EMEEQUIS. La tarde de este jueves 9 de noviembre la Junta de Gobierno de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) eligió a quien será su nuevo rector; tras una decisión que contó con una mayoría calificada, se eligió a Leonardo Lomelí, quien desde el 2015 ha fungido como la mano derecha de Enrique Graue al ocupar el puesto de secretario general.
La batalla por la rectoría fue bastante acalorada, se inscribieron 27 aspirantes al inicio de la contienda y terminaron sólo diez, de entre los cuales fue electo Lomelí, un economista e historiador que ha pasado desde sus años de bachillerato en la máxima casa de estudios.
Con esto, Lomelí se ha convertido en el primer economista en ocupar la Torre de Rectoría. Profesor en la UNAM desde 1994, director de la facultad de Economía del 2010 al 2015, maestría y doctorado, menciones honoríficas en sus tres exámenes de grado y la medalla Alfonso Caso por ser el alumno más sobresaliente en su maestría de historia.
Lomelí vivió en carne propia la creación y eventual desaparición del Consejo Estudiantil Universitario (CEU), que existió desde 1986 al 2000. Dentro de este movimiento aparecieron nombres que eventualmente fortalecerían la creación del ahora desinflado PRD, como Imanol Ordorika, Antonio Santos, la nueva cara de la 4T, Claudia Sheinbaum y su esposo Carlos Ímaz.
Su perfil e incluso sus conocimientos de un movimiento como el CEU y sus integrantes son cartas que parecen posicionarlo como alguien ideal para el siguiente periodo de la UNAM; no obstante, los retos que se encuentran delante de Lomelí no son pocos, ni tampoco sencillos, pues ser el rector quizá más importante del país viene con sus achaques.
En su primer mensaje, Lomelí aseguró que la universidad sería un espacio para el diálogo y la cooperación con el gobierno, aunque sí clarificó que se requiere de un mayor apoyo a la educación. Al mismo tiempo, dio a entender que daría continuidad al proyecto implantado por Graue, por supuesto, con los cambios que se vean necesarios; el detalle está en que, el periodo por el que pasa la UNAM probablemente requiera más que cambios menores.
DENUNCIAS DE VIOLENCIA DE GÉNERO Y ABUSO
La comunidad de la UNAM está conformada por más de 400 mil personas, un enorme bastión de la educación que no se ha salvado de denuncias de violencia de género y abuso, un problema que definitivamente definió y debilitó la última parte de la administración de Graue.
En este febrero, se reportó que, en promedio, se registraron siete denuncias al mes por este tipo de violencia en los últimos seis años. De acuerdo con una solicitud de información, del 2017 a noviembre del 2022 se presentaron 550 quejas de abuso, acoso sexual y violaciones dentro de las instalaciones de la UNAM.
El 39% de esas quejas se dieron en las facultades de Ciudad Universitaria, amasando un total de 217 denuncias. Le siguen las facultades de Estudios Superiores con 107 casos, dejando al final a las escuelas universitarias de nivel bachillerato con 102.
Aquí lo que llama la atención es que, de todos esos casos, la mayoría solamente terminó en una sanción, 325 ejemplos donde nunca se especificó cuál era ese castigo. Solamente en doce ocasiones los acusados presentaron una renuncia, dos decidieron jubilarse, y sorpresivamente, solamente en tres casos se terminó con una baja total.
Esta falta de castigos severos ha llevado a varios grupos de la comunidad universitaria a manifestarse en múltiples ocasiones a lo largo de este año y el 2022 en frente de la Torre de la Rectoría, dejando en evidencia que el problema todavía está lejos de solucionarse.
MENOS FINANCIAMIENTO PARA LA EDUCACIÓN SUPERIOR
El Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2024, no dejó muchas sonrisas en la máxima casa de estudios.
La UNAM recibirá 50,418,425,956 pesos el siguiente año, es decir, 2,579,308,245 pesos más que en el 2023. A pesar de que puede parecer mucho dinero, este es un aumento de solamente 0.90%.
A principios de agosto, Enrique Graue dio a conocer que desde el 2016 a la fecha, la matrícula estudiantil creció de 346 mil alumnos a 380 mil, sin embargo, en más de ocho años, no ha existido un aumento real o sustancial del subsidio federal, una historia que parece se repetirá con la nueva administración ahora bajo el mando de Lomelí.
Para finales de agosto y durante el encuentro de rectores nacionales en Mérida, Graue volvió a decir que a la UNAM le faltaba dinero para impulsarse, a pesar de la escasez de recursos, consideró crucial esta inversión para el beneficio del país.
Pero con el desastre ocasionado por el Huracán Otis en Guerrero y un 2024 electoral, las posibilidades de un mayor financiamiento para esta nueva etapa de la UNAM probablemente se quedarán en deseo.
PLANES NO MODERNIZADOS Y PROTESTAS QUE NO CESAN
Uno de los candidatos para hacerse de la rectoría era el economista e ingeniero Luis Agustín Álvarez Icaza, mientras hacía campaña para ganar, puso en la mesa un tema que es de vital importancia para la comunidad, la modernización de los planes de estudios que ofrece la UNAM.
A pesar de su derrota, Álvarez Icaza evidenció que, actualmente, los planes no permiten a los jóvenes a realizar estudios multidisciplinarios que les de la opción para adaptarse a otras modalidades. Además, existen múltiples quejas de que el proceso de titulación es largo, tedioso y arcaico, algo que debe cambiar considerando que, en México, solo el 18% de los estudiantes concluyen su licenciatura.
El otro gran problema al cual Lomelí se enfrentará es con el Sindicato de Trabajadores de la UNAM (STUNAM). Apenas hace un mes, durante la mesa de negociaciones con el sindicato, un hombre le lanzó una cabeza de cerdo y varios fajos de billetes al candidato Álvarez Icaza, a pesar de que el sindicato se deslindó de las acciones de este hombre, la imagen funge como una buena representación del sentir de los trabajadores.
El secretario general de STUNAM, Carlos Hugo Morales, presentó una propuesta para un aumento salarial del 20%, aunque finalmente, el 30 de octubre, se llegó a un acuerdo “satisfactorio” del 4%. No obstante, las protestas por parte de los trabajadores y el sindicato nunca cesan realmente, considerando la falta de financiamiento y a veces la mala comunicación tanto de la institución como del sindicato, Lomelí puede estar seguro de que este tipo de eventos y quejas eventualmente llegarán a su escritorio.
@emeequis
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