EMEEQUIS.– A 25 meses de la definición de candidaturas y a 30 de la elección presidencial de 2024, el proceso sucesorio ha ingresado a una vorágine de premuras políticas que empuja escenarios insospechados.
La más reciente especie que justo esta semana causó una agitación de asombro entre el diafragma y las entrañas ―“ahí donde se siente la política”, diría Muñoz Ledo― de numerosos políticos que se inscriben en los distintos bandos, fue la noticia sorda de que el líder de Morena en el Senado, Ricardo Monreal Ávila, ya ha tenido los primeros acercamientos con la jerarquía de Va por México.
El objetivo no podría ser otro sino la definición de términos para una eventual candidatura del exgobernador zacatecano para encabezar una gran alianza antiobradorista en 2024.
EL “PACTO DE PLATEROS”
Los indiscretos, emocionados, aseguran que la cargada de los búfalos se halla lista no sólo entre las huestes tricolores, blanquiazules y amarillas, sino en el mismísimo seno de Morena, del PT, del PVEM e incluso en las filas del mustio Movimiento Ciudadano (MC).
Y por el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, ni preocuparse: el “Pacto de Plateros” ―como ya se va a conociendo al famoso conciliábulo entre el canciller y Monreal que tuvo forma de almuerzo en septiembre, allá en el terruño del líder senatorial― está sintonizado con “el proyecto”.
Originalmente a Ebrard se le ubicaba como candidato de MC, pero le cerraron la puerta. El líder moral de esa organización, Dante Delgado Rannauro, advirtió la semana pasada ―en entrevista con la periodista Azucena Uresti―, a pregunta expresa sobre la posible candidatura de Marcelo Ebrard por el “movimiento naranja”: “No vamos a estar esperando deshechos de otros partidos”.
Pero Ebrard tiene otras opciones. Ha explorado la posibilidad de caminar con el PVEM. El canciller ha tenido siempre una fuerte relación con el verde, desde los tiempos en que Jorge González Torres andaba en busca de registro.
En aquellas épocas, el hoy morenista era secretario de Gobierno del regente Manuel Camacho Solís, quien tuvo un papel central en la gestión del registro como partido para la organización de González Torres.
Todos ―Manuel Camacho, Ebrard y al cabo el mismo PVEM― terminaron siendo obradoristas. Pero en el verde no hay nada definido para el 2024. Por ahora, sigue del lado del mandón en turno, y si bien ya han tenido desencuentros con AMLO, en especial por los videos en que aparecen los hermanos López Obrador recibiendo dinero de operadores del gobierno de Chiapas (que estaba en manos del verde), de momento siguen bajo el ala oficial.
Pero el canciller ha explorado incluso la posibilidad de relanzar al PANAL con su candidatura, que hoy sólo cuenta con registro a nivel local, aunque en varios estados del país. La idea es que, independientemente de cuáles fuesen las siglas bajo las que compitiera Ebrard, hay pacto de no agresión con el zacatecano.
AMLO ACELERÓ EL PROCESO
La necesidad de tomar providencias se derivó de la propia celeridad que AMLO imprimió al proceso político, al ponerlo en el centro de su discurso tras la elección de junio pasado,
Y, sobre todo, de la aparente firmeza en la decisión del tabasqueño de construir y promover la candidatura de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo.
De aterrizarse el escenario, la boleta estaría prácticamente completa, pues incluso en MC parece no haber más opción que el gobernador de Nuevo Léon, Samuel García, pues el jalisciense Enrique Alfaro se ha enredado con temas explosivos a últimas fechas.
LAS PREMISAS DE MONREAL
Monreal habría construido el consenso en cuestión tres premisas que sonaron absolutamente razonables en los oídos aliancistas: 1) la oposición carece de figuras que la unifiquen, 2) en dos años no se construye una figura, 3) el tiempo apremia.
Pero no es que vaya a salir corriendo a la luz del día a los brazos de la alianza. Primero jugará dentro de Morena con las cartas disponibles, para estirar la liga lo más posible y así fortalecer su imagen de candidato antisistémico.
El electorado doméstico parece enloquecer con ese tipo de personajes rebeldones, que ya otros han probado con éxito: el bravucón Fox, el “hijo desobediente” Felipe Calderón, el eterno insumiso AMLO…
Por ahora, el zacatecano seguirá presionando y exasperando al hombre de Palacio: por lo pronto se ha concentrado en acorralar a unos de los gobernadores consentidos de AMLO, el veracruzano Cuitláhuac García.
Monreal asesoró a víctimas de la aplicación del delito ultraje que Cuitláhuac puso de moda contra sus adversarios. El senador no piensa soltar el tema: ya tiene toda una agenda sobre las “omisiones inexplicables en la procuración e impartición de justicia en Veracruz”.
Denunció que en Veracruz se ha detenido a 6 jóvenes injustamente por el delito de ultrajes a la autoridad y llamó a la justicia federal a acusar de desacato a jueces locales.
@emeequis