EMEEQUIS.– El ingeniero Alfonso Durazo, titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, está frente a su última oportunidad para mantenerse en el cargo o antes de que llegue el otoño se convertirá en la próxima baja del gabinete presidencial por los malos resultados en la pacificación del país.
Como si fuera un operativo policiaco, Alfonso Durazo está rodeado. Y muchos lo quieren ver salir con las manos en alto. Debajo de él, entre funcionarios de menor rango, cada vez hay más voces que critican su desempeño: desde los mandos castrenses de la Guardia Nacional, que lo ven “novato” en las tareas de inteligencia, hasta la tropa de la Policía Federal, que no siente su apoyo en operaciones de alto riesgo.
Las más recientes críticas las soltó David Pérez Esparza, titular del Centro Nacional de Información del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, quien a mediados de mayo estuvo muy cerca de renunciar, harto de la incapacidad de Alfonso Durazo. Pérez Esparza, un funcionario con doctorado en Ciencias de la Seguridad y que propios y extraños reconocen como un “obsesionado por la seguridad” y “adicto al trabajo”, ha repetido entre sus colaboradores que el secretario y su equipo cercano actúan con “ocurrencias” y que toman decisiones basadas en el ahorro y la austeridad, no en la técnica y los resultados.
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A los lados, entre los miembros del gabinete, Alfonso Durazo también está cercado por sus malas relaciones: en Palacio Nacional es sabido que su relación con el fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, se ha enfriado, al grado de que casi no se hablan. La distancia también es notoria con el almirante José Rafael Ojeda Durán, secretario de Marina, quien tras el “Culiacanazo” –el fallido operativo contra Ovidio Guzmán que terminó en la liberación del hijo del “Chapo”– expresó serias dudas sobre la idoneidad del sonorense para el cargo.
RESULTADOS EN TRES MESES, O TE VAS
Y ni hablar de las maltrechas relaciones con secretarios de Seguridad Pública en estados clave para pacificar el país, como Guanajuato o Jalisco, donde el gobierno federal no ha podido domar a los cárteles de las drogas.
Pero lo más preocupante para Alfonso Durazo está arriba de él: dos fuentes confirmaron a EMEEQUIS que el presidente Andrés Manuel López Obrador le exigió mejorar las cifras de seguridad en el país o, en tres meses, comenzará a buscar un reemplazo.
El informe del plazo fatal, según las fuentes, se dio a finales de abril, después de una reunión de trabajo entre el mandatario y el gabinete para revisar el estado del país durante la pandemia por Covid-19. Casi todos los secretarios y secretarias tenían buenas y malas noticias, pero el que tenía casi puras malas nuevas era Alfonso Durazo.
El 19 de abril había sido el día más violento de la historia moderna en México, a pesar de la jornada de sana distancia y de confinamiento social: 105 homicidios dolosos en 24 horas. Un día después, el récord se volvió a romper: 114 asesinatos. Y entre el equipo de Seguridad y Protección Ciudadana sabían que las cifras reales de delitos como asaltos, robos o extorsiones eran inusualmente altas, pero con un conveniente subregistro, porque la gente no está saliendo a las calles a denunciar ante ministerios públicos semivacíos.
OTROS PAÍSES MEJORAN
La ineficacia de Alfonso Durazo se acentúa si se compara con lo que está pasando en otros países durante la emergencia sanitaria: Francia, Alemania, Inglaterra han visto caer las cifras del crimen durante la pandemia, al igual que las ciudades más problemáticas de Estados Unidos como Chicago, Nueva York y Los Ángeles. En América Latina, Perú ha tenido una caída de hasta 84% en la criminalidad y hasta El Salvador ha tenido un ligero decrecimiento en los homicidios.
Pero México va en sentido contrario. La semana pasada, el 20 de mayo, Alfonso Durazo presentó el informe de homicidios durante abril. La presentación fue poco halagadora: 2 mil 950 homicidios en el mes pasado, 2% más que en diciembre de 2018, cuando el presidente arrancó el sexenio prometiendo que la violencia estaría contenida en sólo seis meses.
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“Durazo ya sabe que está en la mira. Cada vez se nota más que se está relegando y que es un lastre. Durante las últimas reuniones es claro que ya no tiene la confianza plena del gabinete”, confirmó una fuente consultada.
“Pero el presidente lo estima”, continuó la segunda fuente. “No lo va a humillar. Le podría buscar alguna salida digna, como la candidatura al gobierno de Sonora, aunque Durazo no tiene resultados que mostrar como candidato, ni es muy querido en la base de Morena”.
Pero Alfonso Durazo no quiere irse sin poner resistencia. En el entorno del sonorense aseguran que el secretario busca obsesivamente “un golpe de efecto” para convencer al presidente de que aún puede con el paquete. El plan perfecto, comentan, sería la recaptura (ahora sí exitosa) de Ovidio Guzmán, pero el plan más viable es otro: la aprehensión de otro tiburón del crimen organizado.
El objetivo más sonado es el fundador del Cártel Santa Rosa de Lima, José Antonio Yépez, “El Marro”, quien ha estado, al menos, tres ocasiones muy cerca de ser arrestado por fuerzas federales, pero ha logrado escapar. Su arresto le devolvería al secretario de Seguridad y Protección Ciudadana la han anhelada confianza del presidente y del gabinete.
Parece que es la última llamada para Alfonso Durazo: o rectifica ahora o mañana se unirá a la cifra de desempleados durante la pandemia.
@emeequis