EMEEQUIS.– El primero de julio de 2018, en Cuautepec –un municipio de Hidalgo dominado por el huachicol–, un agente de Seguridad Física de Pemex terminó calcinado en la batea de su camioneta; el cadáver, irreconocible. Un día antes, había sido levantado por un comando armado tras un enfrentamiento a tiros.
Por el grado de carbonización, el cuerpo era inidentificable, pero una versión de autoridades cuya identidad se resguarda sugiere que el elemento fue torturado y, después, los ordeñadores le rociaron gasolina y prendieron fuego.
El agente Miguel Ángel, de 50 años, murió quemado. Las llamas consumieron toda la piel y gran parte de los huesos, reducidos a cenizas, pero fue identificado porque la camioneta, también calcinada, en la que se encontraban sus retos, era la que él tenía a su cargo. Esa unidad había sido robada por los huachicoleros cuando lo privaron de su libertad.
Miguel Ángel es uno de los siete trabajadores de Seguridad Física de Petróleos Mexicanos asesinados, en cuatro ataques armados, desde 2018 por grupos dedicados al robo de hidrocarburo, pero no es todo: empleados de esta corporación viven bajo la amenaza directa de los cárteles y células de la ordeña: en cuatro años, han notificado a sus superiores 723 amenazas de muerte por la delincuencia organizada a causa del combate a este delito, prioritario en la estrategia de seguridad del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Lo anterior se basa en un informe de la Gerencia de Estrategia y Sistemas de Seguridad y Monitoreo de la empresa petrolera, que es parte de la respuesta a la solicitud de información 330023821000868 dirigida por EMEEQUIS.
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Los cuatro ataques armados en los que hubo siete muertos no son los únicos, en este lapso, Pemex recuenta 20 casos en los que sus agentes fueron atacados a balazos por los ordeñadores, cuando vigilaban ductos. En todos hubo heridos o fallecimientos, de acuerdo con la información oficial.
El 10 de octubre de 2018 otro elemento fue asesinado en la autopista Cosamaloapan- La Tinaja, en el Ejido Palma Alta, Veracruz. Dos patrullas recorrían la zona cuando presuntos traficantes de combustible, a bordo de tres camionetas, abrieron fuego. A consecuencia de los disparos murió el agente. En la zona fue asegurada una pipa con capacidad de 31 mil litros, la cual contenía hidrocarburo robado.
La madrugada del 31 de mayo de 2021, en San Juan del Río, Querétaro, elementos fueron emboscados por sujetos armados, que abrieron fuego. Por las heridas letales de los fusiles de alto calibre, uno de ellos falleció: Felipe, de 41 años.
Cuando intentaban huir para llevar a un hospital al agente herido –con un tiro en la cabeza, que lo desangraba–, el comando los persiguió y, como los agresores habían colocado ponchallantas en la carretera, a los elementos de Pemex se les reventó una, lo que acrecentó la ráfaga de disparos. Para ese momento, Felipe había muerto. Su cuerpo quedó recostado en el asiento trasero de la camioneta, con la bala letal.
Los sujetos huyeron con rumbo a Huichapan, Hidalgo, donde no fueron localizados.
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El 13 de agosto de 2020, un comando armado emboscó a los agentes de Seguridad Física de Pemex Leopoldo Felipe Guerrero, José Guadalupe Pacheco, Eugenio Cruz Mora y Óscar Valentín Reyes en las inmediaciones de la carretera 45 de San Juan del Río Querétaro, en la comunidad de Cazadero.
Los sicarios, a bordo de varias camionetas, asesinaron a tiros a los elementos, cuyos cuerpos quedaron tendidos –despojados de armas de cargo– junto a la unidad de la subdirección de Salvaguarda Estratégica en la que viajaban.
Este lugar colinda con Hidalgo, el estado más ordeñado del país desde 2018 y cuyos ductos son disputados por una decena de grupos de huachicoleros y cárteles, que han dejado una estela de muerte. El ataque fue atribuido al Cártel de Los Hades, entonces a cargo de Orlando Medina Velázquez, “El Fénix”, y Salvador Reséndiz Hernández, “El Rex”.
Las diferencias entre ambos capos los llevaron a enfrentarse. Los territorios se dividieron y entre ellos la disputa se hizo balas. “El Rex” fue detenido el 13 de octubre de 2021 en un operativo liderado por la Secretaría de Marina (Semar), pero su nuevo grupo, que adoptó su nombre, Los Rex, pelea el territorio a Los Hades, que, con base en inteligencia federal, crecieron al amparo de la protección del poder político local. Descabezar la hidra sumó más balas a la pugna sangrienta.
Parte de la respuesta de Pemex a la solicitud de información.
TERRITORIOS EN PUGNA
En Querétaro e Hidalgo, donde han ocurrido la mayoría de enfrentamientos, se ubican los principales cárteles dedicados al tráfico de crudo y los grupos de ordeñadores que son objetivos prioritarios en el combate a este delito.
