SOBRE EL AUTOR
EMEEQUIS.– Siendo Secretario de Seguridad Pública, el más poderoso funcionario del Estado mexicano en esa área, Genaro García Luna fue secuestrado sin obstáculos mayores por el narcotraficante Arturo Beltrán Leyva y su gavilla, de acuerdo con el testimonio del también criminal Sergio Villarreal Beltrán, llamado “El Grande”.
Según Villarreal Beltrán, el secuestro exprés ocurrió en una carretera del estado de Morelos, cuando García Luna se dirigía con su comitiva a Cocoyoc, y fue originado porque tras el arresto de su hermano Alfredo, conocido en el hampa como “El Mochomo”, intentó llamar a García Luna para negociar pero este no le tomó las llamadas.
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Justo como ahora se imputa con profusión al gobierno mexicano en turno, Villarreal acusó a García Luna de favorecer al Cártel de Sinaloa. Ante la Corte Federal del Distrito Este (Brooklyn) de Nueva York, explicó que el funcionario “no contestaba sus llamadas en un momento en que parecía tomar partido por la facción de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán”, durante una de las guerras internas de esa organización delictiva.
MATERIAL PARA EL JUICIO PARALELO
De acuerdo con el relato de “El Grande”, cuando estalló el conflicto interno del grupo criminal, Arturo Beltrán Leyva buscaba el contacto telefónico con García Luna para saber “de qué lado estaba”, y cuando finalmente lo contactó, el titular de la SSP habría respondido que se mantenía neutral.
En una relación no exenta de contradicciones –por un lado asegura que el funcionario no le tomaba llamadas y en otra detalla lo que supuestamente respondió–, Sergio Villarreal agregó un afirmación sorpresiva en su testimonio: que a pesar de todo, Beltrán Leyva siguió “enviándole pagos” a García Luna.
Pagar por neutralidad no es una práctica común en el mundo del hampa, pero la afirmación es material suficiente para que sea usada en el juicio paralelo a García Luna y a Felipe Calderón en los canales oficiales domésticos.
“EL GRANDE” FUE TESTIGO PROTEGIDO DE GARCÍA LUNA
En marzo de ese año, la revista Proceso (1583) publicó un reportaje sobre la penetración del crimen organizado en las esferas de poder de la comarca lagunera, que aludió en un párrafo a la visita del entonces presidente electo Felipe Calderón Hinojosa a Torreón, en septiembre de 2006, para apadrinar a la hija de Guillermo Anaya, en cuyo banquete habría coincidido con otro invitado de la familia, el presunto operador de la organización criminal Beltrán Leyva, Sergio Villarreal Barragán, llamado “El Grande”, hermano de Adolfo Hernán, esposo de Elsa María Anaya Llamas y padre de sus dos hijas.
Anaya era en ese momento el candidato calderonista para contender por la gubernatura de Coahuila, y su poder era creciente fuera y dentro de esa entidad, donde se le atribuía el control de la mayoría de delegados de dependencias federales. Nada se le negaba al compadre presidencial
Después, Villarreal fue capturado y reclutado por la PGR como testigo protegido.
Marisela Morales Ibáñez, entonces titular de la Subsecretaría de Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SIEDO) y posterior procuradora general, fue señalada como gestora de los privilegios de que fue objeto Sergio Villarreal, como la conservación de la propiedad de su cuantioso patrimonio y el de sus familiares, incluido el de su hermano Adolfo.
@emeequis
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