Era marzo del 2017 cuando la muerte sorprendió en su casa a una mujer de 28 años que estaba en labor de parto. Ella vivía en la localidad de Huerta Vieja, en el municipio de San Miguel Totolapan, en Guerrero. Murió de una hemorragia.
Su historia evidencia algo que ha sucedido en todo el país: que cada tres días una mujer murió en su casa por complicaciones en el embarazo, parto y puerperio en 2017. Chiapas, Guerrero y Tlaxcala son los estados con mayor proporción de casos.
Los hogares son el tercer lugar en donde más mujeres fallecieron por muerte materna en México (12.3%), sólo después de la Secretaría de Salud (47%) y el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) con 17%, de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud analizados por EMEEQUIS.
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A pesar de que las muertes maternas han disminuido en todo el país de mil 070 en 2010 a 928 en 2017 –el último año del que se tiene registro–, las que ocurren en los hogares no han disminuido: en 2010 se registraron 121 fallecimientos de este tipo y en 2017 se contabilizaron 124.
Las muertes maternas “responden a una situación del sistema de salud, que no hay infraestructura para dar total atención con la suficiente capacidad y calidad que merecen las mujeres”, explica Karen Luna, vocera del Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), una organización que defiende los derechos reproductivos de las mujeres mexicanas.
La muerte materna es definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), como el fallecimiento de una mujer que sucede durante el embarazo, el alumbramiento, y hasta 42 días después del parto.
A nivel mundial esta organización estima que 830 mujeres mueren a diario por complicaciones durante el embarazo.
Pero en México poco se sabe de las mujeres que mueren en esa situación. ¿Quiénes son? ¿de dónde son? ¿a qué se dedicaban y por qué murieron así?
¿QUIÉNES SON ELLAS?
La mitad de las mujeres que fallecieron en sus casas por esta causa tenía entre 18 y 30 años, pero este rango de edad no es el único que aparece en los registros. A partir de que ellas comienzan con su periodo menstrual, pueden ser propensas a esta causa de muerte.
Adolescentes de entre los 13 y 17 años también aparecen en las estadísticas oficiales (6% del total de muertes), así como mujeres con otros rangos de edad: de 41 en adelante (8%).
Muchas, el 64% de todas ellas, no tenía estudios más allá de la secundaria. Unas, el 12%, llegó hasta la prepa y sólo el 5% alcanzó a tener estudios universitarios y de posgrado.
¿DÓNDE VIVÍAN?
Chiapas, Guerrero y Tlaxcala, en ese orden, son los estados que registraron mayores tasas de mortalidad materna en los hogares, con respecto a su población.
En la primera de estas entidades, un promedio de 1.3 mujeres por cada 100 mil de entre 15 y 64 años fallecieron en sus casas en 2015, de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud y del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI).
En Guerrero se registraron 0.9 casos y Tlaxcala 0.7 por cada 100 mil mujeres en ese rango de edad. En estos tres estados, además, arriba del 53% de su población se ubicaba en situación de pobreza, de acuerdo con cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) del 2016.
¿DE QUÉ MURIERON?
Aunque las causas de muerte son variadas, la razón más frecuente por la que fallecieron en sus hogares fue porque tuvieron una hemorragia al momento de dar a luz (12 por ciento).
La segunda causa de muerte fue enfermedades del sistema circulatorio que complicaron embarazo, parto y puerperio (7%), otras hemorragias que suceden inmediatamente después del parto (6%) y otras enfermedades que complican el embarazo, el parto y el puerperio (5%).
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De todas ellas, el 51% tuvo algún tipo de asistencia médica, pero 40% no. En el 9% restante de los casos no es posible determinarlo porque la Secretaría de Salud no lo especifica.
¿POR QUÉ MURIERON?
La muerte materna “responde a una situación del sistema de salud. No hay infraestructura para dar total atención con la suficiente capacidad y calidad que merecen las mujeres”, explica Karen Luna, vocera del Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE).
“Tanto el problema de violencia obstétrica, como la muerte materna responden a una situación de fallas estructurales del sistema nacional de salud, desde la fragmentación de los esquemas de afiliación hasta el suficiente presupuesto destinado, las cuestiones también de corrupción, que por supuesto afectan”, alerta en entrevista vía telefónica.
Además, precisa que el 41% de los mexicanos que tiene acceso a salud pagó estos servicios de su bolsillo.
“Mujeres en situaciones de marginación están teniendo que desembolsar este dinero para recibir un servicio que muchas veces deriva en una muerte materna”, dice Luna.
“Todo esto hace que al final del día en México el acceso a los servicios de salud sea difícil, sobre todo para las personas en situación de mayor marginación. No hay suficiente infraestructura, no hay suficientes clínicas, hospitales, personal, medicamentos, entonces, evidentemente, no hay suficiente capacidad para la atención, en este caso, a las mujeres que están en su embarazo, parto y post parto”.
En el territorio mexicano hay 2.8 profesionales de la enfermería por cada mil habitantes, frente al promedio de los países de la OCDE, que es de 9, detalla.
Además, el hecho de que no haya personal suficiente impacta también en la calidad de los servicios que reciben las usuarias, porque el personal que hay “está siendo sobreutilizado”, dice la vocera de GIRE.
@vancg_