EMEEQUIS.– Para el gobierno de Estado Unidos (EU) –que llevó a juicio por posible protección al narcotráfico a Genaro García Luna– la organización de Los Beltrán Leyva –con la que, antes de su separación del Cártel de Sinaloa (CDS), presuntamente habría pactado el funcionario a cambio de sobornos– se volvió un grupo residual que, ahora, depende de sus alianzas con cárteles superiores para ingresar cocaína a ciudades estadounidenses y mantener territorios en aquel país en cuanto a distribución de narcóticos se refiere.
Su debilitamiento, según el análisis que realizaron órganos de inteligencia de EU y de combate al crimen transnacional, se debió, precisamente, a la pérdida de protección política que tenían hasta el más alto nivel, lo que derivó en la caída de sus mandos –mientras el CDS se fortalecía–, la pérdida de plazas y el debilitamiento a través de las bajas humanas por el combate armado.
No obstante, a diferencia de lo declarado desde el gobierno de Felipe Calderón –al que los propios exintegrantes de este grupo han señalado de complicidad en cortes norteamericanas– Estados Unidos no considera a los Beltrán Leyva un cártel extinto, y lo mantiene como una de las nueve organizaciones del narcotráfico más importantes en México, que ahora se potencia mediante acuerdos y colaboración entre cárteles.
El apartado de la organización de los Beltrán Leyva en el reporte del Congreso de EU.
REPORTE DEL CONGRESO DE EU
Antes de 2008, “la organización Beltrán Leyva (OBL) formaba parte de la Federación de Sinaloa y tenía acceso controlado a la frontera de Estados Unidos en el estado mexicano de Sonora. Los hermanos Beltrán Leyva desarrollaron lazos estrechos con el líder de Sinaloa, Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, y su familia, junto con otros máximos líderes del grupo con sede en Sinaloa.
“El arresto en enero de 2008 del líder de la OBL, Alfredo Beltrán Leyva, a través de información de inteligencia supuestamente provista por Guzmán, desencadenó la escisión de los Beltrán del Cártel de Sinaloa. Las dos organizaciones han seguido siendo rivales acérrimos desde entonces”.
Lo anterior remembranza sobre el origen del debilitamiento de la parentela Beltrán es parte del último informe “Mexico: Organized Crime and Drug Trafficking Organizations”, del Congressional Research Service (órgano de investigación del Congreso de EU).
Esta información se alinea con lo expuesto por los testigos presentados por la fiscalía en la Corte de Brooklyn durante las primeras semanas de juicio contra Genaro García Luna.
Testigos como Sergio Villarreal Barragán, “El Grande”, exjefe de sicarios de los Beltrán Leyva, sitúan el inicio del ocaso de este cártel –en comparación con el poderío que tenía antes, con la Federación– tras la detención de Alfredo Beltrán, “El Mochomo”, el 21 de enero de 2008, debido a que los hermanos acusaron al “Chapo” de proporcionar datos precisamente a García Luna –con quien, a decir del Grande, tenían un pacto de protección–, por lo que la supuesta traición fue consumada por quienes, a partir de entonces, pasaron de aliados a enemigos.
“El Grande”, incluso, testificó durante la ronda de incriminaciones que Arturo Beltrán inhabilitó el séquito de seguridad de García Luna y lo “levantó” durante un trayecto en carretera para llevarlo a una casa de seguridad y exigirle que se definiera en cuanto a la guerra ya en curso entre los Beltrán Leyva y la facción que quedó en manos del “Chapo” Guzmán e Ismael Zambada García, “El Mayo”.
Áreas de dominio de los cárteles.
LOS REVESES DEL CÁRTEL
En el seguimiento histórico a la organización criminal, el National Drug Threat Assessment (NDTA) de la DEA (Administración Antidrogas de EU, por su traducción al español) refiere que los Beltrán sufrieron una serie de reveses a manos de las fuerzas de seguridad mexicanas, comenzando con la muerte violenta de Arturo –quien habría ‘levantado’ a García Luna y era enemigo directo del “Chapo”– a manos de fuerzas armadas en 2009, seguido por el arresto de Carlos Beltrán Levya.
En 2010 –cuando el gobierno de Calderón presumía al cártel desarticulado–, la organización tuvo un cambio rotundo cuando el hermano restante, Héctor Beltrán Leyva, tomó los remanentes de su agrupación y lo renombró como el Cártel del Pacífico Sur, señala la DEA.
Otra parte superior, agrega, tomó una facción leal a Édgar Valdez Villarreal, “La Barbie”, que denunció en una carta pública al grupo de García Luna en el que incluía a sus operadores Luis Cárdenas Palomino, Ramón Eduardo Pequeño García y Mario Arturo Acosta Chaparro, general asesinado que habría presidido juntas entre narcos, de recibir sobornos de los cárteles y brindar protección. Esa facción formó el Cártel Independiente de Acapulco, que lideró “La Barbie” hasta su arresto en 2010.
