EMEEQUIS.– Un habilidoso tirador hirió al menos a tres militares, a dos policías de investigación, y mató al general brigadier del Ejército Mexicano y coordinador de la Guardia Nacional (GN) en Zacatecas, Silvestre Urzúa Padilla, la tarde del jueves 25 de noviembre pasado, en una brecha de la comunidad desértica de Jaltomate, en el municipio de Pinos, Zacatecas.
Al atacante solitario, quien se hallaba “pertrechado en un árbol”, según los informes oficiales, tuvieron que lanzarle una granada para anularlo. El hombre murió en el lugar. Pertenecía, de acuerdo con la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), al grupo delictivo denominado Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
El general Urzúa Padilla, quien sirvió por 40 años al Ejército, fue trasladado a un hospital de la cabecera municipal de Pinos, pero falleció cuando recibía atención médica. El resto de los heridos por el pistolero del crimen organizado, fueron trasladados en helicóptero a la capital zacatecana para ser atendidos.
Urzúa es el segundo general asesinado desde que el Ejército inició, durante el sexenio de Felipe Calderón, su participación en tareas de seguridad pública: el primero fue el general Enrique Tello Quiñones, quien fue secuestrado y torturado por miembros de la organización delincuencial conocida como Los Zetas, en 2009, cuando la llamada “guerra contra las drogas” se hallaba en una de sus crestas de violencia.
Trece años después, el crimen parece haber puesto de nuevo en la mira en altos mandos de las fuerzas armadas. Nada menos, el sábado pasado desapareció en Tapalpa, Jalisco el coronel José Isidro Grimaldo Muñoz, miembro del 16/o Regimiento de Caballería Motorizado, con sede en Nuevo Laredo, Tamaulipas.
El día 13 fue reportado oficialmente como desaparecido, y este jueves trascendió la noticia de que había sido hallado su vehículo en Tonalá, Jalisco, e incluso de que había aparecido su cadáver. Sin embargo, el gobierno de Jalisco desmintió la versión y señaló que el jefe militar continúa en calidad de desaparecido.
El 24 de mayo pasado, el general Luis Cresencio Sandoval, secretario de la Defensa Nacional, dio a conocer un informe sobre las bajas de miembros del Ejército en labores de seguridad pública, de acuerdo con el cual, 33 de ellos habían perdido la vida en acción, durante esta administración.
En el sexenio de Enrique Peña Nieto (2012-2018) perdieron la vida 99 elementos; en la gestión de Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) fueron 174 los efectivos fallecidos.
En total, de 2007 a mayo del 2022 fueron asesinados 306 militares en enfrentamientos.
Funerales del general Urzúa. Foto: Cuartoscuro.com.
PERSECUCIÓN A CAMPO ABIERTO
Habían pasado todo el día en cateos, aprehensiones y enfrentamientos con el crimen en el municipio de Pinos –de vocación turística, pues se trata de un “Pueblo mágico”, con vestigios de la pujanza minera de otro siglo–, cuya principal golpe había sido la captura de tres policías municipales del lugar, bajo imputaciones de secuestros y vínculos con el CJNG.
De ello derivaron dos enfrentamientos. En el segundo fue abatido el general. Las fuerzas oficiales –personal de seguridad pública y miembros de la Guardia Nacional– persiguieron a los criminales hasta Jaltomate, un poblado aislado de alrededor de 6 mil habitantes, a 25 kilómetros al suroeste de la cabecera municipal, ya en plenas llanuras desérticas, bordeadas de colinas enanas y rocosas, y preñada yucas, arbustos, nopaleras.
El sospechoso, que había escapado del primer enfrentamiento, corría por una brecha tendida entre tierras de labor, en reposo y desnudas, tras la etapa de cosecha. Las fuerzas de seguridad lo detectaron, de acuerdo con el relato oficial. Iba armado.
El general Silvestre Urzúa Padilla, a cuyo mando se hallaban mil 994 efectivos de la Guardia Nacional en el estado, incluidos los que lo acompañaron en los operativos de aquel día, decidió bajar de su vehículo oficial y perseguir personalmente y a pie, en compañía de sólo cuatro elementos, al presunto delincuente.
