EMEEQUIS.– El de la ministra Yasmín Esquivel Mossa no es el primer caso de denuncia de plagio que ha procesado la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En octubre de 1963, la Facultad de Derecho recibió una queja contra el autor de una “copia casi textual” de una tesis para obtener el grado de licenciatura.
La institución emprendió una investigación que confirmó la réplica del documento académico, por lo que determinó la anulación del examen profesional del impostor y solicitó a la Dirección General de Profesiones (DGP) de la Secretaría de Educación Pública (SEP) la anulación de cédula profesional y título respectivo, los cual se cumplimentó expeditamente.
El caso recibió amplia cobertura de prensa, pero no se sabe si el autor de la copia, como en el caso de la ministra Esquivel Mossa, era un poderoso protegido del régimen, pues “el nombre del falsario no fue dado a conocer”, se lee en nota aparecida en El Universal el 8 de octubre de 1963.
Sin embargo, las institución no sólo efectuó las pesquisas correspondientes, sino que además estableció un procedimiento específico para indeseables, pero no por ello descartables, casos semejantes en el futuro: “Los pasantes de la UNAM que plagien tesis y las presenten como originales, serán desconocidos por la Dirección General de Profesiones una vez que se les declare nulo el examen profesional”.
“UNA SERIA AMENAZA PARA LA SOCIEDAD”
Fue hace 60 años. El país dormitaba aún en la modorra vespertina de la era autoritaria del régimen posrevolucionario, bajo el gobierno de Adolfo López Mateos. Aunque ya había por entonces instituciones que asumían por completo su papel.
No había internet ni instrumentos informáticos al alcance de las masas. La información se consumía en diarios y revistas impresos y, para mayor profundidad, en acervos archivísticos, bibliotecas y hemerotecas.
Fue en esa época cuando la UNAM recibió una denuncia de plagio. El abogado Humberto Ruiz Quiroz detectó una tesis que le pareció una copia “casi íntegra” de la suya, hasta en el título. Había obtenido la licenciatura con un trabajo bajo la denominación: “La comunidad conyugal de bienes en el derecho mexicano”. El plagiario nombró a su copia: “El régimen de la comunidad conyugal en el derecho mexicano”.
La tesis fue sometida a una investigación de la Dirección de Asuntos Jurídicos, y a un dictamen del Seminario de Derecho Civil de la Facultad de Derecho, que resolvieron “que se trataba de una copia casi textual, con pequeñísimas modificaciones” (El Universal, 8 de octubre de 1963), de modo que la institución confrontó al falsario, quien “reconoció en forma clara que había copiado casi literalmente tesis”.
Con las evidencias a la vista, el cardiólogo Ignacio Chávez, a la sazón rector de la UNAM, consideró que “habiéndose violado disposiciones expresas tanto del Reglamento de Exámenes Profesionales de la Facultad de Derecho, como de la Ley Orgánica y del Estatuto General de la UNAM, debía declararse nulo el examen profesional del plagiario”.
El rector dijo que así se cumplía no sólo con la ley, sino con “el deber moral que impone el no aceptar que una persona, sorprendiendo la buena fe de los profesores y autoridades de esta institución (…) se constituya en una amenaza para la sociedad”.
Y acto seguido solicitó a la DGP de la SEP retirar título y cédula al plagiario. En efecto, la dependencia anuló ambas acreditaciones, que ya habían sido expedidas.
Consumado el asunto, a la rectoría le pareció pertinente emitir una postura contundente al respecto: “La UNAM vigila con toda escrupulosidad que los títulos que expide sean legítimos y consecuentemente tengan toda la validez requerida”.
Por lo tanto, estableció, “los pasantes de la UNAM que plagien tesis y las presenten como originales, serán desconocidos por la Dirección General de Profesiones una vez que se les declare nulo el examen profesional” (Ovaciones, 8 de octubre de 1963).
Carta firmada por 170 investigadores.
YASMÍN, ENDURECIDA
Seis décadas después, las denuncias contra Yasmín Esquivel Mossa por plagio de una tesis de licenciatura en la UNAM, y otra de doctorado en la Universidad Anáhuac, parece depender de la voluntad de la acusada.
La ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) se mantiene en su doble posición de sostener la presunción de autoría de una tesis de licenciatura y otra de doctorado a pesar de las documentadas impugnaciones, además de aferrarse al cargo judicial.
Todo a pesar de las presiones ejercidas por la academia, alumnos y hasta miembros de la judicatura.
La más reciente condena pública contra Esquivel Mossa proviene de la comunidad académica. Más de 170 investigadores de prestigio por la calidad de su producción académica, de instituciones de educación superior de México y el extranjero, entre los que destacan Roger Bartra, Jean Mayer, John Womack, José Woldenberg, Julia Carabias, Rodolfo Vázquez, Antonio Lazacano, Blanca Heredia.
Los investigadores establecen que “la comunidad académica cuenta con estándares muy bien definidos desde hace mucho tiempo para desarrollar su trabajo”, los cuales, señalan, “no son una novedad”.
“La honestidad intelectual –explican– y la obligación de citar las fuentes que se utilizan para la construcción del conocimiento resulta un imperativo, porque la ciencia trabaja así, a través de intercambios colectivos de ideas, en donde el reconocimiento de las autorías se torna fundamental para comprobar o desechar hipótesis”.
Y consideran que la respuesta de Yasmín Esquivel a las denuncias de plagio son “un insulto al rigor, a la honestidad y al trabajo intelectual que se ha venido construyendo a lo largo de siglos desde la academia”.
Especifican: “Alegar que Esquivel no plagió su obra ya que se limitó ‘a invocar puntos de vista’ de renombrados juristas es inadmisible, pues el estándar mínimo para estos caso exige que cualquier idea ajena tenga que ser reconocida para no ser presentada como propia. Aducir que la posible existencia de omisiones en las citas de autores, o de errores en su redacción, sólo tienen ese significado ―el de deficiencias o descuidos―, pero jamás una forma de plagio, pretende menospreciar e ignorar los estándares sobre los que se desarrolla un verdadero trabajo académico”.
En una carta pública, los investigadores exigen a Esquivel Mossa “una disculpa a la comunidad académica, y dado que ha dejado de tener una condición constitucional necesaria para realizar la importante labor que desempeña, lo mínimo que se esperaría es que renuncie a su cargo por la gravedad de sus actuaciones”.
A está última condena a la postura asumida por Yasmín Esquivel, se suma el rechazo de la comunidad estudiantil de la Universidad Anáhuac a la absolución que otorgó a la ministra por la presunta copia de su tesis doctoral, al declarar prescrito el delito y culpar a la falta de instrumentos informáticos para corroborar el plagio en la época en que Esquivel tuvo el doctorado.
A ello se añade la presión dentro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, donde la ministra presidenta del organismo, Norma Piña, anunció que ha sometido a sus compañeros el caso de Esquivel Mossa. Estaría en espera de respuesta.
Por cierto, Esquivel Mossa faltó a la sesión de hoy del máximo tribunal del país.
@emeequis
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