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La oposición está en riesgo con la nueva configuración del mapa electoral, tras el triunfo por amplio margen de Claudia Sheinbaum, explica Luis Carlos Ugalde. Foto: Galo Cañas / Cuartoscuro.com.
EMEEQUIS.– Con más de 30 puntos de ventaja en las elecciones, Claudia Sheinbaum Pardo se convertirá en la primera presidenta de México. El triunfo de la coalición Sigamos Haciendo Historia fue arrollador y probablemente conseguirá la mayoría calificada en el Congreso.
Eso implicaría que, al iniciar su mandato, la morenista podría gobernar sin necesidad de buscar el consenso de la oposición. Situación que para especialistas implica un riesgo entre contrapesos e, incluso, “el fin de la transición democrática”, como dice Luis Carlos Ugalde, exconsejero presidente del entonces llamado IFE (2003-2007).
Esta es la segunda vez que Morena gana unas elecciones presidenciales. Y, al obtener el triunfo en Veracruz, Chiaps, Jalisco, Tabasco, Ciudad de México, Morelos y Puebla (sólo le faltaron Guanajuato y Jalisco), acumula 24 de las 32 entidades de la República.
A la par, las votaciones proyectan que obtendrá, junto con aliados, 334 curules o más en la Cámara de Diputados, lo que le dará la mayoría calificada (dos terceras partes más uno) necesaria para emprender reformas constitucionales.
Mientras que, en el Senado, la coalición se quedaría muy cerca de obtener los 86 escaños que se necesitan para asumir tal dominio, lo cual se podría solucionar con la negociación del cambio de camiseta de algunos legisladores.
EMEEQUIS entrevistó a Luis Carlos Ugalde, director general de la consultora Integralia MX, quien explica que el triunfo de Morena con un margen tan amplio estaba previsto, sin embargo, en las últimas mediciones ninguna encuestadora “traía esos números”.
Para él, la diferencia de 30 puntos entre Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez puede relacionarse con la estrategia de polarización que el mandatario ha utilizado de manera continua: “El deseo generalizado de continuidad, una actitud emocional de revancha y castigo hacia lo que López Obrador llama las clases conservadoras, y una gran operación electoral, que incluye a los servidores de la nación y los programas sociales”, fue parte de lo que le dio el triunfo a Claudia.
Ugalde suma la mala calidad de los candidatos de oposición, los problemas al interior de partidos, principalmente del PRI y que no lograran crear una narrativa que convenciera al electorado.
SE ACABÓ EL PARADIGMA DE LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA
El especialista también considera que estos resultados mantienen “consecuencias profundas a mediano plazo”: “El paradigma de la democracia terminó. Ese paradigma, básicamente, hablaba de que México requería construir una democracia de contrapesos para que su economía de mercado funcionara adecuadamente”.
Queda en su lugar un paradigma que se relaciona con la continuidad. Para la mayoría de las personas “los temas de democracia y la separación de poderes son secundarios. La mayor parte de la población resuena con el discurso de reivindicación del pueblo y considera que los programas sociales han sido muy potentes”, explica el entrevistado.
“Esto es por lo que la gente votó. Entonces, el modelo que seguiremos en los próximos años será un modelo con menos controles a la presidencia. Claudia tuvo un mandato contundente en las elecciones y, al ser muy poderosa, no tendrá que negociar ninguna de sus reformas constitucionales o legales. Podrá hacer nombramientos a la Corte, al INE y a los órganos autónomos bajo su propio modelo de perfil que desee, y esto será más acentuado que con López Obrador. Así es que, este va a ser el resultado de los próximos años: un sistema de concentración del poder más agudo que con López Obrador”.
Ugalde añade que el tema de la democracia y equilibrio de poderes se intentó como narrativa en la campaña de Xochitl, sin embargo, “es un tema difícil porque la protección de la democracia no es un argumento que resuene con una mayoría de la población. Eso no significa que haya que dejar de lado esa idea, pero no tiene resonancia con la mayoría de la población. Entonces, ¿qué paradigma, qué narrativa, qué idea política puede esgrimir la oposición para tener una misión en los próximos años? Este es el gran desafío político en estas nuevas iniciativas políticas y de partidos”.
EL PLAN C DEL PRESIDENTE LÓPEZ OBRADOR
El especialista explica la cantidad de 35 millones de votos en favor de la morenista, cinco millones más que los que logró López Obrador en el 2018: “Se trata de la profundización del realineamiento político que empezó en 2018. En 2021, durante la elección intermedia, hubo un retroceso relativo de Morena, porque la oposición se coaligó para detener la mayoría calificada que Morena había obtenido tres años antes. Eso hizo pensar que la hegemonía de Morena había retrocedido. Pero lo que vimos el 2 de junio, simplemente profundiza este realineamiento que inició en 2018”.
Como ejemplo de los posibles riesgos entre contrapesos y de la comparación con el régimen que se tenía con el PRI, Ugalde recuerda que en su conferencia matutina, un día después de las elecciones, López Obrador volvió a hablar del Plan C y sus deseos de reformar al Poder Judicial. “El presidente dijo que la reforma al Poder Judicial era el primer paso, así que esto cambiará”. Y reitera que, para la mayoría de la población, la democracia pasa a segundo lugar.
En cuanto al papel que tendrán los partidos de oposición, Ugalde menciona que es importante hablar del gran reto que tienen al crear una reorganización y narrativa entre los partidos.
Añade que “en 2025 se abre el registro de nuevos partidos, y podría surgir algo nuevo, pero en este momento el gran desafío es que la oposición encuentre una narrativa, una idea intelectual y política que resuene”.
EL PRI Y PRD, EN PROCESO DE EXTINCIÓN
Ugalde añade que, pese a que el PRI se quedará con su registro, se encuentra en un proceso de extinción y, en este sexenio, seguramente quedará como la cuarta o quinta fuerza en el Congreso, mientras que es poco probable que el PRD conserve el registro. “El PRI no está encontrando la manera de tener resonancia”.
En cuanto a que la participación ciudadana descendiera alrededor de un 3% en comparación con las elecciones presidenciales pasadas, que alcanzaron el 63%, Ugalde afirma que se vuelve a relacionar con un deseo de continuidad y con que “la mayor parte de la población no compró la urgencia, no ve problemas, está contenta con la continuidad del gobierno (…) no fue una preocupación general, para muchos iba a ganar morena por lo que no era necesario salir a votar”.
Como conclusiones de los resultados de la jornada electoral, Ugalde expresa:
“En las elecciones presidenciales, hubo una profundización del debilitamiento del sistema de partidos, hubo un mandato democrático contundente a favor de la continuidad del proyecto de López Obrador. Hubo una suerte de revancha social, que es parte de lo que López Obrador ha sembrado con su discurso polarizante. La gente manifestó que está contenta con las cosas como van”.
@marrrome259
