Yeidckol Polevnsky, Bertha Luján, Mario Delgado y Alejandro Rojas Díaz Durán siguen enfrascados en una lucha de poder que tiene a Morena al borde de una crisis de consecuencias insospechadas, sobre todo para el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha dicho en corto y en público que podría abandonar el partido si no se resuelven las pugnas internas.
Por lo pronto, los consejeros nacionales del partido tienen claro que el 20 por ciento de las asambleas no se ha podido realizar, lo que estatutariamente significaría la cancelación de la elección, pero algunos de los líderes apuestan por hacer un acuerdo que permita tener nuevo dirigente a finales de noviembre.
Para nadie es un secreto que el padrón de militantes no es confiable. A la gravedad de la situación hay que sumar la violencia y riñas que provocaron la suspensión de asambleas en cuando menos cuatro de las cinco circunscripciones. Los mismos morenistas no paran de descalificar el proceso de sucesión, incluida la presidenta Yeidckol Polevnsky, quien, según las encuestas, aún aparece como puntera en la contienda.
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En medio de la crisis, todavía no se define si se pospondrá la elección, como propone Yeidckol, si se determina por medio de una encuesta, como sugirió López Obrador, o si la decisión queda en manos de los consejeros, como pretende Bertha Luján. Mario Delgado también está a favor de que se resuelva a través de un sondeo de opinión.
El grupo en el poder que se considera la primera generación de Morena, conocidos como la nomenklatura, se confronta con la nueva ola de morenos que quieren degustar las mieles del poder. Sólo así puede entenderse que de los cuatro aspirantes solo Bertha Luján fue electa sin contratiempos.
Luján ganó en Coyoacán, en el distrito 23. Ella pudo haber salido en hombros, tuvo una sesión sin problemas, ahí no era necesario mandar a la batería pesada a suspender la sesión; por el contrario, se sabe de su cercanía con el presidente López Obrador y forma parte de la nomenklatura morenista.
El coordinador de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados, Mario Delgado, tiene un gran apetito político, pero le hacen falta unos buenos cursos sobre procesos electorales y operación política. Podría empezar por buscarse un asesor que le explique cómo se conforma el mapa electoral en distritos electorales, porque se presentó con su registro en la alcaldía de Iztacalco, incluso se tomo fotos con la “confirmación de registro”, pero para el Distrito 10, que está en Miguel Hidalgo. Este detallito, dicen los consejeros nacionales, lo dejaría fuera de la contienda. ¿Por qué? Porque formalmente no consiguió su registro como consejero. (*)
Es muy curioso que piense que por ganar su diputación en Iztacalco pertenece a ese padrón; está empadronado donde vive, que es el Distrito 10, el cual abarca la zona de Polanco y Las Lomas.
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La nomenklatura le dio una clase gratis de operación política: reventaron la asamblea de elección de consejeros en Iztacalco, territorio que casualmente tiene dominado la senadora Citlalli Hernández, quien pertenece al grupo de Martí Batres.
Por su parte, Alejandro Rojas Díaz Durán critica y critica el proceso de elección en los medios de comunicación, y se mantiene alerta para ver cómo se mueven las aguas.
La próxima semana será clave para saber si los liderazgos llegan a algún acuerdo, o si el partido que llevó a López Obrador al poder se desbarranca en cosa de 3, 2…
(*) ACTUALIZACIÓN: El equipo del diputado Mario Delgado afirma que la actualización de domicilios de los militantes valida su registro como consejero.
@emeequis