EMEEQUIS.– La llegada del tabasqueño Javier May prendió alarmas al interior de la dependencia que tiene a su cargo la concreción del Tren Maya, una de las obras insignia del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Entrampada por diversos factores –la obra tiene un avance del 30%–, entre ellos los constantes cambios de ruta, cancelación de licitaciones y sobrecostos, el Tren Maya está programado para entregarse en diciembre de 2023, algo que será difícil de lograr, aunque el presidente parece tener otros datos.
¿Por qué designar a un operador político en Fonatur para reemplazar a un arquitecto reconocido? Esa es la pregunta que muchos funcionarios se hacen actualmente, después de afirmar que quedan en el aire diversos pasos que Rogelio Jiménez Pons ya había dado y que, en la desesperación de López Obrador por concluir la obra, ahora seguramente quedarán cancelados.
El mismo Jiménez Pons creó un aparato extraordinario para enfrentar la problemática del Tren Maya, mismo que ahora queda a la deriva, en espera de las acciones de May.
UN VAIVÉN DE ANTECEDENTES
La decisión tomada por el mandatario tiene como antecedente constantes objeciones a las acciones tomadas por Fonatur con Jiménez Pons, las cuales se remontan a agosto de 2020, cuando se canceló la asignación de la construcción del Tramo 5 de Cancún a Tulum a un consorcio privado.
Fue entonces que el tramo fue dividido en dos subtramos, el primero, Tulum-Playa del Carmen, asignado a una empresa privada, mientras que el segundo, Cancún-Playa del Carmen, se encontraba en proceso de asignación.
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Pero de nuevo el presidente intervino para decidir que sería el Ejército el que se encargaría de la construcción del segundo tramo, el cual contemplaría un segundo piso de 50 kilómetros.
Un nuevo viraje en los planes ocurrió apenas la semana pasada, cuando López Obrador dio a conocer que el primer tramo, de Tulum a Playa del Carmen, se construiría a espalda de los hoteles, no en medio de la carretera, con un costo adicional de 1,000 millones de pesos.
Pese al aparente intento por justificar los inconvenientes, Jiménez Pons no dejó de manifestar su malestar por un retraso de cinco meses en la obra, y encontró en la burocracia de distintas dependencias federales como la Semarnat, Conagua y Sedatu, a quien culpar.
May al ser presentado por el titular de Gobernación. Foto: Cuartoscuro.com.
“NO SE NECESITA QUE SEA INGENIERO EN VÍAS FÉRREAS”
El perfil profesional de Javier May puede no ser idóneo para la mayoría de la gente, pero lo es en todo caso para el presidente. Al interior del Fonatur se cuestiona que el hombre no sabe de trenes, ni de movilidad, ni de permisos.
May no concluyó ninguna carrera profesional y, según sus datos personales, sus estudios llegaron hasta la secundaria. Su oficio es hojalatero y mecánico. Pero su principal carrera es la de político, misma que inició como miembro del Movimiento de Resistencia Civil Pacífica Contra las Altas Tarifas de la CFE en Tabasco, lo que después lo llevaría a militar PRD y a participar en la campaña de AMLO para la gubernatura del estado en 1994.
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De ahí ha sido diputado, alcalde y senador, cargo que actualmente ostenta, y para el cual pidió licencia para ser subsecretario de Planeación, Evaluación y Desarrollo Regional de la Secretaría del Bienestar, donde estuvo al frente de Sembrando Vida.
En la conferencia matutina de este miércoles le preguntaron al titular de Gobernación, Adán Augusto López, sobre esta discordancia, a lo que contestó: “Javier May es un político experimentado, no nada más en política, sino administrativamente. Pocos lo saben, pero Javier ha tenido una larga carrera en la administración pública municipal o estatal”. Y enseguida lanzó la frase que horas después sería criticada en redes sociales: “No se necesita que uno sea ingeniero en vías férreas para coordinar los trabajos de construcción y de diseño, lo que se necesita es que haya la capacidad y que se trabaje de manera honesta”.
CON EL RESPALDO DE AMLO
Lo cierto es que Javier May tiene alta influencia en la voluntad del presidente, y seguramente lo mismo ocurre en sentido opuesto. Prueba de ello es el incidente marzo de 2020, cuando la entonces titular del Bienestar, María Luisa Albores, decidió publicar un decreto restándole facultades al funcionario, algo que de inmediato reclamó con su renuncia.
El presidente no sólo no aceptó la dimisión, sino que obligó a Albores a retirar el decreto en cuestión y restituyó a May como subsecretario, para luego designarlo secretario, cargo que ostentó hasta ahora, que decidió mover al hombre de todas sus confianzas a Fonatur para concluir sin contratiempos el Tren Maya. Como AMLO espera que sea.
@emeequis