EMEEQUIS.– En 2017, cuando terminaron con la vida de los periodistas Miroslava Breach y Javier Valdez, había un centenar de periodistas asesinados en México, de acuerdo con la organización Artículo 19. En ese mismo año asesinaron a otros 10 comunicadores, y ahora la cifra alcanzó los 157 muertos.
Cada año que pasa, las agresiones contra la prensa aumentan.
Se cumplen seis años sin Miroslava y de Javier. Aunque son pocos los casos donde hay detenidos y sentenciados, el velo de impunidad aún protege a quienes dieron la orden de asesinarlos. Misma impunidad del Estado que cobija al menos el 86% de los asesinatos contra la prensa, de acuerdo con la UNESCO.
Miroslava, una aguerrida reportera de Chihuahua, develó la infiltración del crimen organizado dentro de equipos de gobiernos municipales, denunció el saqueo de empresas privadas y la destrucción de la sierra por la tala clandestina. Fue silenciada a balazos el 23 de marzo de 2017, cuando se preparaba para llevar a su hijos a la escuela.
Para su hermano Jacobo, ella fue “una niña vivaz, una adolescente feliz, una mujer íntegra, periodista veraz y asertiva dedicada a su labor de informar”, así la recordó en el Premio de Periodismo Breach Valdez, que ahora se hace a nombre y memoria de los periodistas asesinados.
La pérdida de Miroslava, quien fuera corresponsal en el periódico La Jornada, no sólo se nota al interior de su familia, también en el panorama informativo para la población de Chihuahua.
“Es silencio es complicidad”, era la frase con la que Miroslava trazaba la línea que diferenciaba su trabajo en favor de informar.
“Ahora el periodismo en Chihuahua está totalmente callado. Ya no se ha vuelto a leer ninguno de estos temas. No sabemos qué pasa en la sierra, ni en las otras comunidades”, relata su hermana Rosy Breach, en entrevista con EMEEQUIS. “Callaron absolutamente esa información, los periodistas no quiere hablar ni sacar artículos que les pueda llevar algún tipo de peligro para ellos o sus familias”
Meses más tarde (15 de mayo), el cuerpo de Javier Valdez yacía sobre el pavimento. Su conocido sombrero quedó manchado de sangre por los impactos de bala que le quitaron la vida. Fue un especialista del narcotráfico, un seguidor de la lucha social de las víctimas que dejó la guerra contra el narcotráfico.
Su trayectoria, premios y reconocimientos nacionales e internacionales, no fueron garantía de protección y seguridad su vida, como asegura Griselda Triana, viuda del periodista sinaloense.
“Ha sido terrible, porque no nada más mataron al escritor y el periodista, sino que además me arrebataron a mi compañero, a mi esposo, al papá de mi hija y de mi hijo”, cuenta en entrevista con EMEEQUIS, quien tuvo que desplazarse de Sinaloa y dejar su vida desde que su esposo murió.
Los gobiernos estatales cambiaron, también llegó otra figura presidencial, pero los casos se mantienen inconclusos. Pese a que hay sentenciados, las investigaciones aún están abiertas. Fueron detenidos los gatilleros, pero no las personas que decidieron arrebatarles la vida.
Protesta en Chihuahua el 23 de marzo de 2019 por la falta de justicia en asesinato de Miroslava. Foto: Nacho Ruiz / Cuartoscuro.com.
¿DÓNDE ESTÁN QUIENES DIERON LA ORDEN DE MATAR?
La responsabilidad de los crímenes contra la prensa no sólo involucran a capos del crimen organizado, también a políticos, empresarios y cúpulas de poder que encuentran, muchas veces, protección desde el gobierno.
Durante los últimos 10 años sólo disminuyó un 9% el índice de impunidad en las agresiones contra la prensa, sin embargo, al menos durante el último año, aumentaron un 50% los asesinatos contra periodistas, de acuerdo con el informe “Knowing the Truth is Protecting the Truth” de la UNESCO.
Al ser un emblema por la lucha contra las agresiones a la prensa en México, la presión mediática y directa del gremio periodístico ha hecho sólida la búsqueda por verdad y justicia en los casos de Miroslava y Javier. Sin embargo, en ambos casos, a pesar de que se ha detenido y sentenciado a los asesinos materiales, los intelectuales siguen impunes.
Por el caso de Miroslava se logró una condena de 50 años de prisión en contra de Juan Carlos Morena Ochoa, conocido como “El Larry”, además de que se reconoció que fue el trabajo y los reportajes que la periodista el móvil de su asesinato.
En tanto, el segundo pistolero, identificado como Ramón Andrés Zavala Corral, fue encontrado muerto nueve meses después del crímen, presuntamente asesinado por las mismas personas que planearon asesinar a la periodista.
