EMEEQUIS.– A pesar de estar al borde de una cadena perpetua en Estados Unidos, tras ser encontrado culpable de colaborar con el Cártel de Sinaloa, los brazos de Genaro García Luna siguen moviéndose en las policías del país y tocan hasta la alta burocracia de la Ciudad de México, concretamente: la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, a cargo de Omar García Harfuch, quien es uno de los personajes más cercanos a Claudia Sheinbaum.
El 30 de septiembre pasado, uno de los hombres más cercanos a García Luna, su exsubsecretario Facundo Rosas, reapareció en la sede de la policía de la Ciudad de México y fue recibido entre aplausos como el orador principal en una reunión con altos mandos capitalinos y con proveedores privados de servicios de seguridad.
Esa reunión, celebrada en la sala “Honor y Justicia” de la Subsecretaría de Inteligencia e Investigación Policial, tenía como objetivo que Facundo Rosas retomara la influencia que alguna vez tuvo con los principales operadores de la seguridad pública en la capital, de acuerdo con dos asistentes que narraron a EMEEQUIS los detalles del encuentro.
Facundo Rosas es un hombre con un polémico pasado: es excomisario general de la extinta Policía Federal y ha sido señalado por exfuncionarios públicos y periodistas como integrante de la cofradía “Los 12 Apóstoles de García Luna”, quienes pactaban sobornos a cambio de dar protección al Cártel de Sinaloa. Entre los integrantes de ese club secreto están Luis Cárdenas Palomino e Iván Reyes Arzate, ya detenidos por tortura y narcotráfico y esperando sentencias en México y Estados Unidos, respectivamente.
En su hoja de vida está escrito que pasó seis meses preso acusado de orquestar el fallido operativo Rápido y Furioso, que permitió que cárteles, como el de Sinaloa, se armaran con calibres de alto poder provenientes de Estados Unidos. Posteriormente fue liberado, pese a los múltiples señalamientos de operar a favor del crimen organizado.
A pesar de esa reputación, Facundo Rosas fue invitado a estrechar relaciones y aumentar su poder sobre jefes de la policía capitalina a petición de Alfredo Almora, director de Manejo de Crisis y Negociación de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México.
Facundo Rosas: el hombre de la corbata roja. Foto: Especial.
A ESPALDAS DEL JEFE
Esa reunión se llevó a unos metros del despacho de Omar García Harfuch, jefe de la policía capitalina, quien no fue informado sobre esa junta, según las fuentes consultadas por este medio.
“Todo se hizo a espaldas del jefe (Omar García) Harfuch. Nosotros sentimos la obligación de hablar porque se tiene que saber que Facundo Rosas y quienes lo invitaron a la Secretaría representan los intereses de Genaro García Luna y no queremos que nuestra institución se manche”, aseguró una de las fuentes.
A esa reunión, organizada por Alfredo Almora —cuando Genaro Gacía Luna ya aguardaba el inicio de su juicio en Brooklyn, Nueva York— fue invitada Marcela Vera Torres, gerente general de la empresa privada JVP Private Security, con quien la dependencia capitalina tiene contratos millonarios, lo cual representaría un eventual conflicto de interés.
El encuentro con una decena de altos funcionarios quedó registrado en varias fotografías que circularon ampliamente entre grupos privados de WhatsApp de altos mandos policiacos. Entre ellos están las dos fuentes consultadas que enviaron una copia de esa imagen como prueba de la “infiltración” de Facundo Rosas en el gobierno capitalino.
“Alfredo Almora y Facundo Rosas son gente de Genaro García Luna. Eso se sabe desde hace años en la policía. Sin el conocimiento del jefe Harfuch, se están metiendo a la Ciudad de México, porque quieren volver a las influencias que tenían en sexenios anteriores e infestar de corrupción a la policía”.
La policía capitalina asegura que García Harfuch no estaba enterado de la reunión.
LA POLICÍA CONFIRMA LA REUNIÓN
EMEEQUIS solicitó a la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México una explicación por la presencia de Facundo Rosas en sus instalaciones. Mediante una tarjeta informativa con fecha del 1 de marzo, la dependencia confirmó que quien fuera mano derecha de García Luna sí sostuvo reuniones con mandos de la policía en áreas clave en el combate al crimen organizado.
Según la institución, en la reunión del 30 de septiembre se “recibió a representantes de empresas y asociaciones de seguridad privada, donde se propuso la creación de mesas de trabajo para diseñar protocolos de actuación y atención al delito de secuestro y extorsión”. Entre ellos, reconocieron a Facundo Rosas como “asesor” de la Asociación Mexicana de Empresas de Seguridad Privada (AMESP).
Sin embargo, en el directorio de la página de internet de la AMESP en ningún apartado aparece Facundo Rosas como asesor. De hecho, ese cargo no existe en la web de la asociación; sí existen presidente, vicepresidente, tesorero, vocal… pero ningún “asesor”.
“Nunca se habló de ningún protocolo de atención al delito. Eso es falso completamente. Se habló de que Facundo Rosas iba a ser presentado a más mandos para que les sirviera de guía para atender casos de alto impacto y empezaron por áreas clave para la investigación de casos de crimen organizado”, relató una fuente.
Entre el personal presente estaban integrantes de la Dirección General de Atención a Casos de Secuestro y Extorsión, Dirección General de Investigación Cibernética y Operaciones Tecnológicas, así como de la Dirección General de Análisis Táctico e Investigación de Gabinete.