El también denominado Cártel del Pacífico Sur, continúan los informes, “pareció retomar el nombre de Organización Beltrán Leyva y logró un renovado protagonismo bajo el liderazgo de Héctor Beltrán Leyva, hasta su detención en 2014”; es decir, dos años después del sexenio de Calderón, cuya administración aseguraba haberlos repelido.
Héctor Beltrán Leyva falleció en noviembre de 2018 por un infarto. Se encontraba detenido en el penal de máxima seguridad del Altiplano desde marzo de 2016, “donde enfrentaba un proceso federal por diversos delitos”, según la Secretaría de Gobernación.
Los sistemas de inteligencia de Estados Unidos recuentan que desde 2010 han surgido organizaciones escindidas de los Beltrán Leyva, como Guerreros Unidos y Los Rojos, entre al menos otros cinco con raíces en el otrora cártel supuestamente protegido, antes de separarse de la Federación de Sinaloa, por el gobierno federal.
Los Guerreros Unidos, refiere también el órgano de investigación del Congreso norteamericano, trafica cocaína tanto al norte como a Chicago pero, según los informes que posee, “opera principalmente en el centro y los estados del Pacífico de Guerrero, México y Morelos”.
Asimismo, los trae a colación porque, menciona, presuntamente participaron en el asesinato de los 43 normalistas de Ayotzinapa, “quienes les fueron entregados por las autoridades locales en Guerrero, y luego quemaron sus cuerpos”, agrega en referencia a la versión oficial del gobierno mexicano.
Zonas de conflicto de los cárteles.
LA RUPTURA
En NDTA señala que, al igual que otras organizaciones para el tráfico de drogas, “se creía que los Beltrán Leyva se había infiltrado en los niveles superiores del gobierno durante al menos parte de su historia”, pero, advierte, “lo que sea que haya alcanzado alguna vez probablemente haya declinado significativamente después de que las autoridades mexicanas arrestaran a muchos de sus líderes”.
Para “El Grande”, ese momento fue la ruptura tras la caída de Alfredo Beltrán.
Javier Herrera Valles, exjefe de la División de Seguridad Regional de la Policía Federal que fue de los primeros en informar al presidente Calderón sobre posibles acuerdos con la delincuencia organizada por parte de Genaro García Luna, tiene una tesis al respecto.
Él considera que el objetivo de la denominada “guerra contra el narcotráfico” emprendida en 2006 era repeler a los rivales del Cártel de Sinaloa para mantener a esta organización criminal como la principal en México; es decir, eliminarle los competidores.
Hasta ahí, abatido el resto de cárteles y después de las disputas armadas, funcionaría esta “visión” de Calderón y su mano derecha, Genaro García Luna, similar a una “pax narca”. Pero todo se quebró con la detención de Alfredo Beltrán el 21 de enero de 2008. Los hermanos Beltrán Leyva acusaron de traición al propio exsecretario de Seguridad y a Joaquín “El Chapo” Guzmán de haber sido el conducto para la detención, al proporcionar ubicaciones y debilitar, internamente, su escudo de seguridad.
A partir de ahí, continúa este exmando de seguridad, se escindió el Cártel de Sinaloa, entonces conocido como La Federación, y se generó una vorágine de violencia en la que grupos grandes y residuales se enfrentaban entre sí, como también policías, cooptados por un bando y por otro.
Según la NDTA, publicado anualmente por la DEA, actualmente las facciones disidentes de los Beltrán Leyva se basan en alianzas flexibles con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), el Cártel de Juárez y elementos de Los Zetas para mover drogas a través de la frontera. Esos estupefacientes, precisa, incluyen heroína, metanfetamina, cocaína y marihuana.
Emanados de los Beltrán, la DEA considera a Los Rojos como un cártel independiente y una de las nueve principales amenazas a la seguridad de su país por el trasiego de drogas.
De ellos, advierte: “Los Rojos han operado principalmente en Guerrero y han dependido en gran medida del secuestro y la extorsión para obtener ingresos, así como el tráfico de cocaína.
AS su vez, el Congressional Research Service cita que “la DEA sostiene que Los Rojos operan en Guerrero, Morelos y otros estados mexicanos”, además de hacer mención que “aunque este cartel se identifica como una TCO (organizaciones criminales transnacionales mexicanas) importante en la NDTA anual de la DEA, algunos analistas sostienen que no se trata de un grupo significativo del narcotráfico”.
No obstante esas consideraciones, para EU es uno de los cárteles reconocidos por su incorporación al mercado estadounidense y una de sus amenazas.
Genaro García Luna enfrenta cuatro cargos relacionados con su presunta protección al CDS: conspiración internacional para distribuir internacionalmente cocaína; conspiración para distribuir y poseer premeditadamente cocaína, conspiración para importar cocaína, y declaraciones falsas ante agentes del Servicio de Aduanas e Inmigración.
Entre sus supuestos delatores están exmiembros de la organización de los Beltrán Leyva. La tesis de la fiscalía es que, después de la ruptura de la Federación, las corporaciones federales de seguridad apoyaron al “Chapo” para repeler a Los Beltrán y que ellos, como antes eran posibles aliados, conocían de la colusión gubernamental.
@axelchl
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