EMEEQUIS.– Como sucede en muchos operativos contra el crimen organizado en México, una afortunada casualidad suele ser el primer paso para una aprehensión largamente esperada.
En el gabinete de seguridad del gobierno federal trascendió que el secuestro de una empresaria guanajuatense fue lo que permitió apretar el cerco contra José Antonio Yépez Ortiz, “El Marro”, hasta su detención la madrugada de este domingo.
Gracias a la familia de la víctima, la unidad antisecuestros estatal se movilizó con rapidez durante la pandemia y en las primeras investigaciones logró ubicar un vehículo cuyos tripulantes habrían participado en la privación ilegal de la libertad de la comerciante, originaria de Apaseo El Alto.
Para fortuna de los agentes, las placas del automóvil aparecían en los registros del Operativo Golpe de Timón con el que se pretendía detener al fundador del Cártel Santa Rosa de Lima desde octubre del año pasado. Todos los datos que los agentes tardarían meses en recabar ya estaban en una base de datos debidamente depurada.
UNA CASUALIDAD SE CRUZA CON TRABAJO DE INTELIGENCIA
El cruce de los datos del vehículo, su seguimiento a través de cámaras de vigilancia y una extensa red de vigilantes desplegada por una buena parte del territorio donde se creía que estaba el núcleo duro de “El Marro” permitió a esos agentes avisar a las autoridades estatales y federales que la víctima estaría en el mismo inmueble que el capo del huachicoleo.
Esa información cayó esta semana en el escritorio del secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, quien de inmediato ordenó explorar un operativo secreto y quirúrgico entre fuerzas federales y estatales para atrapar a “El Marro” sin bajas civiles.
Ese operativo hubiera sido casi imposible de organizar en tan poco tiempo debido a las fricciones pasadas entre el gobernador de Guanajuato, el panista Diego Sinhue, y el presidente Andrés Manuel López Obrador, pero la “operación cicatriz” que hizo el mandatario mexicano en su visita al Bajío en julio pasado reconstruyó las relaciones y confianza entre estado y federación.
Lo que siguió fue una cadena de responsabilidades que se fue tejiendo en los días pasados y que mantuvo en vilo a altos funcionarios de Guanajuato y a un puñado de hombres alrededor del secretario Alfonso Durazo, quien aceptó concretar el operativo la madrugada del domingo.
UN SECRETARIO EN VELA CONTRA UN CAPO DORMIDO
Fuentes cercanas al secretario Alfonso Durazo cuentan que en los últimos días se le había visto agotado, a causa de los desvelos por la organización del operativo: otra fuga de “El Marro” lo dejaría en ridículo frente a los mandos militares de la Guardia Nacional, pero su captura le daría el oxígeno necesario para seguir en el gabinete presidencial.
El 26 de mayo pasado, EMEEQUIS publicó que el presidente Andrés Manuel López Obrador había dado un ultimátum al titular de la Secretaría Seguridad y Protección Ciudadana: o daba resultados o sería reemplazado. Para evitar una salida por la puerta trasera del gobierno, el sonorense había puesto toda su esperanza en la captura de “El Marro”.
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Así que el secretario Alfonso Durazo durmió poco el jueves y el viernes. Y nada el sábado. Toda su atención se fijó en su objetivo prioritario. Acaso el momento más tenso fue casi a medianoche del sábado, cuando tres drones de fuerzas federales sobrevolaron la zona donde creían que estaba el capo, su séquito y la empresaria secuestrada.
Tras el sigiloso sobrevuelo, los ojos de las fuerzas federales confirmaron que “El Marro” estaba ahí, durmiendo, pero rodeado de un arsenal y una escolta dispuesto a protegerlo a tiros y con la vida.
Agentes estatales y federales, soldados y marinos se acercaron por tierra, rodearon a los presuntos criminales y ejecutaron el golpe, escondidos en la negrura de la madrugada.
Los primeros datos, hasta el mediodía del domingo, informan que no hay bajas en el operativo quirúrgico: un capo atrapado, cinco cómplices arrestados, una víctima rescatada con vida y un arsenal decomisado junto con drogas y dinero en efectivo.
El saldo también incluye un gobernante de oposición que se cuelga una medalla en el tema de seguridad y un secretario de Estado que se lleva los aplausos del gabinete y que hoy dormirá con la tranquilidad del deber cumplido, como hace mucho tiempo no lo hacía.
@oscarbalmen