EMEEQUIS.– En territorio de Xóchitl Gálvez la organización no termina de cuajar. A las presiones propias de una candidatura multipartidista, se suman las de los adversarios, además de una serie de errores estratégicos, decisiones tardías y una complicada conexión ciudadana, según versiones recopiladas en su entorno.
La ausencia de un eje de autoridad en el equipo de la hidalguense, las determinaciones precipitadas fuera de estrategia, la postergación de definiciones claves y una falsa expectativa sobre el apoyo de la sociedad civil, han frenado el inicial impulso de la virtual candidata presidencial del Frente Amplio por México (FAM), nos cuentan.
Por si fuera poco, aunque algunos entusiastas del Frente han querido vender esa faceta de Xóchitl como parte de su naturaleza “disruptiva” y como “ingrediente popular”, la verdad es que, hacia afuera, no todo el mundo se identifica con esa imagen, ni es precisamente un aliciente para sentarse en la reuniones de equipo, según fuentes cercanas a su círculo inmediato.
Los equipos de asesores han sido arrastrados a un juego de pugnas y traiciones, porque han estado pasando de manos como si fueran máquinas: de Creel a Téllez y Xóchitl, y en el caso de los primeros dos, se encimaron; es decir, se usaron al mismo tiempo. El caos es tal que las cúpulas partidistas ya están analizando dar un manotazo en la mesa para poner orden y poner un equipo más profesional.
Más aún, resulta un factor en contra porque, del lado oficialista, han comenzado a vender a Claudia Sheinbaum con una imagen más ejecutiva, más acorde con las funciones que se esperan para el cargo en juego y con toda la intención de marcar el contraste.
SIN EJE
Entre los principales déficits al interior de la estructura de Xóchitl está la complicada configuración de una coordinación de campaña. Los tres partidos coaligados ya dijeron “esta boca es mía”, pero Xóchitl no se decide.
De entrada, ha descartado a Santiago Creel: en una entrevista con Mario Maldonado dijo que es una “figura fuerte”, pero se requiere estructura territorial. Esto no hizo mucha gracia a Marko Cortés, dirigente panista, aunque otra opción podría ser poner al panista como el rostro al frente, con el respaldo de gente operativa que resuelva problemas cotidianos.
Además, no se incluyó a la priísta Beatriz Paredes quien, por lo demás, tampoco mostró interés, pero esperaba la deferencia. Este maltrato a Paredes, a quien prácticamente forzaron a renunciar, fue muy mal visto entre analistas, quienes reprocharon que el cariz ciudadano que se pretendía se borró de un plumazo.
Jesús Zambrano no ha dicho nada, porque mandó al puñado de dirigentes que conforman el PRD a buscar bases, aunque sea entre sus cuates.
La ausencia de eje no sólo ha complicado el avance de una agenda, la postergación de propuestas, la definición de estrategias profesionales, sino que ha empujado a Gálvez, según versiones que han llegado a esta redacción, a depositar la convalidación de las decisiones en su hijo Juan Pablo, el interlocutor de facto con los distintos grupos.
Y es que, además de que la familia no suele ser la fuente más objetiva en una contienda electoral, contradictoriamente, se supone que Xóchitl busca alejarla de los obuses enemigos.
Por otra parte, a estas alturas, propios y extraños se preguntan quiénes conforman el equipo, cuál es su estrategia, cuáles las propuestas. Bueno, ni siquiera ha comenzado la operación cicatriz al interior del grupo, con la treintena de aspirantes que fueron descartados, porque, fuera de Enrique de la Madrid… ¿Dónde está Lilly Téllez? ¿Dónde quedó Claudia Ruiz Massieu? ¿Damián Zepeda? ¿Ignacio Loyola?
Los panistas, según se sabe, ya están revisando los temas para tomar determinaciones.
SOCIEDAD CIVIL, TRIUNFO
Otro caballo que se le ha atorado a Gálvez es la sociedad civil. Ahí el tema es que Claudio X. González vendió la idea, a todo el que quiso comprarla, de que él tenía detrás a distintos grupos de la sociedad civil organizada que darían el respaldo a la hidalguense.
Nada más lejos de la realidad. El mitin de lanzamiento de Gálvez en el Ángel de la Independencia fue un claro ejemplo: esperaban a toda la “marea rosa” que defendió al INE, ahora apoyando a la virtual candidata. No ocurrió.
Porque una cosa es que la sociedad salga a defender al órgano electoral y otra muy distinta que salga a apoyar una postulación. Porque la sociedad se aglutina en torno a causas, no en torno a políticos, dicen los cánones.
Nada más lejos del señor X. González, que no sólo se dio el lujo de rechazar organizaciones de la sociedad civil que se acercaron mucho tiempo atrás a presentarle propuestas: grupos de padres de niños con cáncer, defensores de derechos humanos, activistas de distintas causas. Algunos pidieron su apoyo, pero como opina su propia colaboradora, Denise Meade, según dicen quienes la han escuchado: “Claudio no apoya a nadie, ni reconoce a nadie, a ningún grupo ni persona en particular”.
Y es que don Claudio cree que Chalecos Amarillos representa a toda la sociedad civil, tanto, que le prometió a su dirigente, Alejandra Morán, una curul en San Lázaro.
Lo cierto es que a Xóchitl le urge una “transfusión” ciudadana, pero acaso sea demasiado tarde. Y es que las redes sociales no lo son todo: el trabajo a ras de tierra es indispensable.
Las ocurrencias también le pasan factura en un terreno delicado: la economía. La periodista especializada Alicia Salgado se preguntó: “¿Quién asesoró a la candidata del Frente? La respuesta es, seguramente un enemigo en su equipo, porque sólo así se explica que pida al Banco de México que baje la tasa de interés para propiciar una devaluación del peso”.
En este terreno de la improvisación, en el equipo de Xóchitl están preocupados porque esas ideas son como un volado: a veces funcionan y a veces regresan como un bumerán, como cuando dijo que en el sureste la gente no tiene la cultura de trabajar ocho horas seguidas.
Sus groserías, por otra parte, le salen naturales, pero en algunos sectores, especialmente de mujeres conservadoras, no son bien vistas, y eso es una preocupación para el equipo, porque la distancia con Claudia Sheinbaum todavía es grande.
En las circunstancias descritas, es muy complicado que la campaña de Xóchitl arranque a fondo. Y el tiempo apremia: en noviembre, el equipo debería estar ya aceitado pero, nos dicen, las mediciones internas marcan un estancamiento en las últimas semanas, por lo que ya se estaría pensando en otras opciones por si los esfuerzos de Xóchitl no cuajan.
La preocupación entre partidos y empresarios como Claudio X. Gonzalez, los dueños de Coppel y Cinépolis, es tal, que ya están haciéndose a la idea de que, si no levanta, se tendrán que conformar con evitar que Morena gane mayoría calificada en el Congreso.
@emeequis
Powered by Froala Editor