EMEEQUIS.- Guillermo Aguilar falleció el 29 de noviembre de 2017, debido a una insuficiencia renal. Los costos corrieron a cargo de sus dos hijas, Alma y Elisa, quienes en medio del dolor optaron por enterrar a su padre en el Panteón de San José Iztacalco, opción presentada por la empresa funeraria.
Ante la falta de recursos económicos, las hermanas no pusieron una lápida, sino una cruz creada por uno de sus tíos. Con ella se aseguraron de saber dónde estaba enterrado su padre. El contrato que firmaron con el panteón especificaba que el cuerpo de Guillermo debía reposar por siete años en la fosa marcada con el número 13, es decir, hasta el 2024, el panteón no podría desenterrar el cuerpo de su padre. Sin embargo, el contrato no fue cumplido y ahora ni las autoridades ni sus hijas saben dónde se encuentran los restos de Guillermo Aguilar.
Debido a la búsqueda del señor Aguilar, la ineficacia de la administración del panteón quedó al descubierto, al igual que la posible compra y venta de restos humanos. Hace poco, la Fiscalía de Iztacalco atrajo el caso y expresó que su hipótesis era que los restos de Guillermo Aguilar estaban cerca de la losa de la nueva tumba, pese a que esta teoría ya había sido descartada por las propias autoridades del panteón, como explican las hermanas Aguilar.
A la revisión acudieron peritos, fotógrafos, la Consejería de panteones, la fiscal de Iztacalco, los funcionarios del panteón y la familia de la persona recién enterrada, pero no se logró obtener certeza de que los restos de Guillermo Aguilar siguieran en su lugar.
Elisa, en entrevista con EMEEQUIS, reclama que hubo varias irregularidades: “Mientras sacaban la tierra había huesos que no quisieron tomar”, hasta que la fiscal les exigió que se los mostraran y los llevaran a examinar para saber si son de su padre.
Para Elisa, “La gente del panteón no sabe lo que está haciendo”. Tuvieron problemas para encontrar la tumba y, pese a que Alma les explicó que estaban cavando en el lugar equivocado, ellos no hicieron caso y realizaron una zanja donde encontraron partes del Sistema Óseo, pero no un cuerpo completo, estos restos fueron ignorados por los peritos hasta que la fiscal, Anabell Martínez Garcílazo, solicitó que le mostrarán el material y lo llevaran a revisión.
Después de confirmar que se había realizado la zanja en el lugar equivocado, la familia Aguilar tuvo que aceptar esperar unos días más y reanudar la búsqueda el dos de septiembre, pero esta vez en el lugar adecuado. Las hermanas denuncian que, dentro de la búsqueda por el cuerpo de su padre, han atravesado diversas irregularidades y atropello a sus derechos que van desde violar el contrato por siete años que se había establecido con el panteón, que les negaran información o les mintieran sobre lo que ocurrió con su padre hasta que se les negaran servicios psicológicos.
EL DÍA DEL PADRE, GUILLERMO YA NO ESTABA
Elisa relata que desde que su padre fue enterrado, iban a visitarlo y Alma, quien se encargaba de hacer el depósito de cada año, estaba al corriente con los pagos. Al llegar, “el panteón lucía siempre desordenado, sucio. Había ataúdes vacíos por los pasillos y cuando visitaba la tumba de mi padre, temía que la confundieran con un espacio vacío, porque no tenía dinero suficiente para hacerle una lápida o delimitar su lugar”, explica Alma Aguilar en un tuit mediante el cual cuenta la historia de su padre.
En marzo del 2022, la tumba estaba íntegra. El montón de tierra con una cruz continuaba en su lugar y las hermanas tenían un lugar donde llorar la ausencia de su progenitor. Sin embargo, por cuestiones personales, ambas hermanas dejaron de visitar la tumba por poco más de un año. Alma pudo regresar al panteón hasta el 18 de junio de este año, el día del padre.
Antes de ir al lugar donde se encontraba el cuerpo de su progenitor, Alma pasó a pagar la anualidad atrasada y aprovechó para preguntar si, debido al atraso, existía algún problema con la tumba. La oficina del panteón San José Iztacalco le informó que no debía existir ningún problema, puesto que “ellos respetan las tumbas”.
Después de realizar los debidos trámites, Alma se dirigió al lugar donde descansaba el cuerpo de su padre, pero no lo encontró. Tras un rato de búsqueda, se resignó. Ahora, en el espacio donde antes estaban los restos de Guillermo Aguilar, había una nueva lápida.
LAS IRREGULARIDADES DEL PANTEÓN
De acuerdo con la solicitud de información: 0424000030821 realizada al Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), el panteón de San José Iztacalco data de 1936 y en el 2020 contaba con 15, 815 fosas de perpetuidad, y solamente 1,465 fosas a temporalidad. La misma solicitud de información menciona que en solamente tiene 9 fosas con temporalidad vencida y agrega “toda vez que llega a haber mayor número de inhumaciones, se analiza cuántas son susceptibles de exhumar”.
Alma regresó a la oficina del panteón. Ahí, Enrique Lira, quien se identificó como el administrador del panteón, le dijo que no se preocupara, que él le ayudaría a encontrar los restos de su padre. También argumentó que lo más probable era que los restos de Guillermo Aguilar estuvieran a los pies o en la cabeza de la nueva tumba. Semanas después las hermanas Aguilar lo volvieron a encontrar, el 1 de julio, pero él negó saber de que le hablaban y argumentó que tenía que ir a trabajar a la delegación Iztacalco.
Dentro de su primer encuentro, Lira le presentó la oportunidad de denunciar, sin embargo, Alma expresó que mientras parecieran los restos de su padre, ella no levantaría la denuncia correspondiente. Lira le aseguró que así sería y expresó que se pondrían en contacto con el sepulturero que había realizado el nuevo trabajo. La nueva tumba ya contaba con lápida y, de acuerdo con la información localizada en la lápida, se trataba de alguien que había fallecido en junio de 2022, es decir, los restos de Guillermo podrían estar desaparecidos desde hace más de un año.
El administrador del panteón en ningún momento mencionó que el contrato realizado entre las hermanas y el panteón estaba transgredido, pues el cuerpo de su padre no debió ser removido hasta el 2024, así como que el sacar cuerpos de su tumba se llama profanación y es un delito.
Para estas circunstancias, el Código Penal Federal, menciona en su artículo 280 que: “Se impondrá prisión de tres días a dos años o de 30 a 90 días multa” y en su fracción tres especifica “ Al que exhume un cadáver sin los requisitos legales o con violación de derechos”.
Desde el 18 de junio hasta el primero de julio, las hermanas continuaron comunicándose con Lira mediante mensajes de texto. En los primeros días de julio, ellas acudieron al panteón en busca del sepulturero que había creado la nueva tumba. Ellas esperaban que el sepulturero pudiera desenterrar los huesos de su padre y mostrar que se encontraban en su lugar, pero esto tampoco ocurrió. Ahora, las hermanas Aguilar tienen que esperar hasta que el 2 de septiembre se vuelva a realizar una nueva diligencia y se revise si el cuerpo está o no.
EMEEQUIS ha intentado comunicarse con el panteón San José vía telefónica, pero no ha tenido éxito. El cementerio está a cargo de la delegación Iztacalco pero tampoco se ha logrado obtener comunicación vía telefónica con la delegación.
@marRome259
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