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Por Juan Ortiz / Lupa Legislativa
EMEEQUIS. Con la elección de una nueva presidenta consejera y de tres consejeros electorales, inicia una nueva era para el INE. Si bien Morena cargó los dados en el proceso para designarlos, no necesariamente significa la captura del árbitro electoral.
En primera, Guadalupe Taddei, Arturo Castillo, Rita Bell y Jorge Montaño son perfiles con amplia trayectoria electoral. Algo afortunado en el caso de la Presidencia del INE, pues los intereses del Palacio Nacional buscaban precisamente alguien leal, pero también alejado del aparato electoral tal como lo intentó con la ministra Yasmín Esquivel para la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Más allá de sus relaciones familiares, Guadalupe Taddei ha formado parte del sistema nacional electoral por más de 20 años y fue designada por el propio INE como Presidenta del Organismo Público Local Electoral de Sonora.
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Este último dato es importante. Tanto Guadalupe Taddei como Rita Bell y Jorge Montaño, son personas que han trabajado desde la estructura electoral local, una de las principales víctimas de los recortes que propone el Plan B. Nadie más que ellos, saben de la importancia del trabajo de los Organismos Públicos Locales Electorales. Sin duda veremos una mayor coordinación entre estos con el INE en los próximos años.
La nueva consejera electoral Rita Bell. (Cuartoscuro)
¿El Instituto Nacional Electoral favorecerá los intereses presidenciales?
No es el caso. No por ahora. A diferencia de otros órganos, como la Comisión Nacional de Derechos Humanos, el INE toma sus decisiones a partir de un órgano colegiado conformado por 11 consejeros electorales.
Guadalupe Taddei no está en condiciones de imponer, si esa fuera su intención (o instrucción). Está obligada a dialogar con sus compañeros consejeros y con una estructura interna que se ha formado durante 30 años. Ciertamente los que veían a Lorenzo Córdova y Ciro Murayama como reyes absolutistas, se llevarán una decepción si esperan lo mismo de la nueva presidenta consejera.
Quizás dos de los momentos de mayor fricción sea al proponer el presupuesto del INE del siguiente año, así como el secretario ejecutivo y los directores ejecutivos, ante el Consejo General. Se tratan de una facultad exclusiva de la consejera presidenta, pero que necesitará del voto mayoritario de sus compañeros para su aprobación.
Reunión de autoridades federales con consejeros del INE en torno a la seguridad en elecciones de Edomex y Coahuila. (Cuartoscuro)
¿Qué podemos esperar de Guadalupe Taddei?
Es innegable que una de las expectativas, tanto del oficialismo como de la oposición, es que la nueva Presidenta del INE juegue favorablemente hacia los intereses de Palacio Nacional.
Por un lado, su familia es muy cercana a los gobiernos de Morena. También ha estado abierta a la implementación de la austeridad dentro del árbitro electoral, y recientemente afirmó que ganaría menos que el Presidente de la República, ambos temas importantes para el oficialismo.
Por el otro, ha laborado más de 2 décadas en el sistema nacional electoral, y conoce las necesidades como desafíos de la estructura local. Como muestra, acaba de nombrar encargado de despacho de la Secretaría Ejecutiva a Miguel Ángel Patiño. Él se desempeñó desde 2015 como titular de la Unidad Técnica de Vinculación con los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLEs).
Lo que es seguro, sea por estrategia o por sumisión, es que veremos en Guadalupe Taddei un papel más discreto en comparación de Lorenzo Córdova y Ciro Murayama. Al final de cuentas el Instituto Nacional Electoral es un órgano técnico, así que debe estar listo para las siguientes elecciones de 2024, las cuales están a la vuelta de la esquina, y requiere alejarse de las turbulencias políticas para asegurar un proceso equitativo, limpio y transparente.
Guadalupe Taddei y Lorenzo Córdova intercambian impresiones tras la toma de protesta de la primera como presidenta del INE. (Cuartoscuro)
Las lecciones que deja el proceso de elección de Consejeros Electorales.
La primera lección es que necesitamos más ciudadanía. Es innegable la cantidad de irregularidades durante este proceso. Como muestra está la integración del Comité que califica a los aspirantes. Su diseño estaba pensado para que la mayoría (5 de 7 integrantes), fueran personas apartidistas, de amplios conocimientos técnicos, y trayectoria probada. Sin embargo, este equilibrio se rompió cuando la Comisión Nacional de Derechos Humanos envió perfiles afines al oficialismo.
Esto generó una polémica evaluación de conocimientos y trayectorias, donde personas sin conocimientos electorales superaron a quienes tenían amplia experiencia en la materia. Se necesita involucrar a las universidades y la sociedad civil.
Otra lección es el peso de los intereses partidistas. El PRI, PAN y PRD guardaron un silencio cómplice ante las irregularidades a lo largo de este proceso. ¿Acaso pensaban negociar cuotas con Morena en algún punto? Sólo hasta que la tómbola fue un hecho, la oposición reaccionó. Los partidos políticos no han entendido a la sociedad. De nada les sirvió marchar junto a ella en defensa de la democracia.
@Juan_OrtizMX
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