Otro agresor sentenciado fue Hugo Amed Schultz , exalcalde de Chínipas, Chihuahua, a quien le otorgaron ocho años de prisión por prestar ayuda a los autores materiales e intelectuales del homicidio.
No obstante, los señalamientos contra los agresores aún alcanzan al poder político, pero son cabos sueltos que se dejaron fuera de la investigación, como funcionarios del Partido Acción Nacional en Chihuahua.
“Siento que no hemos logrado lo que se debió haber hecho en el tema de justicia”, afirma su hermana Rosa Breach. Refiere que, para esclarecer el caso de Miroslava, ha faltado voluntad política para enjuiciar a quien sea necesario. “Todavía faltan políticos implicados. Faltan dos criminales que están plenamente identificados”, cuenta en entrevista.
Voluntad política es de lo que la familia Breach acusa a las autoridades para esclarecer el asesinato de Miroslava y sancionar a todos los responsables. Misma circunstancia pasa con el asesinato de Javier Valdez.
“En los casos de asesinatos contra la prensa, a quienes logra detenerse es a los autores materiales, más no a los intelectuales, por lo tanto el crimen de Javier sigue impune y seguirá impune mientras no se logre la orden de extradición traerlo a México y llevarlo ante los tribunales para que rinda cuentas por el asesinato”, dice Griselda Triana, al señalar que el narcotraficante Dámaso López Serrano, alias el “Mini Lic”, quien presuntamente dio la orden de matar al periodista, sigue prófugo.
Esto se supo durante el juicio en contra de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, cuando se testificó que la muerte de Valdez Cárdenas fue por una disputa entre el Cártel de Sinaloa y el grupo delictivo de los Damaso López.
En septiembre del año pasado, la justicia en Estados Unidos liberó a Dámaso López Serrano, sin embargo, en México se espera su extradición para juzgarlo por el asesinato del periodista. Por ello, el caso se mantiene inconcluso.
Además, dos autores intelectuales del homicidio fueron sentenciados. El primero se acogió a un juicio abreviado por el que le asignaron 14 años de prisión, mientras que el segundo, reconocido como jefe de la célula criminal, le dieron 32 años de cárcel.
Protesta en Culiacán, Sinaloa, en 2018, a un año del asesinato de Javier Valdez. Foto: Rashide Frías / Cuartoscuro.com.
LABERINTO DE VIOLENCIA CONTRA LA PRENSA
Para la prensa, perder a Javier y Miroslava es el reflejo de peligro, impunidad y desamparo con el que trabajan las y los periodistas en México.
Mientras que las descalificaciones hacia el trabajo periodístico también se comunican desde la trinchera presidencial, las desapariciones, agresiones físicas y asesinatos contra la prensa también aumentan en las calles.
“El impacto es terrible, es funesto y desde luego, eso provoca el miedo entre el gremio periodístico. Si fueron capaces de asesinar a Javier entonces podrían asesinar a cualquiera, a pesar de los reconocimientos y de la trayectoria”, afirma su esposa Griselda.
En el sexenio del presidente López Obrador han ocurrido 37 asesinatos de periodistas, y 157 desde el año 2000, de acuerdo con Artículo 19. Sin embargo, el gobierno mexicano tiene otras estimaciones, reporta la muerte de 260 comunicadores, 63 de ellos asesinados en esta administración.
Piden el fin de la sección en la que se estigmatiza a la prensa. Foto: Andrea Murcia / Cuartoscuro.com.
ECOS DESDE PALACIO
Para la familia de Miroslava es evidente que las agresiones contra la prensa también se gestan desde Palacio Nacional, y es una lucha que el presidente López Obrador ha mantenido en contra de los medios de comunicación desde que inició su gestión.
“Sabemos cómo el presidente ataca a la prensa y en lo personal, a aquellos periodistas que se atreven a cuestionarlo”, refiere Rosa Breach, y con ello dice, provoca que el panorama para el trabajo periodístico sea cada vez más complicado en México. “No veo salida para una prensa libre, para una prensa que pueda ejercer el derecho de la libre expresión”.
La Comisión Interamericana de los Derechos Humanos también lo puso en evidencia. Hace una semana envió otra alerta por la violencia ejercida contra la prensa mexicana desde Palacio Nacional.
Pidió al gobierno mexicano eliminar la sección “Quién es quién en las mentiras”, dedicada supuestamente a desmentir noticias falsas y mensajes de diversos comunicadores, ya que se violenta y estigmatiza el trabajo periodístico.
Como respuesta, el presidente López Obrador rechazó retirar este espacio de la conferencia matutina y acusó a la Organización de los Estados Americanos (OEA), que pertenece a la CIDH, de injerencista.
“Qué injerencismo de esta organización palera, sí, sí, que está al servicio de los grupos de intereses creados. Yo le recomiendo que desaparezca la OEA”, sentenció el presidente.
@GloriaPE_
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