¿La CNDH asume funciones de árbitro electoral? Análisis de Julián Andrade.
CONFIDENTE EMEEQUIS
EMEEQUIS.– Somos uno de los países más violentos del mundo, la seguridad pública se encuentra militarizada, los desaparecidos se cuentan por miles, 180 mil mexicanos han muerto de modo violento desde que inició la actual administración.
Es una estampa terrible y en la CNDH, que preside Rosario Piedra Ibarra, en lugar de hacer su trabajo, han decidido voltear para otro lado e inmiscuirse en la política.
Usurpando funciones del INE y del TEPJF, anunciaron en un pronunciamiento del 24 de febrero, que vigilarán para que “se garantice el ejercicio del derecho a la democracia” y que para ello “estarán atentos para observar y señalar cualquier desviación o perversión de su ejercicio que lo ponga en riesgo”.
¿Desviación? ¿De qué o de quién? ¿Solo hay una ruta? ¿Se prohibirá la disidencia? ¿Bajo qué fundamento legal harán la ponderación?
Sostienen que, como comisarios soviéticos, monitorearán de modo constante, “a fin de asegurar el cabal acceso de la ciudadanía a sus derechos civiles y políticos”.
La advertencia es para medios de comunicación, opinadores, actores políticos y autoridades electorales, con el supuesto afán de detener campañas negras que, aseguran, provienen del exterior.
¿Acaso desconfían de los consejeros y los magistrados electorales? ¿Les van a dar lecciones de derecho electoral, desde la CNDH, a la consejera Guadalupe Taddei y a la magistrada Mónica Soto?
Según la CNDH, se están repitiendo “escenarios como los del 2006 y el 2012 y lo peor es que aun cuando no existen actualmente condiciones objetivas, políticas, sociales o culturales, reales, para que se corra el riesgo de estar ante una elección de Estado -como sí se tuvo en esos años-, se esgrime hoy irresponsablemente la narrativa de que puede haber un ‘fraude electoral’ como los que hubo en el pasado, narrativa que sólo busca exacerbar los ánimos, confundir y abonar a una estrategia, en provecho de quienes lo que menos quieren es la democracia, y ya lo demostraron, en 2006 y en 2012 precisamente”.
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Es lamentable, aunque explicable, que quienes mandan en la CNDH hagan suyo el discurso de que hay fraude cuando pierde Morena y que las únicas elecciones legítimas son cuando esto no ocurre.
La omisión del 2018 es relevante, porque ya sería el colmo de que argumentaran que se hizo trampa para que ellos ganaran.
Ojalá mostraran las pruebas de los fraudes que les cometieron, implicaría un hallazgo, ya que en 12 años no lo hicieron, aunque llevaron cajas vacías, chivos, gallinas y guajolotes a las instalaciones del TEPJF.
Confunden la crítica al gobierno con la violencia política y de paso omiten señalar de dónde proviene la polarización en la que nos encontramos.
En los hechos, la señora Piedra Ibarra ya metió a la institución (antes) protectora de los derechos humanos en la campaña y tomó partido. Es más, debiera ser sujeta a sanciones por apartarse de la neutralidad a la que la obliga la ley.
Pero lo más grave es que se meten en asuntos que no les competen y hay razones para ello.
Desde que se fundó la CNDH en 1989, se optó por no darle atribuciones en materia electoral, para no vulnerar su propio trabajo y para evitar, justamente, que existieran distracciones sobre la misión principal que es la de proteger a los ciudadanos de los abusos de las autoridades.
La institución del ombudsman requería de legitimidad en todo momento.
Aunado a ello, era evidente desde aquellos años, que se trabajaba, con todas las fuerzas políticas, para avanzar en la consolidación del sistema democrático y que tenía, desde entonces, al INE (antes IFE) y al Tribunal Electoral como garantes del voto ciudadano.
El nivel de profesionalización de las autoridades electorales es evidente y reconocido a estas alturas y no necesitan que la CNDH se entrometa en asuntos que están fuera de su competencia.
Más ayuda el que no estorba, pero es la hora de las porras y las matracas.
LAS VÍSPERAS DEL 2024
Son 23 los candidatos que, hasta ahora, han solicitado seguridad durante el periodo de campaña. Las tres candidaturas presidenciales ya la tienen, y se están evaluando las otras 20 peticiones, para, de acuerdo con el protocolo anunciado por Rosa Icela Rodríguez, evaluar si recibirán 10 elementos con cuatro autos; ocho efectivos y tres vehículos o dos agentes y un auto, según el nivel de riesgo de cada caso.
@jandradej