EMEEQUIS.– “Hay que predicar con el ejemplo”. Con esa frase Bárbara Anderson abre su columna en Opinión 51. Expone el gravísimo papel de Estados Unidos en la crisis ambiental. A pesar de las medidas que junto con otros países ricos busca tomar, continúa como el segundo país del mundo que más contamina.
Recientemente vino a México John Kerry, encargado especial de Joe Biden en temas de calentamiento global. Su visita fue para acordar medidas bilaterales en materia de energía renovable y hacer sugerencias a nuestro país en temas ambientales.
Para Anderson, resulta interesante el tema, ya que pareciera que Estados Unidos no se da cuenta de su papel crítico en el tema. “No es que quiera defender la no política ambientalista mexicana de hoy, pero es importante saber que Estados Unidos –tan pendiente de cuánto contaminamos– es el país con mayor producción de CO2 de Occidente”.
La columnista mexicana analiza el reporte “Resoluciones de Año Nuevo: la hipocresía climática de Estados Unidos” del Center for Global Development (CGD) para exponer la desigualdad energético entre países ricos y países pobres. Dentro de su investigación, Anderson también retoma el dato publicado por Rose Mutiso, del Energy for Growth Hub. De ambos documentos recoge datos graves:
- El primer día del año, un estadounidense ya había emitido más CO2 que un habitante de la República Democrática del Congo en todo un año.
- Tras la primera semana del año, otro estadounidense ya había superado las emisiones de 23 países de bajos ingresos en todo un año.
- Para el 10 de enero, las emisiones promedio de un habitante de Estados Unidos ya habían superado las emisiones anuales per cápita de todos los países de ingresos medios y bajos de África.
- Veinte días del año fueron suficientes para que un estadounidense iguale las emisiones de todo un año de un nicaragüense.
- Solo la industria de los videojuegos en California, uno de los 50 estados de Estados Unidos, usa más energía que decenas de países africanos completos.
Bárbara Anderson analiza el reporte “Resoluciones de Año Nuevo: la hipocresía climática de Estados Unidos” . Foto: Opinión 51.
Mientras, según el estudio analizado por Anderson, Estados Unidos ya producía más emisiones contaminantes que gran parte de África y países de bajos ingresos, en Glasgow se celebraba una cumbre en la que líderes de los países más desarrollados hacían un trato basado en la hipocresía. Anderson así lo describe: “Firmaban con una mano un acuerdo para bajar emisiones y disminuir en el futuro el aumento de la temperatura global, y con la otra mano siguieron adelante con sus planes de seguir usando e invirtiendo en energías contaminantes.”
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Uno de los acuerdos fue que estos países desarrollados cancelarían apoyos a países pobres o en vías de desarrollo que no generaran energía limpia o renovable.
Para dimensionar la contradicción, Estados Unidos tiene en puerta 24 proyectos de generación de energía basada en combustibles fósiles; lo que implicaría más de 1.6 gigatoneladas de emisiones potenciales de gases de efecto invernadero.
Además, muchos de los países que acordaron esta medida han gastado más de 50 mil millones de dólares en subsidios de producción de combustibles fósiles; por el contrario, la financiación que planean detener hacia países más pobres les ahorrará menos de la mitad de ese gasto: 19 mil millones de dólares. Es decir, la medida de detener la financiación a países que no han conseguido la transición a energías renovables no les ahorrará ni la mitad de lo que continúan gastando en producción interna de combustibles fósiles.
Junto a este análisis, el informe expone lo siguiente: “Esto es una hipocresía porque estos países podrían tener un mayor impacto si se comprometieran a eliminar su propio uso de combustibles fósiles”.
México, país al que tanta atención le pone Estados Unidos, es el lugar 14 a nivel mundial en emisiones de CO2. Estados Unidos es el segundo, produce 4.5 millones de toneladas métricas por año. Para facilitarlo, se puede decir que mientras un mexicano promedio produce 3.05 toneladas métricas de CO2, un estadounidense produce casi 14. Casi 5 veces más.
La crítica hacia los países más ricos está justificada. Bárbara Anderson recopila un par de declaraciones que lo ejemplifican:
“Es muy fácil para los países ricos imponer prohibiciones de financiamiento de combustibles fósiles a los países pobres o en vías de desarrollo, mientras que al mismo tiempo aumentan su propio consumo de combustibles fósiles. Es pura hipocresía y es devastador para los países pobres, ya que necesitan una amplia gama de energía para impulsar el desarrollo”. -Vijaya Ramachandran, director de Energía y Desarrollo del Breakthrough Institute en Berkeley (California) en una entrevista a The Guardian.
“Resolver la crisis climática en el mediano plazo es responsabilidad de los países que son hoy altos emisores, no solo porque causaron el problema, sino que lógicamente es donde se concentran las altas emisiones”. -Rose Mutiso, investigadora del Energy Growth Hub.
Además de recopilar opiniones, Bárbara Anderson da la suya y cierra su columna:
“Por supuesto que estoy a favor de bajar la temperatura del planeta. Por supuesto que estoy en contra de los impulsos a las energías contaminantes del actual gobierno y el freno al desarrollo de las energías limpias que traíamos en México. Estoy en contra de que un tema tan poderoso como es el calentamiento global importe tan poco a los políticos de la 4T. Pero tampoco estoy a favor de que un país como Estados Unidos venga a darnos recomendaciones de cómo ser más responsables con el planeta. La acción climática debe comenzar en casa. Las palabras convencen, pero el ejemplo arrastra”.
@emeequis