EMEEQUIS.– La burbuja obradorista en San Lázaro recibió con carpeta roja a Omar Mejía Castelazo, propuesto por el gobierno de AMLO para subgobernador del Banco de México (Banxico) en sustitución de Gerardo Esquivel, quien dejó el cargo el 31 de diciembre pasado.
La reunión fue hoy en la Junta de Coordinación Política (Jucopo) de la Cámara de Diputados, y según el coordinador del grupo parlamentario de Morena en esa instancia legislativa, Ignacio Mier Velazco, “fue unánime el respaldo que tuvo por parte de todos los coordinadores”.
Lo recibieron con todas los mimos con que se apapachan entre correligionarios obradoristas, y Mejía Castelazo se dejó admirar el currículum y la experiencia. “Coincidimos todos los coordinadores en que no hay mayor especialista, no hay mejor expertise, que la práctica (…). y él tiene más de 20 años dentro del sistema financiero, y básicamente su especialidad se refiere a cuestiones monetarias, y tiene un gran reconocimiento al interior del propio banco central”, resumió Ignacio Mier,
Hubo fotos y sonrisas. Pero muchas preguntas que algunos legisladores consideran ahora sí que “de urgente resolución”, quedaron pendientes, probablemente para la comparecencia previa a su ratificación, si es que la burbuja obradorista de San Lázaro no lo impide.
Las principales preocupaciones que persisten sobre la marcha de esa institución, se relacionan con la descomposición en las corrientes de transmisión interna y las direcciones acéfalas.
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Resulta que además de perder a Gerardo Esquivel, uno de los economistas que mayor lustre podía presumir en la junta de Gobierno, la institución ha tenido acéfalas cinco direcciones estratégicas, algunas de ellas por lo menos desde hace medio año. Si a ello se suman las pugnas internas y en especial los jaloneos con los príncipes obradoristas de la Secretaría de Hacienda (SHCP) –de donde, por cierto, proviene Mejía Castelazo– el panorama se complica más allá de lo aceptable.
La pregunta más acuciante, según han dejado saber algunos de los legisladores más críticos, es sobre las razones por las que una de las instituciones con el servicio civil de carrera más sólido de la estructura pública mexicana, como es Banxico, se ha visto en la penosa situación de tener vacantes cuatro direcciones desde hace meses, y de tener el organigrama de mandos dividido entre devotos del obradorismo y defensores de la autonomía.
De entrada, las posiciones acéfalas han propiciado que algunos personajes oscuros asuman de facto y de motu proprio, la conducción de algunas de esas áreas, como es el caso del mercadólogo Ariel Carrizo, quien ha copado el sillón que corresponde al titular –hasta ahora sin nombramiento– de la Dirección de Vinculación Institucional y Comunicación.
DIRECCIONES EN VILO
Son cuatro las direcciones y una la dirección general vacantes en el Banco Central. La primera que podemos nombrar es la Dirección General de Sistemas de Pagos e Infraestructura de Mercados. El director anterior era Miguel Díaz Díaz, quien fue el principal impulsor del sistema de pagos llamado CODI, que facilita las operaciones de transferencias de dinero, aunque aún demanda mayor propagación.
Dentro de esta misma Dirección General, se encuentra vacante la Dirección de Desarrollo e Innovación de Sistemas de Pagos e Infraestructuras de Mercados.
A su vez, dentro de la Dirección General de Emisión se encuentra vacante la Dirección de Administración de Emisión.
Por si fuera poco, se encuentra vacante la Dirección de Análisis sobre Precios, Economía Regional e Información. Este puesto lo ocupaba anteriormente la Doctora Alejandrina Salcedo, quien actualmente ocupa la Dirección General de Investigación Económica.
El caso más grave es, según fuentes internas, el de la Dirección de Vinculación Institucional y Comunicación, cuyo más reciente director fue Oscar Durán Díaz.
Las funciones han sido asumidas, como se consignó en líneas previas, por el mercadólogo Ariel Carrizo. Sin nombramiento para el puesto, “ni capacidades técnicas ni de ningún tipo para cumplir esta función”, Carrizo “se le impuso” a la gobernadora Victoria Rodríguez Ceja, que tampoco es capaz de decidir sobre ese aspecto interno sin línea de palacio.
Carrizo, funcionario gris proveniente de Nafin-Bancomext, ha aprovechado esa “timidez” de Rodríguez para maniobrar a sus anchas.
Ya en 2019, se colaron detalles a las columnas de prensa sobre algunas de las prendas Carrizo. Por ejemplo, David Páramo escribió que el oscuro funcionario había “construido un pésimo clima laboral para los que no son de su grupo”.
Para colmo, Carrizo ya anda anunciando su “ratificación”, pues según él, confían las fuentes, tiene “cercanía” con el postulado oficial a la subgubernatura del banco, Omar Mejía.
DESCOMPOSICIÓN
La información con que cuentan los legisladores es, en efecto, sobre la falta de capacidad ejecutiva de Victoria Rodríguez Ceja, que se toma demasiado tiempo para tomar decisiones, y “no se ha dado el espacio para conocer al personal del banco, y valorar sus capacidades, aptitudes y desarrollar la confianza necesaria”.
Se podría decir que es como una gobernadora ausente, a la hora de la toma de decisiones. A diferencia de sus antecesores quienes nunca detuvieron los procesos de selección para ocupar cargos y posiciones de primera línea.
Es una lástima que así ocurra en una de las instituciones que han desarrollado uno de los servicios civiles de carrera más sólidos del país. Otros eran el sector hacendario y el Servicio Exterior Mexicano. Pero también en estos casos, y en especial en este último, hay zona de desastre tras el paso del huracán obradorista.
Banxico es de los que más duele. La mayoría de quienes ocupan un lugar en esa institución no lo han obtenido por cuestiones políticas, sino por sus capacidades académicas y técnicas.
También es sabido que el proceso de selección, para poder entrar al banco bentral es muy riguroso, y no cualquiera lo logra. Entre otros requisitos para entrar al banco se realizan rigurosos exámenes de confianza.
El personal de las diferentes áreas se capacita permanentemente, ya sea asistiendo a cursos como a través de distintas evaluaciones internas y de trabajo en equipo; e incluso a través de la asistencia a foros internacionales con organismos y otros bancos centrales.
Todo esto forma una ecuación de gente comprometida con la camiseta de Banxico que hace que quienes trabajen allí pongan lo mejor de sí y estén lejos de cualquier mediocridad, lo que ha redundado en un desempeño profesional que ha mantenido a flote la economía mexicana pese a los vaivenes de la economía internacional y de las ocurrencias políticas.
Por ejemplo, ha remontado los desaguisados en el presupuesto federal el empeño gubernamental en destinar el máximo de recursos posibles a las tres obras insignias de la actual administración: el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y el AIFA.
Pese a todo esto, el peso mexicano ha conservado su valor y en esto el Banco de México desempeña un papel fundamental.
Habrá que ver si Mejía Castelazo, que se venía desempeñando como asesor de la Junta de Gobierno del Banxico y proviene del gobierno capitalino, donde fue director general de Administración Financiera en tiempos de Miguel Ángel Mancera –cuándo este todavía gravitaba en la órbita obradorista–, tiene más capacidades ejecutivas que Victoria Rodríguez.
O si tiene que estar llamando a Palacio hasta para mover una maceta.
@emeequis
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