada en jugar con la emotividad de los receptores o en lograr un cambio sustancial en las políticas públicas que se traduzca en la mejora de la calidad de vida de los nuevoleonenses. Sin duda esta es la primera llamada de atención de un posible escenario de crisis para la joven pareja.
@LuisHurRa