EMEEQUIS.– A Ricardo Monreal Ávila poco le duró su papel de cruzado por la democracia. Ha colgado la coraza, el yelmo y demás utilería con la que interpretaba el papel de templario democrático. Y aunque conserva en el armario la toga de jurisconsulto, por ahora ha vuelto a esa naturaleza que le llena el alma como ningún tratado de Justiniano: nada menos que la del redomado cacique en la tierra roja de Fresnillo.
Y es que durante el receso legislativo previo al actual periodo de sesiones del Congreso, el senador zacatecano volvió al redil, transido de fe obradorista. Cuál habrá sido su camino de Damasco que dejó atrás todos los cuestionamientos a la jefa del gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, por su condición de favorita del presidente Andrés Manuel López Obrador para la nominación presidencial de Morena en 2024.
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En contraste, Monreal tuvo dos acercamientos con la consentida en las semanas recientes, primero el 30 de enero, en la reunión plenaria de Morena en San Lázaro, donde todo fueron sonrisas, besos y abrazos. Después, la visitó en la sede del gobierno capitalino, apenas en la víspera de la votación de la “cláusula de vida eterna” para chiquipartidos que, al rechazarse, desazolvó la tubería parlamentaria para dar paso finalmente al Plan B.
En especial este último encuentro de Monreal con Sheinbaum contó con fotografías, video institucional, y comentarios en redes de ambos obradoristas. Pero el guión de tan bonitas escenas fue concebido desde la recta final de 2022 por el productor de Palacio, de acuerdo con algunos de pormenores que no pudieron mantenerse en la reserva convenida, dado el encendido entusiasmo de los grupos involucrados.
El summum del asunto es sencillo: Monreal jugará por la presidencia, pero ganará la nominación al gobierno capitalino. A los que dejó viendo bizcos es a los legisladores de oposición, que una vez más fueron burlados por los movimientos de engaño de la escuadra que está a un tris de lograr la restauración del México predemocrático.
“Una reunión amigable”, así describió Monreal su encuentro con Sheinbaum.
PLAN B, EL BOLETO A LA BOLETA
Con la aprobación de la propuesta de rechazo a la “cláusula de vida eterna” el martes pasado, la mayoría obradorista del Senado encabezada por Monreal completó la votación favorable al paquete de reformas que desmantelan al INE, pues de haber sido votado en contra, la propuesta global del Plan B tendría que haber regresado a la Cámara de Diputados para una nueva discusión.
Por eso la relevancia de la votación de dicha cláusula, que permitía la transferencia de votos entre partidos coaligados electoralmente, no era en sí su contenido, sino su naturaleza instrumental para desatorar el paquete de reformas de AMLO.
Así, Monreal franqueó el camino para que la totalidad del Plan B cerrara su ciclo legislativo y pudiera emitirse el decreto respectivo. Pero además, él mismo se abrió paso para figurar de nuevo en las marquesinas de la sucesión obradorista.
El artífice de la maniobra fue Ricardo Monreal, que en diciembre se vistió rabioso guardián de la Constitución y lanzó una arenga juarista que convenció hasta a los más escépticos.
Pero como decía la tía Tencha: “Perro que da en comer huevo, aunque le quemen el hocico”. La reserva de la “cláusula de vida eterna” no era sino un ardid oficialista preparado para ganar tiempo, mantener inmovilizada a la oposición en el receso legislativo, y llevar la votación al último extremo de los plazos legales –abril es el límite para hacer reformas electorales.
ABRAZO DE ACATEMPAN
Por eso el arranque de 2023 quedó marcado por los requiebros de Monreal con Claudia Sheinbaum.
Atrás quedaron, al menos por ahora, todas las maniobras hostiles entre ambos personajes que a lo largo del año pasado alcanzaron sus más ásperas expresiones: los reproches de Monreal a Claudia y AMLO por haberlo dejado fuera de la nominación en 2017 porque, decía, él había ganado la encuesta “pero no la decisión de quien toma las decisiones”, así como los reclamos de piso parejo y la condena de la “campaña anticipada” e ilegal de la jefa del gobierno capitalino.
Atrás, la alianza de Claudia con el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, quien encarceló a José Manuel del Río Virgen, colaborador de Monreal en la Junta de Coordinación Política (Jucopo) del Senado.
También quedaron en el olvido las acusaciones de Monreal de ser atacado por el ejército de bots, decía, de Claudia Sheinbaum; las acusaciones de estar detrás de los ataques de la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, y el apoyo de Sheinbaum a Layda.
Pelillos a la mar. En la plenaria del grupo parlamentario de Morena el 30 de enero, Monreal no sólo dejó de lado cualquier reproche, sino que además justificó la presencia de Claudia Sheinbaum en la reunión de legisladores como necesaria porque “en la Ciudad de México detonan políticas públicas para el resto del país”.
E incluso enunció un mea culpa. “¡Quizá debimos invitarla antes!”. Claudia reviró con un encomio a la unidad del obradorismo. Y para la foto, el senador Alejandro Armenta alzó los brazos de Claudia en señal de victoria, mientras Monreal, con una amplia sonrisa, posaba al mismo tiempo la palma de su mano en el hombro de la precandidata.
Pero el momento cumbre fue la visita, el besamanos de Monreal para Claudia, en la víspera de la votación para desatorar el Plan B. La cámara los sigue con ambiciones documentalistas: Claudia camina por delante, como anfitriona, conduce a Monreal por los pasillos, por la antigua sala de cabildo, por la pinacoteca y demás recintos del viejo ayuntamiento, como diciendo, mira, esto será tuyo gracias a tu realineamiento.
Y, al final, la foto del beso y el abrazo entre los dos obradoristas, sí, como el de Acatempan entre Guerrero e Iturbide, que fue precedido por una carta de aquel, en el que escribió a éste: “Estoy a vuestras imperiales plantas”.
La capitulación de Monreal frente a la selección de Claudia como precandidata favorita es, sin duda, el gran evento político de la apertura de la temporada plenamente sucesoria –ya no adelantada–, y para el zacatecano no hay cielo que nuble su ostensible plenitud. Ni siquiera las protestas masivas contra su hermano David, a quien tiene de encargado en Zacatecas.
Y es que, después de todo, nadie puede decir a cabalidad que, en un eventual resbalón de Claudia, Monreal no sea el siguiente al bat. Por lo pronto, su nombre está de nuevo en la marquesina.
@emeequis
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