EMEEQUIS.– El Centro Médico Nacional 20 de Noviembre, uno de los hospitales Covid-19 más saturados y grandes de la capital mexicana y del país, puso a prueba este martes el inédito protocolo de pandemia con temblor.
Cuando sonó la alerta sísmica entre sus pasillos, los médicos dieron la orden de que los pacientes hospitalizados, intubados o en terapia intensiva, deberían quedarse en sus pisos, mientras doctores y enfermeras tratarían de prevenir que los ventiladores se movieran de su lugar, pues eso agravaría las condiciones de salud de los internados.
“Fue un momento de mucha angustia, porque los pacientes más graves dependen de que los insumos médicos estén estables para que funcionen como se deben. Un ligero cambio en la posición del tubo endotraqueal puede cambiar la presión del aire y llevar a un colapso de los pulmones”, dijo Omar García, médico internista del hospital. “Afortunadamente, todos los médicos actuaron muy bien. Nadie abandonó a sus pacientes”.
A los pacientes que sí podían desplazarse se les pidió que evacuaran el edificio tratando de mantener la sana distancia, aunque algunos por el miedo al temblor se abrazaron de familiares de pacientes que son sospechosos de haber adquirido el nuevo coronavirus.
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“Uno quisiera que en circunstancias como estas la gente no se olvidara de la sana distancia, pero es imposible. La respuesta natural de los seres humanos es buscar calma, incluso abrazándose de extraños. Ojalá esto no genere un pequeño pico más adelante”, dijo el doctor Omar García.
María del Rosario Aguilar, cuyo esposo está internado por el nuevo coronavirus en el hospital de la colonia Del Valle en la alcaldía Benito Juárez, contó que después de una hora del sismo de magnitud 7 a 7.5 con epicentro en Oaxaca varios médicos salieron a tranquilizar a los familiares y asegurarles que el hospital opera con normalidad tras la sacudida.
“Me dicen que todo está bien, que los pacientes están bien. Y por lo que se ve en las noticias parece que no fue tan grave como hace tres años”, dice. “Pero para muchas familias esto es demasiado: pandemia y temblor es mucho, así no se puede estar en paz”.
Los que podían salir fueron evacuados, pero adentro se quedaron doctores con pacientes graves. Foto: Óscar Balderas.
¿Y LOS PROTOCOLOS?
“Después de mucho tiempo volvió a sonar la alerta sísmica”, dice el doctor Ubaldo. El sonido lo sorprendió dando consultas en la Clínica 17 del IMSS, en la zona capitalina de Legaria. En repetidas ocasiones hace alusión a que afortunadamente no tuvieron mayores inconvenientes.
Conforme a los protocolos todos fueron evacuados. El personal médico y los pacientes fueron dirigidos a la diferentes zonas de seguridad: el estacionamiento, la calle y a la parte trasera de la clínica.
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No se quedó nadie, salvó la cuadrilla de protección que es la que hace un rondín que es la que saca a todos los que se hayan quedado rezagados.
El sismo fue generoso, “permitió que todos saliéramos. Normalmente cuando suena la alarma inmediatamente la gente se estresa, pero como no se sentía nada, incluso pensamos que se trataba de un error o un simulacro, así que pudimos salir en orden y ya estando afuera fue cuando se sintió el movimiento”, cuenta el doctor Ubaldo.
Él, junto con sus compañeros y pacientes, permanecieron alrededor de 10 minutos en la calle aguardando que el personal de la cuadrilla les diera luz verde para regresar, pues se tiene que revisar que no exista ningún daño estructural. En esta ocasión la inspección tuvo resultados positivos y pudieron entrar de nueva cuenta.
En las clínicas se tiene la ventaja de no tener pacientes hospitalizados, lo que hace más ágil la aplicación de los protocolos. Pero en estas situaciones, aún estando en medio de la pandemia, las reglas se olvidan y la sana distancia también.
A LA CALLE, SIN CUBREBOCAS
Mientras ello ocurría en los hospitales, el encuentro humano se daba cita en las calles. Los edificios tambaleaban, la gente llamaba por celular. Una señora de la colonia Mixcoac abrazaba a sus dos niños al tiempo que se deshacía en llanto. Sus manos se aferraban a los pequeños hombros mientas se alejaba de las construcciones más altas.
Las escenas de personas en calzones o sin camisa se sucedían mientras los perros ladraban en libertad. Eran casi las 11 de la mañana y el temblor con pandemia propiciaba una cercanía poco habitual en muchas personas; algunas se abrazaban, hablaban entre sí a pocos centímetros de distancia. Los cubrebocas se habían quedado en casa.
Otros guardaban distancia, querían regresar por sus gatos, por una bata, el celular. Qué se decía en Twitter, en qué estados se había sentido más duro, en qué colonias se presagiaban mayores riesgos, cómo estaba la familia.
La vulnerabilidad humana estaba en la calle, temblando frente al temblor.
“SE SINTIÓ MUY, MUY FUERTE”
Varias bardas se derrumbaron en Oaxaca. Fotos: Cuartoscuro.com.
“Se sintió muy, muy fuerte el temblor. No tenemos luz, las redes están fallando. Sí hay daños en el Centro de Oaxaca. La iglesia de Santa Lucía del Camino está un poco dañada, se cayó parte de la cúpula; hay daños menores, bardas caídas. El Ejército ha rodeado la zona, al igual que la policía y unidades de protección civil. La iglesia de Ixcotel también tiene daños”, cuenta Georgina Sánchez, habitante de Oaxaca.
Hasta el momento se registran cuatro personas muertas en Oaxaca, en Huatulco, San Juan Ozolotepec, San Agustín Amatengo y un trabajador de Pemex pereció en un hospital tras una caída, informaron autoridades. Mientras que en la Ciudad de México se reportaron dos personas lesionadas y daños menores en 32 edificios, informó la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum. Hubo alertas de variaciones en el oleaje en las costas de Guerrero y Oaxaca. En la Bahía de Acapulco: altura máxima registrada 47 centímetros y 66 en Huatulco.
@emeequis