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CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS. La oposición está decidida a dar la pelea en el 2024. El primer paso son las elecciones de este año en el Estado de México y Coahuila. Ya tienen candidatos, serán Alejandra del Moral y Manolo Jiménez.
Es un hecho significativo, porque muestra que hay la disposición de ponerse de acuerdo, ante la circunstancia que atraviesa el país.
Al PAN, PRI y PRD, les gustan las conferencias de prensa y los presidiums repletos. Estaban todos los que tenían que estar, con alguna excepción, pero esta vez la imagen da pistas de cómo andan las cosas en esa coalición.
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Al frente, y de modo natural, estuvieron Marko Cortés, Alejandro Moreno y Jesús Zambrano. Cada uno de ellos manda en su partido, aunque hay matices diversos. No acudieron los senadores que no respaldan al líder de los priistas, pero también ellos apoyan ir en unidad. A estas alturas ya son pocos los que juegan con fuego.
Por eso importa describir las primeras líneas en el salón Emperador del Hotel Marquis. El diputado panista Santiago Creel tenía a su lado a la senadora Josefina Vázquez Mota, quien, por cierto, buscó la presidencia de la República en 2012 y quien preside ahora la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados quiere hacerlo en el 2024.
Para los panistas el escenario se está acomodando. Tendrán mano en la selección de aspirantes. Esto no quiere decir que, por necesidad, tenga que ser uno de ellos, pero cuentan con el saque, la bola está en su cancha, por el momento.
También se encontraban en el foco de las cámaras, el coordinador de los legisladores del PRI, Rubén Moreira, el ex secretario de Relaciones Exteriores y de Hacienda, José Ángel Gurría, la segura abanderada del PRI al Estado de México, Alejandra del Moral y la secretaria general de los priistas, Carolina Viggiano. En el tumulto, participaba Augusto Gómez Villanueva, un polítco sabio y que además conoce, como pocos, los resortes que mueven la vena restauratoria de la 4T.
El PRI es una suerte de engarce, de soporte para cualquier aspiración de éxito. Sin ellos es difícil plantear un escenario victorioso. Pero en menos de seis meses van a enfrentar una de las pruebas más difíciles y duras de su historia.
El PRD tiene mérito, porque los que aún continúan en sus alrededores, como el senador Miguel Ángel Mancera y el diputado Luis Espinosa Cházaro han resistido toda clase de presiones. Hay que recordar que una de las estrategias de Morena al arranque del sexenio y que tuvo un éxito, aunque sea realitivo, fue la de desmantelar a los grupos paralamentarios perredistas en el Senado y en San Lázaro. El método de la zanahoria y el garrote.
Mención aparte merecen los diputados mexiquenses Enrique Vargas y Omar Ortega. El primero, con el PAN, tenía todo el potencial para ser un candidato competitivo y dio un paso al costado, el segundo, desde el PRD, podía lograr los votos necesarios para mantener el registro partidario, pero al mismo tiempo suficientes para causar una catástrofe en caso de una contieda cerrada con Morena.
Siempre faltan, pero ahí están los personajes más significativos de la recontrucción de Va por México.
Cortés, Moreno y Zambrano, fueron bastante enfáticos en que uno de sus propósitos es fortalecer el sistema de partidos. Es decir, están abiertos a la participación ciudadana, pero la quieren en un marco de institucionalidad que, por lo demás, es el que permite participar en elecciones con posibilidades de triunfo.
Es claro que les costó volver a confiar entre ellos, porque así lo dijeron, de modo sutil y no tanto en algunos momentos. Ahí estaba la sombra de los jaloneos por la prolongación de la utilización de la Armada Permanente en tareas de seguridad pública hasta el 2028.
Falta mucho por resolver, de modo particular el método que utilizarán para definir la candidatura a la presidencia de la República. Será una tarea cargada de obstáculos, pero parecen decididos a ponerse de acuerdo. Lo hicieron en el pasado, a nivel institucional y construyendo, entre otras cosas, el entramado legal que ha permitido elecciónes limpias y competidas desde hace tres décadas.
Tienen un compromiso específico, que es el de defender la democracia. Un asunto nada menor, porque de ahí dependerá lo que se pueda o no se pueda realizar en los próximos años.
@jandradej
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