CONFIDENTE EMEQUIS
EMEEQUIS.– Una parte del debate público gravita, aún hoy, en torno al 2005 y el proceso de desafuero que enfrentó el entonces jefe de Gobierno, Andrés Manuel López Obrador.
En aquellos días, como ahora, había muchos pirómanos atizando el fuego, pero también estaban los que actuaron con responsabilidad y pensando en el bien mayor.
¿Cuál era en ese momento el camino correcto? Que López Obrador pudiera contender por la Presidencia de la República en la elección que se avecinaba. En la opinión pública crecía la certeza, no del todo injustificada, de que se le estaba sacando de la boleta a la mala. Existía todo un entramado legal y errores graves de quien despachaba en el viejo Palacio del Ayuntamiento, pero no parecían lo suficientes como para arriesgar inclusive la gobernabilidad democrática.
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Quien trabajó para que las aguas no se salieran del cauce, fue el entonces secretario de Gobernación, Santiago Creel. Mientras en las calles aumentaban las movilizaciones en favor de López Obrador y en los salones del poder las presiones para que se procediera en contra de quien sería el candidato del PRD, aumentaban constantemente.
Creel estableció un diálogo constante con uno de los círculos de confianza López Obrador: Agustín Ortiz Pinchetti, Julio Scherer y Elisur Arteaga entre otros, y como testigo de calidad, María Amparo Casar, la coordinadora de asesores del secretario.
El responsable de la política interna del país buscaba alternativas jurídicas para resolver un problema que ya estaba en manos de la PGR. El debate interno en el gobierno era más que intenso.
Esta historia la contó Creel, el presidente de la Cámara de Diputados, en una conversación con Ricardo Raphael en ADN 40. Los minutos en la televisión son escasos y pasan rápido, por lo que no se pudo extender el tema, de carácter histórico, pero de actualidad indudable.
En el fondo, lo que hizo Creel en esos días, más allá de las múltiples motivaciones que pudiera tener, fue colocarse, sin matiz, en el tablero de los demócratas, no los de ocasión, sino los que están convencidos de que ello es un soporte de la actividad política y que la define.
Pero Creel reconoció el talante del entonces presidente Vicente Fox, porque supo rectificar, porque ponderó lo que estaba en juego en ese momento. Un contraste, sin duda, porque a los poderosos muchas veces se les dificulta, y de qué forma, el dar marcha atrás y asumir los costos.
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Pero Fox determinó la salida del procurador Rafael Macedo y dejó que la política hiciera el resto. Una jugada arriesgada, pero legítima.
Sin duda hay una franja de la opinión pública que piensa que el desistimiento de las acusaciones en contra de López Obrador terminó por ser un error y que, a causa de ello, las cosas están como están.
Para nada es así, la democracia mexicana no se puede permitir la exclusión. Es precisamente la pluralidad la que nos hace fuertes, antes y ahora, por supuesto.
La paradoja, en todo caso, es que el ahora presidente López Obrador, no parece tener una idea tan precisa de lo que ocurrió y no ocurrió la primera vez que buscó la Presidencia de la República y que estuvo a un puñado de votos de obtener.
Muchos de los escritores, intelectuales y académicos que en 2006 se opusieron al desafuero, son vilipendiados en las conferencias de Palacio Nacional. Ellos, como Creel, que ahora es presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, siguen en lo mismo, el cambio, la transformación, se dio en otro lado.
LA ALIANZA OPOSITORA, EN PAUSA
Las dirigencias del PAN y el PRD determinaron poner en pausa la alianza legislativa que mantenían con el PRI en la Cámara de Diputados. Es un espacio en el que, dicen, se darán tiempo para recomponer lo que descompuso la propuesta de extender la presencia militar en las calles.
Por ahora nadie habla de ruptura, pero el discurso no siempre concuerda con la realidad y habrá que esperar para ver qué sigue en los próximos días y semanas.
Tratarán de restaurar la confianza, aunque nadie tiene una receta infalible para ello.
Hay un incentivo para no alejarse del todo, y son las elecciones del 2023 y del 2024. Alejandro Moreno lo dejó en claro al señalar que ni el PRD ni el PAN, ganarían en solitario. Tampoco el PRI, por supuesto.
@jandradej
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