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El método Roemer: cómo, cuándo y dónde ocurrieron más de 60 abusos

En la Guarida del Abuso de la Roma, en Santa Fe, en Acapulco, en San Francisco y hasta en TV Azteca. Un análisis de las denuncias muestra 4 casos de violación, 8 de acoso y 23 de abuso sexual. “Roemer le apostó al silencio de las víctimas”, señala especialista.

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EMEEQUIS.– Una sala llena de fotografías con expresidentes y diplomas. Un sótano oscuro que sirve como cuarto de proyecciones cinematográficas. Una habitación de hotel donde se aloja una candidata a un puesto laboral. El método con el que Andrés Roemer Slomianski abordó a decenas de mujeres se inscribe en el “pacto patriarcal” en que se amparan muchos hombres poderosos. “Le apostó al silencio de las víctimas”, señala Mauro Vargas, de GENDES, una organización especializada en masculinidades.

Un análisis de las acusaciones públicas recopiladas por la colectiva Periodistas Unidas Mexicanas (PUM) muestra 4 casos de violación, 8 de acoso y 23 de abuso sexual. A partir de una revisión de estas denuncias, esta revista digital detectó que 24 de estas conductas ocurrieron en su casa-oficina ubicada en la Plaza Río de Janeiro, colonia Roma. Otras tantas las perpetró en su domicilio en Santa Fe, en Acapulco, en un café, en un restaurante, en un hotel capitalino y hasta en San Francisco, California, cuando era cónsul. Una de las denunciantes asegura haber padecido acoso en las oficinas de TV Azteca.

 Recopilación de los ataques de Roemer.

La mayoría de estos encuentros tenían motivos profesionales. Tras la insistencia del potencial empleador, una veintena de mujeres terminaron en la Guarida del Abuso, la casona frente a la Plaza Río de Janeiro, sede oficial de su asociación civil Poder Cívico. En otro encuentro, también profesional, la solicitante fue sorprendida en su propio cuarto de hotel.

Roemer promete empleo, alaba la inteligencia, finge prestar atención a los proyectos profesionales… De pronto, interrumpe: “¿Te pusiste ese vestido para enseñarme las piernas?”. “¿Has tenido sexo con una mujer?”.

 La Guarida del Abuso. Foto: Alejandra Crail.

Los años varían, 2008, 2017, 2020… al igual que los nombres de las sobrevivientes. La única constante en las historias es aquel exfuncionario de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), exconductor de TV Azteca y exembajador de Buena Voluntad de la UNESCO.  

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Roemer cierra la puerta tras de sí, en algunos casos con llave. Mira fijamente a la mujer que está frente a él, se acerca despacio y hace su primer movimiento: arrastra sus manos hasta las piernas de la joven que está en ese espacio aislada, sola. Gritos de auxilio ahogados por un silencio del otro lado de la puerta. “No hay nadie en la casa, nadie te va a escuchar”. Roemer se baja el pantalón, saca el pene y comienza a masturbarse. El miedo, el terror, la parálisis.   

“Me congelé. Crucé los brazos sobre mis piernas y me las descruzó. Me aventó y tal cual entró en mí sin condón”, contó una mujer que en 2008 le pidió orientación para definir qué carrera debería elegir y que terminó tomando una pastilla anticonceptiva de emergencia tras la agresión sexual.

“Comencé a correr alrededor del sillón para evitar sus manos sobre mí. Me dijo que le excitaba que parecía de 16. Yo lloraba y le pedía que me dejara en paz. Me violó”, publicó la actriz que en 2008, a sus 23 años, fue agredida sexualmente en la Guarida del Abuso. 

“Me dijo que era un gran amigo de (Ricardo) Salinas Pliego. (…) Se empezó a masturbar y luego comenzó el abuso sexual (violación)”, detalló la periodista que acudió confiada en que Roemer podía ayudarle a obtener un puesto con un mejor salario en 2017.

“Entré en shock. Me empezó a tocar y sin más detalles me violó”, escribió la joven que viajó a la Ciudad de México, en 2020, con la promesa de consolidar tres proyectos con Roemer, quien reservó el hotel en donde la atacó. 

