EMEEQUIS.– Ella no repetirá al frente de la mesa directiva. Al interior de la bancada de Morena ha tenido varios roces con sus compañeros. Aunque ha sido disciplinada y leal con su coordinador, Ricardo Monreal, quien hace un año generó las condiciones para que Martí Batres perdiera esa posición y, así, Mónica Fernández lo sucediera, la tabasqueña se ha enemistado con varios de sus compañeros, incluidos algunos que la respaldaron y le dieron su voto para presidir el Senado.
Basta recordar las maniobras que ejecutó al impedir que se sometiera a votación del pleno el dictamen de la Comisión del Trabajo que preside su compañero Napoleón Gómez Urrutia respecto a los “factureros”, con sanciones ejemplares al grado de equipararlo al delito de delincuencia organizada.
Por su parte, el PAN ha reclamado que le toca esa posición para el año 2020-2021, al configurarse como la segunda fuerza política en la Cámara Alta. Nada se ve más lejano que ese escenario. Morena no permitirá que la Presidencia del Senado quede en manos de un panista en pleno año de elecciones intermedias, en donde se juega su mayoría en la Cámara de Diputados, 15 gubernaturas y miles de cargos de elección popular que estarán en disputa en la jornada electoral del 6 de junio.
Ricardo Monreal no correrá el riesgo de dar margen para que se repita alguna maniobra política como la ocurrida en San Lázaro, donde la panista Laura Rojas, en su calidad de presidenta de la Cámara de Diputados, llevó a la mesa de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación la controversia constitucional respecto del decreto expedido por el presidente Andrés Manuel López Obrador, el cual regula la participación de las Fuerzas Armadas en labores de seguridad pública hasta el final de su mandato en 2024.
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El zacatecano Monreal no lo hará, porque su expertise político le permite vislumbrar que es un riesgo para su partido y para el actual gobierno dejar una posición de esa envergadura en manos de la oposición, justo en los comicios intermedios. Por eso jugará sus cartas. Tampoco es que su compañero Higinio sea la mejor opción para él, pero en todo caso es preferible pactar con el ala radical de su fracción parlamentaria, encabezada por el propio Martí Batres, a arriesgar con algún opositor en ese cargo.
Y SI NO ES HIGINIO, ¿QUIÉN?
¿Quiénes le competirán? Se habla de Eduardo Ramírez, Salomón Jara, Marybel Villegas, Malú Micher e incluso Julio Menchaca, pero sin duda habrá una negociación también con el bloque opositor en el Senado, que sí ha tenido la fuerza de frenar a Morena en algunas de sus intenciones, como aprobar un mando militar en la reforma constitucional que dio origen a la Guardia Nacional o aprobar un periodo extraordinario a fin de reformar la ley de presupuesto que dé al Jefe del Ejecutivo la facultad de modificar la repartición de lo dineros en casos como el que hoy vive México, con la emergencia sanitaria.
Es el pleno del Senado el que vota por la mesa directiva, por lo que resulta fundamental el apoyo de los opositores. Y ahí, la presidenta Fernández tampoco encontraría posibilidad de reelegirse pues tras diferencias con diversos senadores del PAN, como Gustavo Madero, en su desencuentro durante la accidentada toma de protesta a la presidenta de la CNDH, Rosario Piedra Ibarra, y del PRD, como el propio coordinador, Miguel Ángel Mancera, a quien recientemente intentó dejarlo sin grupo parlamentario al ordenar su fallida extinción. Ahora se ve imposible que logre apoyos.
En cambio, entre la oposición sí hay simpatías políticas y personales a favor de dos senadores punteros: Eduardo Ramírez, de Chiapas, e Higinio Martínez, del Estado de México. En los corrillos del Senado se dice que el año pasado la presidencia correspondió a una mujer y en aras de la equidad ahora toca a un varón ocuparla.
Eduardo cuenta con la simpatía de su coordinador Monreal y del coordinador del PVEM, el exgobernador chiapaneco Manuel Velasco. Ambos respaldos son valiosos por su cercanía con el Primer Mandatario. Sin embargo, si se trata de lograr un acuerdo de unidad entre los dos bandos que hay al interior del grupo parlamentario morenista en el Senado, seguramente la mejor opción sería Higinio Martínez, de innegable oficio y trayectoria política, quien definitivamente no actuaría como incondicional de su coordinador al gozar de peso propio.
Y es que aún cuando el senador Monreal tuvo un pie prácticamente en la Secretaria de Gobernación hace unos meses, cuando en Palacio Nacional se barajó la posibilidad de enviarlo al relevo de Olga Sánchez Cordero, hoy sería complicado hacer ese movimiento. El dominio de Monreal en el Senado es indiscutible e, incluso, ha tenido que entrarle al quite en la Cámara de Diputados.
Cuentan, por ejemplo, que debió meterse en cancha ajena al hablar con los diputados cuando la semana pasada estuvieron a punto de caerse las leyes T-MEC que el presidente de México llevará bajo el brazo en su reunión de este miércoles con el presidente Donald Trump.
El periodo extraordinario naufragaba porque a Morena y sus aliados les faltaba un voto en la Comisión Permanente. La convocatoria al Senado pasó sin problema y el coordinador Monreal se retiró a su casa, dejando el timón por completo al diputado Mario Delgado, acompañado del petista, Gerardo Fernández Noroña. Ambos se pelearon con los legisladores del bloque de contención integrado por PRI, PAN, MC y PRD, por lo que el periodo extra se perdió en la votación del domingo por la noche, cosa que encendió los focos rojos del Ejecutivo, que inmediatamente regresó al senador Monreal para rescatar el extra, objetivo que se logró al siguiente día por la mañana cuando los ajustes a la redacción de la convocatoria dejaron sin objeción a los opositores.
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Las leyes se aprobaron por ambas cámaras sin problema y Monreal se anotó otra a su favor. Sin embargo, aún se maneja la posibilidad de que pida licencia para ocupar algún otro cargo durante los meses clave del proceso electoral del 21. ¿Gobernación? ¿Alguna coordinación especial durante las campañas? El tiempo dirá.
De lo que no queda duda es que estará en el sitio que más convenga a los intereses de AMLO, en medio de la división que reina en la bancada senatorial de Morena, donde también hay influencia de personajes, como el catedrático John Ackerman y su esposa, Irma Eréndira Sandoval, quien insistió en que Monreal debata de “frente”, luego de acusarlo de jugarle las contras a la 4T por su entrevista con el periodista Carlos Loret de Mola y plantear su remoción como coordinador en el Senado.
La grilla morenista está que arde, veremos quiénes se queman y quiénes logran más y mejores alianzas de cara a las elecciones del 21, tan esperadas por los adversarios de la 4T.
@emeequis