EMEEQUIS.- Cuando el coronavirus se propagó por el mundo, los cárteles mexicanos padecieron el cierre de rutas de tráfico a través de fronteras internacionales y se interrumpió el suministro de precursores químicos para la elaboración de drogas sintéticas como la metanfetamina y el fentanilo; sin embargo, se adaptaron a las condiciones de la pandemia, pues usaron drones, criptomonedas, túneles y rutas marítimas para el traslado, además de encontrar fuentes alternativas a los componentes químicos.
Estas conclusiones son parte del segundo informe “Mexican Drug Trafficking and Cartel Operation amid Covid-19” (“Operaciones de cárteles y narcotráfico mexicano en medio del Covid-19”, en español), elaborado por el Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos, el cual no sólo muestra la adaptabilidad de estas organizaciones ante la pandemia, sino que alerta del crecimiento de pequeños grupos que se apoderan de territorios y, principalmente, de los dos objetivos del gobierno de Joe Biden: el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación.
El informe, fechado en octubre, señala que en marzo de 2021 el Departamento de Estado informó que “existe evidencia policial de que los cárteles mexicanos están consolidando su participación en la producción y el tráfico de fentanilo, utilizando métodos de producción alternativos que involucran químicos ‘pre-precursores'”.
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Lo anterior muestra que superaron las dificultades al principio del confinamiento, cuando por la desaceleración en el comercio de contenedores y la actividad portuaria, particularmente en China e India, hubo una escasez temporal de precursores químicos utilizados para sintetizar metanfetamina y fentanilo, lo cual derivó en carencia de productos a corto plazo y aumentos de precios.
Además, refiere que aunque México registró disminuciones en el cultivo de adormidera y la producción potencial de heroína en 2020 por tercer año consecutivo, un estudio de 2020 mostró que la producción de heroína mexicana no se vio afectada en gran medida por la pandemia.
“Algunos analistas advirtieron que las condiciones pandémicas pueden motivar a los productores de drogas con sede en México a encontrar fuentes alternativas de precursores y desarrollar aún más la capacidad de producción nacional”, alertan los autores.
EL GRAN GANADOR: EL CÁRTEL DE SINALOA
Al igual que lo hizo en el primer informe sobre el comportamiento de los cárteles en el primer año del Covid-19, publicado en abril, en la actualización del informe, el Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos recalca que la pandemia no parece haber disminuido el extenso poder criminal y político de las organizaciones criminales de México.
Los carteles de México, señala, controlan el movimiento de la mayoría de las drogas ilícitas extranjeras que se trafican en los Estados Unidos, incluida la heroína, el fentanilo, la cocaína, la metanfetamina y la marihuana.
Según un informe de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos publicado a principios de 2021, el Cártel de Sinaloa y el Cártel de la Nueva Generación de Jalisco (CJNG) han mostrado “signos de expansión en México” y han aumentado su producción de drogas sintéticas.
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La alerta sobre la expansión territorial de estas organizaciones coincide con la política implementada por el gobierno de Joe Biden con relación a los mandos visibles del también llamado Cártel del Pacífico y del Cártel Jalisco.
Recientemente, el Departamento de Estado norteamericano ofreció recompensas hasta por cinco millones de dólares para quien proporcione información que conduzcan al arresto de cuatro hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, sentenciado a perpetuidad en aquel país.
Se trata de Joaquín y Ovidio Guzmán López, así como sus hermanastros Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar.
Los dos primeros, según las fichas difundidas por el Departamento de Estado, encargados de supervisar once narcolaboratorios en Sinaloa que producen entre 1.3 y 2.2. toneladas de metanfetamina al mes, que se distribuyen en Estados Unidos y Canadá.
De los hermanos Salazar López, dice que coordinan el transporte de narcóticos desde Centro y Sudamérica, así como el flujo de estupefacientes a Estados Unidos, donde también recolectan ganancias para transferirlas a México.
A su vez, la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) tiene como uno de sus objetivos prioritarios la captura del chino Chuen Fat Yip, a quien identifica como proveedor de fentanilo del Cártel de Sinaloa y lo colocó entre los diez fugitivos más buscados, en los que también están los mexicanos Rafael Caro Quintero, Jesús Alfredo Guzmán Salazar, Ismael “El Mayo” Zambada y Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”, líder del Cártel Jalisco.
CRIMINALES OBTIENEN BENEFICIOS DE LA PANDEMIA
Sin embargo, no sólo las grandes DTO (Drug Trafficking Organizations) alertan al gobierno de Joe Biden. Los informes a los que tuvo acceso el Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos muestran que “desde el inicio de la pandemia se ha ampliado el alcance de la criminalidad de los cárteles más pequeños”.
Además, las condiciones actuales parecen haber intensificado la competencia entre grupos, “favoreciendo las ambiciones de los cárteles mexicanos más grandes de dominar ciertos corredores de transporte”.
El Congreso estadounidense alerta que la tasa de homicidios de México permanece “estancada” en niveles históricamente altos, con aproximadamente 27 asesinatos por cada 100 mil y más de 34 mil asesinatos en 2020; con el mayor número de homicidios registrados en el estado central de Guanajuato (sede del Cártel Santa Rosa de Lima, en guerra con el Cártel Jalisco) y el estado fronterizo de Baja California, que enfrenta una ola de violencia prolongada por la disputa del territorio entre CJNG y Sinaloa, sin menoscabo al aún existente y reagrupado Cártel de Tijuana.
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“Los grupos rivales han jugado por las rutas de la droga, la extorsión y el control de otros mercados ilícitos. La violencia relacionada con el crimen organizado también ha invadido la capital mexicana; hubo un fuerte aumento en los asesinatos de funcionarios públicos y candidatos para las elecciones de mitad de período de México celebradas en junio de 2021”, señala los autores June S. Beittelm analista de asuntos en América Latina, y Liana W. Rosen, especialista internacional en crimen y narcóticos.
Como refirió en el informe anterior, los grupos criminales distribuyeron paquetes de ayuda a la población local, marcados con la insignia de los cárteles, con lo cual “reforzaron la percepción de un gobierno mexicano débil, incapaz de ejercer control territorial, en medio de una contracción económica”.
“Estas actividades, ampliadas en las redes sociales, aparentemente estaban destinadas a ganar el apoyo de la comunidad para las empresas delictivas de los cárteles y atraer reclutas”, exponen los analistas, quienes afirman que con acciones como éstas los grupos sacaron “ventajas” en la pandemia, relacionadas con el capital social y al exhibir capacidad de reacción en la contingencia ante dificultades del gobierno.
Cita que algunos informes indicaron que los traficantes mexicanos acumularon recursos, incluido el efectivo, sin estar seguros de cómo el Covid-19 afectaría la atención de las fuerzas del orden sobre el tráfico ilícito de drogas.
Nuevamente, al igual que en el primer informe, el órgano de inteligencia del Congreso sostiene que aunque el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador mantiene altos niveles de aprobación (por encima del 60% a mediados de 2021), “su manejo de los grupos criminales mexicanos y su fracaso para reducir la violencia es criticado con frecuencia”.
@axelchl