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Arrecian asaltos a repartidores de Rappi, Uber Eats y Didi Food

Los ladrones les arrebatan celular, bici o moto. Últimamente hay más casos en que sólo les roban la comida. ¿Qué les dicen en su empresa? “Es una pena, pero te esperamos pronto de regreso en la APP”.

7 / 29 / 20

EMEEQUIS.– Llegan al lugar indicado para dejar el pedido al cliente, pero resulta que muchas veces es una trampa para robar a los repartidores. Es el modus operandi más común de los hampones. Les quitan celular, mochila y a veces hasta la bicicleta o la moto. 

Pero a raíz de la pandemia, es cada vez más común que los despojen solamente de la comida. Ya no se van por el celular o el vehículo.

Para Saúl Gómez, vocero del colectivo Ni Un Repartidor Menos, esto refleja la triste realidad de la crisis económica, pues significa que la gente no tiene ni para comer. Muchos de sus compañeros le dicen: “Yo creo que ni me quería robar, pero lo hizo, le ha de haber dado pena decir que no tenía dinero”. 

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Así le sucedió a uno de sus colegas. Fue a dejar un pedido y el cliente le pidió que lo esperara un momento, agarró la comida y se metió, cerró la puerta y ya no volvió a salir, hasta apagó la luz.

Ante la ola de asaltos por la pandemia, unos 35 diarios, calcula Saúl, las empresas se hacen las desentendidas y cuando reportan un suceso les dicen: “Es una pena, pero te esperamos pronto de regreso en la APP”.

MÁS OPERACIONES… Y MÁS ROBOS

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Los repartidores se protegen como pueden. Tienen alertas de este tipo que se pueden apreciar en grupos de redes sociales de personas que trabajan para varias aplicaciones.

Los asaltos a repartidores se han vuelto más frecuentes a raíz de la expansión de operaciones de Rappi, Uber Eats, Didi Food y Sin Delantal, que son las principales plataformas digitales para la entrega de alimentos y otros productos.

Tan sólo en el último año y medio en la Ciudad de México se han abierto 5 mil 500 carpetas de investigación, de acuerdo con datos de la Fiscalía General de Justicia (FGJ) de la capital.

Esto significa que, entre enero de 2019 y junio de 2020, se iniciaron 10 carpetas diarias en promedio por robo a repartidor. La mayor parte están clasificadas con violencia y en algunos casos se reportan con robo de vehículo.

Además de luchar contra la precarización del trabajo y de tener un alto riesgo de accidentes, los asaltos a los repartidores han aumentado en el último año. Esto se ha recrudecido con la pandemia, reconoce Saúl Gómez. 

UNA LAMENTABLE REALIDAD

Gómez indica que, de acuerdo con sus registros, los robos se dispararon 700% con la pandemia. Entre marzo y el 15 de julio van por lo menos 35 casos diarios en la Ciudad de México. 

De los asaltos que son víctimas resalta que al menos 2 de 10 son con violencia, desde media hasta dejar secuelas.

Esto no es exclusivo de la Ciudad de México, se extiende a todo el país e incluso en otras partes del mundo, pues la crisis económica que está dejando el confinamiento por la Covid-19 ha dejado a muchas personas sin empleo, señala Saúl.

“Es un tema que lo vivimos a diario en esto de ser repartidor, ha recrudecido más con la pandemia, no sabemos si por tanto empleo que se perdió”.

De acuerdo con datos del INEGI, en abril se contabilizaron 15.7 millones de personas sin empleo, la mayoría (13.6 millones) son población no económicamente activa, pero que están disponibles y 2.1 millones que se quedaron sin trabajo.

Además de las personas sin un empleo, están aquellas que vieron reducidos sus ingresos, de las 32.9 millones de personas ocupadas, un 46% tuvo recorte en su salario, según los resultados de su Encuesta Telefónica sobre Covid-19 y Mercado Laboral.

NO REFLEJAN LA DIMENSIÓN

Aunque en el primer semestre del año las carpetas de investigación iniciadas por robo a repartidor de la FGJ CDMX suman mil 274 (31.1% menos que en igual lapso de 2019), esto no concuerda con la realidad que viven los trabajadores de estas plataformas digitales de entrega de comida a domicilio. Como dice Saúl durante la contingencia sanitaria han padecido más esto.

Ni siquiera las 5 mil 500 carpetas que se tienen le parecen suficientes: explica que muchos no denuncian porque nunca se resuelve nada y es una pérdida de tiempo, también en esta época de confinamiento es prácticamente imposible entrar directamente a denunciar en el ministerio público, “la mayor parte de las veces tienes que estarte tragando el coraje de las cosas que pasan”.