Estas cuatro denuncias en contra de Roemer, recopiladas y publicadas por la colectiva PUM, representan el punto máximo de la lista de violencias que presuntamente cometió el conductor. Forman parte de las 61 denuncias que esta organización feminista ha recibido y recopilado desde 2019, cuando en el marco del movimiento #MeToo surgieron los primeros tres señalamientos contra el conductor y que se extendieron hasta este 2021, cuando la bailarina Itzel Schnaas denunció públicamente el abuso sexual que vivió a manos de Roemer.

El análisis realizado por esta revista digital muestra que hay al menos 35 casos que se han hecho públicos –algunos con nombre y otros bajo anonimato– en los que el conductor emitió comentarios lascivos, realizó insinuaciones sexuales, tocó sin consentimiento a las mujeres que estaban con él, se masturbó frente a ellas o bien, las violó. 

En todos los casos se podrían configurar faltas administrativas –los menos– y delitos enmarcados en el Código penal –la mayoría.

CONSTRUIR UN MÉTODO DE ABUSO

Andrés Roemer tiene tez blanca, es rubio, con poder económico, político, mediático, intelectual y cultural. Posee vínculos sólidos con otros personajes de poder. En la escala del privilegio masculino, explica Mauro Vargas, de la asociación Género y Desarrollo, A.C. (GENDES), Roemer está en la cúspide y por ello rompe con el estereotipo, el imaginario colectivo, de lo que se identifica como un hombre violento. 

“Se amparó en la imagen de sí mismo –incluyendo el ser rubio, porque en este país eso se traduce en privilegios– y dos factores que le permitieron transgredir a decenas de mujeres: el pacto patriarcal y la impunidad. Todo ello le dio el poder para controlar y dominar”, detalla Vargas.  

La cultura patriarcal, aunque tiene fisuras, mantiene al machismo galopando en el país y, en suma, se defiende con más violencia, advierte el especialista en masculinidades. En este contexto, el privilegio histórico masculino que pasa por otorgar el poder para dominar y controlar a las mujeres continúa arraigado en muchos hombres que ni siquiera pueden reconocerse a sí mismos como violentos. 

“Roemer le apostó al silencio de las víctimas”, afirma.

 Andrés Roemer en la Ciudad de las Ideas. Foto: Hilda Ríos / Cuartoscuro.com.

El caso de Roemer, un hombre que tiene incluso un libro sobre marco legal relativo a la violencia sexual –prologado por la actual secretaria de gobernación, Olga Sánchez Cordero– deja ver que el conocimiento teórico de la violencia no es una limitante para ejercerla. El uso del poder de forma negativa es aquel que somete a un grupo para favorecer a otro y uno de los mayores mecanismos es aquel que se traduce en violencia sexual.  

“Se nos ha educado que los cuerpos son vistos como territorio de conquista, apostando a la satisfacción masculina. El sexo es, entonces, control y posesión, así se construyó la pedagogía social que tenemos que transformar”.

En suma, se ha rodeado de personas que han validado comportamientos machistas, misóginos e incluso violentos, como parte del pacto patriarcal que está presente en la sociedad.  

Uno de los casos más representativos es precisamente el de Ricardo Salinas Pliego, quien respondió en redes sociales sobre el caso: “no ceder ante chantajes y mentiras”. Apenas en el marco de la marcha del 8 de Marzo, el empresario suspendió la transmisión del programa “De cabeza con Andrés Roemer”. Sin embargo, ha evitado pronunciarse sobre las violencias que se le atribuyen a su socio, a pesar de que algunos abusos sexuales se habrían cometido en TV Azteca. 

El especialista en masculinidades dice que el caso de Roemer muestra un método afinado de violencia sistemática, no es el único, “abundan”, pero el logro está en la visibilidad que ha adquirido a partir de las sobrevivientes que han roto el pacto de silencio. “Es un punto de quiebre”.

DENUNCIAS PÚBLICAS QUE REVELAN DELITOS

Las cuatro denuncias por violación que se han dado a conocer se insertan en lo que el Código Penal define como el delito que comete alguien que, por medio de violencia física o moral, introduzca su pene o cualquier objeto por vía vaginal, anal o bucal. La sanción enmarcada en el artículo 174 señala una pena que va de los seis a los 17 años de prisión. 

Pero no son los únicos delitos que podrían ser sancionados por una autoridad. Están, por ejemplo, ocho casos que podrían enmarcarse en lo que el Código Penal define como acoso sexual, es decir: la solicitud de favores sexuales para sí o la realización de una conducta de naturaleza sexual indeseable para quien la recibe, que le cause un daño o sufrimiento psicoemocional que lesione su dignidad.