“El secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch, no estuvo presente en esta reunión ni tenía conocimiento de los asistentes”, respondió la policía capitalina. “Es preciso destacar que el titular de esta dependencia no ha sostenido ningún tipo de comunicación presencial o vía telefónica con el señor Facundo Rosas ni existe ninguna relación personal o laboral con dicha persona”.
Una fotografía en la que todos sonríen a la cámara y la promesa hecha en la sala “Honor y Justicia”, de que los asistentes se tomarían “un cafecito de vez en cuando” con Facundo Rosas, sugiere lo contrario.
PRESUNTO HUACHICOLERO Y AMIGO DE LA POLICÍA CHILANGA
Como mano derecha de García Luna, los críticos de Facundo Rosas aseguran que fue uno de los principales operadores de las actividades ilegales de García Luna, quien el martes 22 de febrero fue hallado culpable en Estados Unidos por cinco cargos criminales relacionados con el tráfico de drogas, uno de ellos relativo a mentir a la autoridad migratoria sobre esos vínculos.
Al igual que García Luna, Facundo Rosas es un ingeniero egresado de la Universidad Autónoma Metropolitana seducido por el poder que le confería un puesto en el ámbito de la seguridad pública en el gobierno federal. Siempre debajo del llamado “arquitecto de la guerra contra el narco”, ambos estrecharon relaciones desde que en 2001 entraron a la Agencia Federal de Investigaciones, ese cuerpo de detectives que terminó por disolverse por estar infestado de corrupción.
En el sexenio de Felipe Calderón, Facundo Rosas fue director de Análisis Táctico, dos veces subsecretario de Seguridad Pública Federal y comisionado general de la desaparecida Policía Federal, su último cargo federal. En 2013 aceptó ser titular de la Secretaría de Seguridad Pública de su natal Puebla, pero no pudo terminar su encargo porque su fama de oscuro policía pasó del rumor a un testimonio en los despachos de la entonces Procuraduría General de la República.
El 14 de julio de 2015, soldados del Ejército mexicano capturaron en Tepeaca, Puebla, al entonces director general de la Policía Estatal Preventiva, Marco Antonio Estrada López, y al jefe del Grupo de Operaciones Especiales, Tomás Méndez Lozano, por servir como escoltas de un grupo de huachicoleros que transportaban gasolina robada a Petróleos Mexicanos en 31 camionetas.
Los medios locales reportaron que el director de la policía estatal Estrada López confesó en la vieja Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada que su jefe Facundo Rosas era parte de la red de huachicoleros y les ordenaba proteger a los criminales. Aquella mención resultó demoledora para el veterano espía.
Ante el escándalo, Facundo Rosas salió del gobierno estatal que entonces encabezaba el panista Rafael Moreno Valle para ponerse a disposición de las autoridades federales, quienes finalmente no presentaron cargos en su contra.
Facundo Rosas, a la izquierda de García Luna, en un evento de diciembre de 2011. Foto: Cuartoscuro.com.
FACUNDO ROSAS, HOMICIDA ACCIDENTAL
La renuncia al gabinete poblano había colocado a Facundo Rosas en las sombras del poder. Alejado del servicio público, su nombre apenas se pronunció en los años siguientes, mientras las autoridades de Estados Unidos armaban en silencio un caso criminal contra su exjefe García Luna.
Pero una mañana, su fotografía llegó de nuevo a las primeras planas: el 27 de enero de 2022, el exservidor público manejaba una camioneta de lujo con placas de Puebla cuando dio una vuelta imprudente en el cruce de las avenidas Insurgentes y Eje 10 en la alcaldía Álvaro Obregón en la Ciudad de México. Su vehículo impactó contra una enfermera que caminaba sobre el cruce peatonal.
La velocidad y el peso de la camioneta provocaron que la mujer cayera con la cabeza sobre el asfalto, lo que le provocó un severo traumatismo craneoencefálico. Pese al rápido arribo de personal del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas, la enfermera falleció en la vía pública.
Facundo Rosas fue detenido por homicidio culposo y trasladado ante un agente del Ministerio Público para que diera su primera declaración. Y mientras relataba los detalles del accidente vial, las autoridades capitalinas se dieron cuenta de un foco rojo que se encendía sobre su cabeza: el presunto homicida imprudencial tenía una orden de aprehensión pendiente en su contra por su participación en el fallido operativo “Rápido y Furioso”.
Ese mismo día, Facundo Rosas fue esposado, retirado de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México y trasladado a la Fiscalía Especializada en Materia de Delincuencia Organizada (FEMDO). Del asiento del conductor en una camioneta de lujo pasó al asiento de un avión de la FGR para llevarlo a un juzgado en Agua Prieta, Sonora, donde se había librado la orden de arresto en su contra por presuntamente permitir el trasiego ilegal de Estados Unidos a México de más de 2 mil armas de fuego para los cárteles de las drogas.
En la misma orden de arresto estaba el nombre de su exjefe García Luna, su amigo Luis Cárdenas Palomino, otros exfuncionarios federales y un capo a quien muchos señalan como su socio: Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”.
Facundo Rosas fue internado por este caso en el Centro Federal de Readaptación Social número 11, en Hermosillo, Sonora, que abandonó por órdenes de un juez, quien supuestamente no halló evidencias en su contra; apenas salió fue trasladado al Reclusorio Norte de la Ciudad de México para responder por el homicidio de la enfermera Estela Bárcenas, cuyo proceso abrevió ofreciendo dinero para obtener su libertad.
Desde entonces, Facundo Rosas había vuelto a las sombras. O, al menos, eso se creía. Hasta que un día reapareció a unos metros de la oficina del secretario Omar García Harfuch.
@oscarbalmen
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