Con base en informes de inteligencia federal a los que este medio tuvo acceso, las válvulas de Pemex son peleadas en Querétaro por tres cárteles: Santa Rosa de Lima, Jalisco Nueva Generación y Zetas Vieja Escuela. A éstos, se suma un grupo que inició en Palmillas, Querétaro, con la venta de cristal a traileros, pero migró a ductos y, después, al narcomenudeo: el ahora denominado Cártel de Palmillas o de Los Hades, con poder de fuego para hacer frente a sus rivales por el control de ductos, afincado también en Hidalgo.
Estas organizaciones criminales disputan las plazas de El Marqués, San Juan del Río, Corregidora, Pedro Escobedo y Querétaro capital.
En Hidalgo el tablero del crimen tiene más piezas: a Los Hades y Los Rex se suman el cártel de Pueblos Unidos, cuyo líder José Artemio Maldonado Mejía, “El Michoacano”, fue liberado el primero de diciembre pasado de la cárcel de Tula por un comando, en una operación que incluyó la detonación de coches bomba.
Ese, sin embargo, fue sólo un hecho en una cadena de enfrentamientos que han dejado cuerpos despedazados –en cajas, en bolsas, tirados en parajes–, y cadáveres maniatados, en cajuelas y en carreteras.
En la región del Valle del Mezquital, en el centro del estado, donde operan estos grupos, también se sitúan Los Americanos, en Tezontepec; El Chita, en Mixquiahuala, Actopan y Tetepango, y el Geisha, en el Cerro de la Cruz, en Tlahuelilpan; sin embargo, no son los únicos: el Cártel Jalisco, Los Zetas, La Familia Michoacana y la Unión Tepito igual están presentes, siempre con base en los informes de seguridad federales.
En la región del Valle de Tulancingo, donde se ubica Cuautepec, municipio en el que fue asesinado un agente de Seguridad Física de Pemex, lideran los grupos del Marino, Marín Cenobio Chávez, detenido el 23 de agosto por la Fiscalía General de la República (FGR); de Gabriel Rodríguez Hernández, “El Gabo”; de Cirilo Lira Gutiérrez, Don Lupe; de Emilio Campillo Batalla, “La Marrana”, y de Gerardo Olmedo Arista, “El Cochiloco”, exalcalde de Cuautepec de 2012 a 2016 (PRI-Nueva Alianza).
Elementos de seguridad de Pemex resguardan una toma ilegal en la Ciudad de México. Foto: Cuartoscuro.com.
LAS AMENAZAS
El celular era un animal vivo. La vibración incesante en la bolsa del pantalón hizo que el oficial descolgara. En la pantalla aparecía una leyenda: número privado. Puso el altavoz, mientras viajaba en el asiento trasero de la camioneta de Salvaguarda Estratégica: la voz del otro lado era un grito directo: ¡ya te cargó la verga!
El agente, cuyo nombre se omite por protección, fue amenazado en 2020. Lo cambiaron de región, pero a donde llegó opera también el cártel que cree que lo amenazó. Días antes habían asegurado unas camionetas con bidones en un poblado en los límites entre Hidalgo y Puebla. Los habitantes salieron a enfrentarlos con palos y piedras. Eran decenas de personas rodeando a los elementos a quienes amenazaron con amarrarlos y apedrearlos. Pidieron refuerzos y lograron salir, pero, después de que las corporaciones que los apoyaron se fueron, quedaron nuevamente solos en el lugar, donde ya habían sido ubicados por los huachicoleros.
El año en que este agente fue amenazado, trabajadores de Seguridad Física que patrullan ductos, resguardan perímetros y sueldan válvulas perforadas de las que se extrae el crudo notificaron a sus superiores 67 amenazas de muerte. Al año siguiente, 37 más fueron amenazados.
Los casos, sin embargo, han disminuido, según el informe de la empresa petrolera, ya que en 2018 hubo 350 amenazas y en 2019, 269.
En “Atrapado en el huachicol, testimonio de una infancia perdida”, publicado por EMEEQUIS, “Acarreador”, que fue uno de los menores reclutados por el crimen organizado para drenar los ductos de Pemex en Hidalgo y Querétaro por su habilidad para manejar vehículos pesados, pero a quien el miedo a morir destazado lo hizo abandonar esa vida cuando acrecentó la disputa entre cárteles, narró que en la ordeña la saña con la que acaban con los cuerpos es también un mensaje de poder: “o sea, no los matan a balazos, los empiezan a descuartizar, les quitan sus caras…”.
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En abril pasado, Pemex lanzó una convocatoria para buscar agentes de Seguridad Física. Invitó a personal militar en retiro o que hayan obtenido dignamente su baja de las fuerzas armadas, así como a personal activo con jerarquía de oficiales, tropa y/o marinería, “a trabajar dignamente en la defensa del patrimonio nacional”. El salario neto aproximado que ofreció fue de 19 mil pesos.
@axelchl