La sanción es de uno a tres años de prisión y es más grave si existe una relación jerárquica derivada de relaciones laborales o cualquier cosa que implique subordinación. Además, si la persona que agrede es servidor público, esto aumentaría la pena.

Las denuncias que se han hecho públicas muestran a un Roemer que entra al baño y sale de pronto desnudo, apenas con una bata cubriéndole el cuerpo, para luego acercarse a una joven, besarla a la fuerza y hacerle comentarios sexuales. Pedir que le presenten a jovencitas de entre 15 y 20 años para tener sexo con ellas. Bajarse los pantalones y decirle a alguien a quien citó para una entrevista laboral: “quiero coger”. En su oficina de TV Azteca: bajarse el pantalón, colocar su pene en el escritorio y pedir que su entrevistada le haga sexo oral.   

“¿Te gusta el sexo o te asustas de esos temas?”. “¡Qué ricas chichis tienes!”. “¿Estás depilada?”. “¿Has tenido sexo con hombres mayores?”. “¿Cuántos años tiene el hombre mayor con el que has estado?”. “¿Te gustan las minifaldas?”. Todas frases dichas por Roemer en ese mismo contexto. 

EL ABUSO SEXUAL

El recuento muestra que en al menos 23 ocasiones cometió abuso sexual, el delito que el Código Penal define como el acto sexual que alguien ejecuta, obliga a observar o a ejecutarlo sin consentimiento y sin el propósito de llegar a la cópula. 

El acto sexual es cualquier acción dolosa, con sentido lascivo y caracterizada por un contenido sexual que se ejerza sobre un sujeto pasivo y se castiga con uno a seis años de prisión. 

Así, en la Guarida del Abuso, Roemer se bajó los pantalones una y otra y otra y otra vez frente a mujeres que acudían por cuestiones laborales, para luego comenzar a masturbarse frente a ellas, a veces tocándolas sin su consentimiento, otras sólo observándolas.

Ellas, sorprendidas, congeladas ante el abuso, llegaron a decir que prefirieron esperar a que eyaculara para evitar que se pusiera violento, que las tocara y que el abuso subiera de nivel.  

“De un momento a otro ya lo tenía encima de mí con el pene de fuera”, reza una denuncia de una historia de 2011. 

“Escuché un jaleo. Me di vuelta y estaba detrás de mí, con el pantalón desabrochado y masturbándose. Me puse muy loca, hasta le rompí los lentes”, contó Marina Magro sobre lo que vivió en 2013.  

“Me excita tanto que seas la sobrina de mi amigo”, le dijo a Teresa Zaga-Cohen mientras su mano recorría sus piernas hacia el pubis en 2018. 

“Se hincó frente a mí, se sacó el pene y se empezó a masturbar. Yo solo veía a la pared para no observar lo que estaba pasando. Fui muy clara que no me podía tocar, lo amenazaba con gritar y él sólo me pedía acercarse”, contó Fernanda a la revista Quién, sobre la amarga experiencia de 2019. 

En otras ocasiones, el abuso fue en lugares públicos: la calle, un restaurante, una cafetería. Una de las denunciantes recuerda que deslizó su pie descalzo por debajo de la mesa y lo introdujo por debajo de su falda.

Las pintas frente a la casa de Roemer. Foto: Andrea Murcia / Cuartoscuro.com.

Al término, amenazas, solicitudes. “Guarda este secreto”. “Tú sabes quién soy”. “Soy amigo de Salinas Pliego”. En otros: billetes, miles de pesos para tratar de comprar el silencio. En muchos: la entrega de libros autografiados.

Con su método, Roemer ha marcado a por lo menos 35 mujeres que han hecho públicas sus historias de violencia, a otras más se les ha insinuado, sin poder llegar a concretar las agresiones, mientras que otras mujeres aún no se han atrevido a hacer pública su historia. Tan sólo PUM ha recolectado 61 testimonios. 

Algunas personas, como los miembros del Consejo Consultivo de la Ciudad de las Ideas, ya se desmarcaron de Andrés Roemer y del proyecto, así como la UNESCO, organismo que lo retiró del cargo. Mientras tanto, la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México ya abrió una carpeta de investigación que contiene algunas de las denuncias contra el conductor.

@AleCrail



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Alejandra Crail



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