EMEEQUIS.- Santa Claus y Reyes Magos, prevenidos: los juguetes en México durante las fiestas navideñas y las celebraciones de fin de año 2021 tendrán un aumento de precio de cerca del 10% a causa de la crisis sanitaria que ha causado el nuevo coronavirus.
La razón es el alza mundial en los precios en dos de las materias primas más importantes para la industria del juguete: el polietileno —un tipo de plástico derivado del petróleo— y el acero.
A causa del gran confinamiento del año pasado, el mundo necesitó menos polietileno y menos acero, pues fábricas, talleres y obras públicas y privadas se mantuvieron cerradas o trabajando a un ritmo más lento de lo usual.
Los fabricantes de dichas materias primas vendieron su inventario existente y, ante la incertidumbre sobre cuándo volvería la vieja normalidad, no volvieron a producir en las cantidades acostumbradas.
Después vino el descubrimiento de la vacuna contra el coronavirus, su aplicación masiva en países ricos y la reapertura de actividades comerciales en el mundo, lo que aumentó súbitamente la demanda de polietileno y madera produciendo un atasco en la cadena de suministros.
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Hoy, el mundo vive una escasez de ambos materiales, que por su importancia en casi todos los productos del mundo —no sólo en los juguetes— han disparado la inflación por todo el planeta encareciendo desde alimentos y medicinas hasta cosméticos y productos de lujo.
“El polietileno, por ejemplo, que se usa para bicicletas, patinetas, se compraba en el 2019 en 1.10 dólares por kilo y hoy está en 2.50 dólares. El acero que se usa, por ejemplo, para los carritos de juguete antes costaba entre 28 y 32 pesos el kilo y hoy se vende entre 55 y 60 pesos por kilo.
“Los costos de la materia prima se han incrementado de una forma muy, muy fuerte. No son pequeños incrementos de 15 o 20%, sino que estamos hablando de incremento de entre 100 y 200% de las materias primas”, dijo a EMEEQUIS el presidente de la Asociación Mexicana de la Industria del Juguete (AMIJU), Miguel Ángel Martín.
UNA CRISIS EN ASIA, UNA OPORTUNIDAD EN MÉXICO
Con esos aumentos, el incremento real en el costo de un juguete en este 2021 debería ser de hasta el 20%, pero un alza de ese tamaño haría casi imposible que Santa Claus y los Reyes Magos pudieran adquirir todo lo que necesitan para poner regalos debajo del árbol de Navidad.
Así que muchos empresarios de la industria del juguete han tenido que echar mano de su última reserva de plástico y acero que compraron antes de la pandemia y usarla para equilibrar el costo de sus productos: su mejor precio es, en promedio, 10% más caro que el año pasado.
“Hacia el futuro estamos muy preocupados por el tema de la inflación, porque este año nos ayudó a mitigar las existencias de tres o cuatro meses de materias primas que se compraron con el precio anterior… pero lo que preocupa es el futuro, ¿cómo será el próximo año?”, se pregunta Miguel Ángel Martín.
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Pero incluso en la crisis, la industria del juguete nacional está intentando crear oportunidades: mientras las fábricas en Asia luchan por sacudirse las restricciones sanitarias, en México las maquilas ya operan casi con normalidad y eso abre la posibilidad de que los grandes contratos de fabricación de juguetes cambien de dueño.
“Los contenedores en el mundo están escaseando y la razón es que muchísimas mercancías se quedaron varadas en China y en Europa. Va a tomar casi un año en que pueda regularizarse la logística en todo el mundo y eso ha hecho que empresas americanas que tenían sus líneas de producción en Asia estén buscando nuevas fuentes de proveedurías.
“Este es un momento clave. México puede ofrecer esas nuevas fuentes de proveedurías porque esas empresas están volteando sus ojos hacia América Latina. Ahí podemos recuperarnos del mal año que tuvimos en 2020”.
Un ejemplo es Lego, dice Miguel Ángel Martín: actualmente, todas las piezas de ese gigante de la industria del juguete que se venden en Estados Unidos y Canadá se crean en Monterrey, Nuevo León, generado cientos de empleos directos e indirectos.
Lo mismo podría ofrecerse para marcas trasnacionales como Mattel o Hasbro, lo cual abarataría los precios de los juguetes para los mexicanos y equilibraría las pérdidas durante el primer año de la pandemia, una auténtica pesadilla para esta industria.
UN AÑO PARA JAMÁS RECORDAR
“El 2020 ni lo queremos recordar… queremos hacer como que no existió nunca… fue una pesadilla, un mal sueño. Tuvimos una pérdida de más del 30% del mercado en ventas anuales”, recuerda el presidente de la AMIJU.
El golpe más duro del año pasado fue el cierre de los centros comerciales, pues ese canal de ventas representa el 50% de las ganancias para la industria.
Luego, cerraron establecimientos tradicionales como jugueterías y farmacias, que abarcan el otro 40% de los canales de venta. Y cuando hasta los tianguis —que representan el 10% restante— dejaron de instalarse, todo se vino abajo.
“Este año esperamos poder llegar del 90 al 95% de las ventas de 2019, que eran de 2 mil 700 millones, es decir, estaremos muy satisfechos si ganamos entre 2 mil 400 a 2 mil 500 millones de dólares.
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“La idea es nunca más repetir el 2020 y acercarnos a lo que era nuestra vieja normalidad, ahora ayudados de algo que creemos que llegó para quedarse: la gente ya se está acostumbrando a comprar en línea, algo que casi no existía antes de la pandemia”.
Si Miguel Ángel Martín pudiera pedir un deseo a Santa Claus o a los Reyes Magos, sería que la recuperación económica elevara el gasto promedio de 80 dólares por niña o niño que hace una familia mexicana cuando compra juguetes.
Y que quienes este año compren sus juguetes, a pesar de la inflación del 10%, lo hagan siguiendo un consejo sencillo: el mejor regalo no es el más caro, sino que el que se ajusta al bolsillo y el que genera un vínculo entre niñas y niños con sus familias.