EMEEQUIS.– La lista de alimentos que la Oficina de la Presidencia de la República compró en 2019 incluyó un “gustito” con sabor agridulce: agrio para los ambientalistas que protegen especies amenazadas, pero dulce para el paladar de Andrés Manuel López Obrador.
Se trata del acitrón, un dulce típico mexicano, cuyo consumo tiene en peligro de extinción a las biznagas, una planta que solo se encuentra en el centro y norte de México. Pese a las súplicas de ambientalistas y biólogos para que no se consuma más y se salve a esta especie endémica, la Oficina de la Presidencia de la República compró ocho unidades de acitrón, de acuerdo con el Programa Anual de Adquisiciones del año pasado.
Para extraer el acitrón de la planta y llevarlo hasta la mesa de Palacio Nacional se requiere matar a una biznaga que típicamente haya superado el metro de altura, es decir, interrumpir el crecimiento de 100 o 150 años de una especie que está protegida por la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010 y cuyo tráfico ilegal está penado hasta con nueve años de prisión.
UNA PLANTA AMENAZADA
“Si esa planta se utiliza para extraer acitrón, muere inmediatamente. Se necesita cortarle pedazos al interior de la cactácea, lo que mata a la especie, pero también se aniquila su capacidad de reproducirse”, cuenta la doctora Angélica Cervantes, subcoordinadora de Especies Prioritarias en la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio). “La mayor amenaza para estas plantas es el consumo de acitrón”.
El acitrón estuvo incluido en el programa de adquisiciones de la Presidencia.
Eso no impidió que el año pasado la Oficina de la Presidencia de la República gastara mil 135 pesos en acitrón –en mercados como La Merced el dulce cuesta 20 pesos por cada 100 gramos– un gasto pequeño en el presupuesto, pero que a nivel ambiental representa un alto golpe a la biodiversidad mexicana en aras de un antojito.
En diciembre de 2018, ya con Andrés Manuel López Obrador como presidente, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales publicó un texto en el que criticó a quienes ignoraban el peligro de extinción de esta especie con tal de saborear el acitrón.
El gobierno pide que no se consuma esta planta.
“Negarnos a incluir el acitrón en los platillos tradicionales mexicanos como el pavo de Navidad, los chiles en nogada, la capirotada, los dulces cristalizados o la Rosca de Reyes, aplaca la amenaza que ha puesto al filo de la extinción a un cacto globoso que presta enormes servicios ambientales.
“Reflexionemos sobre si saborear un trozo de acitrón (…) vale el impacto ambiental que se causa al extraer para siempre de su hábitat este vegetal endémico de México”, publicó la dependencia mexicana en este sexenio.
HASTA EL CRIMEN ORGANIZADO
Incluso, hay quienes aseguran que la compra-venta de acitrón ayuda al crimen organizado: la secretaria de Medio Ambiente en el gobierno de Puebla, Beatriz Manrique Guevara, aseguró en septiembre del año pasado que grupos delictivos están detrás de la explotación de la biznaga para ofrecer acitrón en el mercado negro.
“En temas de especies de flora, todo lo que tiene que ver con las especies protegidas por la Norma Oficial 059 –que son las biznagas, la flora endémica y delicada– termina siendo extraída de forma ilegal por grupos (delictivos)”, aseguró la ambientalista.
Al preguntar a la doctora Angélica Cervantes si es posible hacer un consumo ético de un dulce que mata a una especie amenazada, su respuesta es que comer acitrón no es sustentable.
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“Lo que hace que el acitrón sea muy cotizado es su sabor, pero principalmente su consistencia muy particular, porque cuando uno lo come hay una sensación áspera y rugosa que se puede imitar con el azúcar. Sí hay alternativas al acitrón que no vulneran a nuestras especies”.
DESENCUENTROS CON ECOLOGISTAS
La compra de acitrón por parte de la Oficina de la Presidencia de la República significaría uno más entre los varios desencuentros de la comunidad ambientalista con el presidente Andrés Manuel López Obrador: en octubre de 2019, el extitular de la Conabio, Jorge Soberón, acusó al presidente de querer “destruir” esa dependencia al quitarle personalidad jurídica y presupuesto propio en aras de la austeridad republicana.
Otras viandas de la lista.
Y este año, en pleno aniversario 20 de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, el gobierno federal propuso un recorte de 75% del presupuesto a dicha comisión, que significaría el despido de más de 200 guardaparques que protegen a especies amenazadas como la biznaga, de la que sale el dulce que hoy disfrutan en Palacio Nacional.
Otras compras de alimentos que hizo la Oficina de la Presidencia de la República en 2019 son 4 mil 501 pesos en helado napolitano, 5 mil 280 pesos en almendras, 25 mil 420 pesos en champiñones, 2 mil 454 pesos en nuggets y 8 mil 600 pesos en chamoy.
@oscarbalmen