El episodio más común que se está dando es que te dicen que te pagan a la entrega y les roban el pedido, por lo que el repartidor termina pagando los platos rotos, pues luego “el cliente” dice que no se les entregó nada. Terminan desactivando al repartidor y cobrándole la deuda, “esto es totalmente responsabilidad de las aplicaciones, que no hacen nada para verificar los métodos de pago”.

Ni Un Repartidor Menos ha identificado varias zonas rojas en la Ciudad de México, por ejemplo, colonias como: La Pensil y la Anáhuac de la alcaldía Miguel Hidalgo, la Buenos Aires, algunas partes de la zona centro de la Cuauhtémoc. Al sur: Ejidos de Coapa en Coyoacán.

En la Ahuizotla (Azcapotzalco) es una zona roja, “es un triángulo ahí, se compaginan Miguel Hidalgo, Azcapotzalco y Naucalpan, es zona de nadie y está complicada la situación ahí”.

En robo de bicicletas, el primer lugar lo tiene Buenavista: tan solo en marzo tiene 17 reportes, apunta Saúl.

Mientras que los datos de la FGJ CDMX arrojan que, por ocurrencia de los hechos, las alcaldías donde más se presenta el robo a repartidor son: Iztapalapa, en primer lugar, con mil 687 carpetas iniciadas; Gustavo A. Madero, con 666; Álvaro Obregón, con 518; Venustiano Carranza, con 406.

En tanto que la Cuauhtémoc tiene 357, la Miguel Hidalgo 341, Iztacalco 300 y Azcapotzalco 295, esto entre enero de 2019 y junio de 2020.

UNA NUEVA HERRAMIENTA

Los repartidores han tenido que buscar diversos métodos para cuidarse las espaldas. Saúl adelanta que están trabajando con una APP española, “Zenly”, para monitorear a los compañeros.

“Nos funciona en el caso en el que tú ya no tengas batería o cualquier cosa, la APP nos va diciendo qué estás haciendo”.

Dicha aplicación registra las rutas e identifica cuando el repartidor está en su casa, en el trabajo, también dice a qué velocidad va manejando. “Por ejemplo, tengo a uno que está avanzando a 5 km, los vamos checando, me dice el nivel de su batería, en caso de que me desaparezca la chica o chico, me dice que es posible que no tenga GPS que esté en un lugar comprometido”.

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La APP se ocupa más como red social en España, pero Saúl se puso en contacto con ellos para que la desarrollaran más para la cuestión de seguridad: es un mapa que poco a poco va a ir creciendo.

Otra opción que tienen lo repartidores para su seguridad es la clásica: un grupo de WhatsApp en el que tratan de compartir su ubicación. El problema es que a veces no funciona muy bien.

Además, no dejan de lado el trabajo en conjunto para la prevención del delito con la Secretaría de Seguridad Ciudadana, que se ha fortalecido más, precisamente por este incremento de los asaltos y otras cuestiones como el acoso sexual que sufren algunas de las repartidoras.

LO SENTIMOS, PERO NI MODO

No es una novedad que las empresas como Uber Eats, Rappi y Didi Food fomentan la precarización del trabajo, pero además de no brindarles lo mínimo a sus repartidores, son poco flexibles cuando éstos sufren algún asalto. ¿La respuesta que encuentran? “es una pena, pero te esperamos pronto de regreso en la APP”.

“Jamás te dicen: necesitas algo o te ayudo”, aparte, si por el robo se les quedó una deuda, no pueden volver a trabajar hasta que la paguen.

Rappi y Didi Food tienen botón de SOS que a veces funciona y a veces no, pero aquí el asunto es: lo oprimo si, es que puedo y ¿luego qué va a pasar? dice Saúl.

“Le voy a decir: permítame, señor ratero, deje oprimo mi botón de SOS para avisarle a la APP que tengo un problema y no me vayan a cobrar el pedido”. Aquí el hecho para las empresas es que tú faltaste a esto del “totally service”, que es “el pedido importa más que tu vida”. Esto también pasa cuando llegan a sufrir algún accidente vial.

En muchas zonas que ya conoces que no son nada confiables, todo el tiempo estás rezándole a Dios para salir del lugar lo más rápido posible, comenta Saúl. 

Este es el miedo con que salen todos los días los repartidores. 

@ptcervantes

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Patricia Tapia

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