Pero el pistolero resulta un habilidoso tirador, “se pertrecha en un árbol”, y primero abate al general Urzúa, para después herir a los cuatro elementos que acompañan al general. Cómo sería su poder de fuego, que el personal de seguridad no logra neutralizarlo, hasta que le lanzan una granada, y muere en el lugar.
Los primeros reportes de prensa hablan de una emboscada. La jornada titula su historia: “Muere tras una emboscada el comisario de la Guardia Nacional en Zacatecas”, y destaca que “en la refriega fueron lesionados tres elementos de la Guardia Nacional y dos de la policía de investigación”.
La revista Proceso reporta que el general “encabezaba una operación de búsqueda, cateo y localización de delincuentes, cuando junto con sus acompañantes fueron emboscados por civiles armados”.
Pero el primero de diciembre, el subsecretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Ricardo Mejía Berdeja, presenta una cronología de los hechos en tres sencillos pasos:
Primer evento: Seis detenciones. Ese día, en diversos operativos y cateos, elementos de la Sedena y la GN lograron detener a tres policías municipales de Pino, Zacatecas; así como aprehender a tres generadores de violencia más, y liberar a una persona secuestrada.
Segundo evento: Se presentó un primer enfrentamiento en las afueras de la comunidad de Los Conos, a dos kilómetros de Jaltomate, Zacatecas. Como resultado, se detuvo a tres presuntos delincuentes.
Tercer evento: Se registra un segundo enfrentamiento en zona de cultivo en Jaltomate, donde un sicario lesiona al general José Silvestre Urzúa, quién pierde la vida al ser trasladado a un hospital de Pino, Zacatecas. El agresor fue abatido durante el enfrentamiento.
El general Urzúa, quien había sido jefe de Estado Mayor en la 36 Zona Militar (Tapachula, Chiapas) y en 27 Zona Militar (Guerrero), había asumido el mando de la GN en tierras zacatecanas el 4 de enero de este año.
Se desconoce el paradero del coronel Grimaldo, admite Sedena.
EL CASO DEL CORONEL GRIMALDO
El coronel del Ejército Mexicano, José Isidro Grimaldo Muñoz, de 52 años, miembro del 16/o Regimiento de Caballería Motorizado, con sede en Nuevo Laredo, Tamaulipas, decidió vacacionar durante los primeros días de diciembre el Tapalpa, otro “Pueblo Mágico”, pero este ubicado en Jalisco, cuyo atractivo principal son los paisajes naturales, montunos principalmente, y su producción artesanal.
El sábado 10 de diciembre sus familiares y compañeros de armas perdieron contacto con el coronel, mientras conducía su auto en aquel municipio. El día 13 se denunció formalmente la desaparición ante la Fiscalía General de Justicia de Jalisco, que emitió la ficha de búsqueda.
La prensa local reportó versiones de que el militar había sido secuestrado por miembros del CJNG. Y ayer, medios jaliscienses e incluso especializados en temas castrenses difundieron la versión de que el auto del coronel, un Mini Cooper blanco, había sido hallado en el municipio de Tonalá.
¿Dónde está el coronel Grimaldo? Foto: Especial.
De hecho se presentó la fotografía del automóvil con placas de circulación del estado de México. La unidad de la imagen difundida presentaba el medallón roto.
Comenzó a correr entonces la versión, también en medios de comunicación, de que había sido hallado ya el cadáver del coronel Grimaldo. En el noticiero matutino del periodista Ciro Gómez Leyva en Radio Fórmula, se reportó que el cuerpo del jefe militar había sido localizado junto a su celular y un arma de fuego.
Sedena no aclaró nada al respecto. Fue hasta muy entrada la tarde cuando el coordinador del Gabinete de Seguridad de Jalisco, Ricardo Sánchez Beruben, señaló que el coronel continúa en calidad de desaparecido, y su cuerpo no ha sido localizado, como trascendió desde la noche del miércoles.
“No hay ningún hallazgo que lo confirme; al momento se mantiene el operativo de búsqueda. Está siendo encabezada personalmente por el general de la comandancia de la XV Zona Militar (…), señal de que la mantienen”, dijo.
@estedavid
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