EMEEQUIS.– Apenas van terminando de acomodarse la piezas en el gobierno de Delfina Gómez Álvarez en el Estado de México, cuando en el seno de su equipo ya han surgido dos bandos: quienes están del lado de Horacio Duarte, secretario de Gobierno, y los que se cuadran ante el jefe de Gabinete, Higinio Martínez.
Los dos jerarcas del obradorismo mexiquense han decidido que la entidad es demasiado chica para la ambición de poder de ambos. La pugna comenzó desde las horas que se decidía la postulación morenista a la gubernatura y, tras el triunfo, se prolongó en la lucha de influencias de ambos personajes sobre las designaciones de las múltiples carteras de una de las estructuras de administración pública más grandes de las entidades del país.
Pero ahora ha entrado una fase donde los dos personajes en cuestión presumen habilidades propias y grupos de respaldo, la arena electoral, pues han entrado de lleno a la lucha por la designación de candidaturas a las 45 curules locales y a las alcaldías de los 125 municipios de la entidad, que serán electos el próximo año.
Según se ha filtrado desde las estructuras del morenismo, ambos han empeñado toda su experiencia para colocar a la mayor parte de personajes afines en las postulaciones oficialistas.
De la campaña a la realidad: los acomodos. Foto: Cuartoscuro.com.
HIGINIO, CON LOS PROGRAMAS; DUARTE, CON LA OPERACIÓN
La asignación de funciones de Duarte e Higinio ya eran un problema para Delfina Gómez, desde antes de la toma de posesión.
Duarte tenía asegurada la Secretaría General de Gobierno desde un principio, porque acató con todo la decisión presidencial de hacer a Delfina gobernadora. Pero no estaba clara la posición que ocuparía el senador con licencia Higinio Martínez, que si bien no recibió de buen grado la candidatura de su exahijada política, acabó por allanarse y sumarse a la campaña.
De modo que la profesora entró en un debate con sus cercanos, incluido Duarte, para dilucidar la posición que tendría Higinio en la nueva administración, sin que la misma pudiera herir su inflamable susceptibilidad.
Y fue así como surgió la idea de crear el puesto de “Jefe de Gabinete y proyectos especiales”.
La Jefatura de gabinete es una función que de hecho siempre ha estado en la cancha del secretario de Gobierno, pero Duarte ni se inmutó porque sabía que no perdería un ápice de margen de maniobra, y estaba dispuesto a ver si Higinio se convierte en un Dick Cheney, el vicepresidente de George W. Bush, quien presumía que había hecho de cada cargo honorífico que le habían dado, un eje de poder; o si bien sólamente flotaba en la supervivencia sexenal.
El caso es que Higino apenas consiguió oficina hace un par de semanas, pues como el cargo que se le asignó no existía, las áreas físicas también estaban por establecerse.
PALMO A PALMO
Pero la tradición enseña que en las luchas de poder hasta el más chimuelo masca rieles, e Higinio ha comenzado a moverse. La reyerta por las postulaciones de 2024 es el frutero en disputa.
En un extremo de la mesa, Horacio Duarte opera la absorción de cuadros priístas y panistas en los municipios y distritos donde esas militancias retienen alguna fuerza, para neutralizar toda posibilidad de competencia en la medida de lo posible.
Mientras tanto, Higinio consiguió que le dieran el manejo de programas de atención ciudadana. La gobernadora anunció a finales de octubre que Higinio tiene “una situación de trabajo no tanto en campo, sino está apoyando con algunas cuestiones administrativas y de diagnóstico, pero ya lo veremos en acción porque ya vamos a empezar a trabajar programas y lo que son metas que tenemos en corto plazo”.
Dicho en lengua coloquial, le dieron el banderazo de salida para que también salga a trabajar en busca de posiciones para sus bases. Eso no quiere decir que se va a quedar en el Edomex: no renunciará a sus cuotas electorales y “usará sus fortalezas” para ampliarlas, pero el flamante jefe del gabinete delfinista se registró para nominación al Senado, donde buscará reelegirse.
Una diferencia central entre las estrategias de Duarte e Higinio, es que el primero quiere postulaciones en municipios y distritos ya de cuadros externos o bien de morenistas sin apego a cacicazgos, pues hay alcaldes que se han enquistado por muchos trienios, desde que eran perredistas.
Duarte busca romper esa lógica, no vayan a creer los eventuales presidentes municipales o diputados que le deben al cacique regional sus postulaciones. En cambio, Higinio se apoya justamente en la vieja estructura perredista.
Y es que, al final de las sumas y las restas, lo que está en disputa es, desde ya, el posicionamiento por la sucesión de 2030. Nunca es temprano para madrugar, decía la tía Tencha.
@emeequis
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