EMEEQUIS.– El berrinche de Sasil de León al perder la postulación a la gubernatura de Chiapas dejó confrontadas a las huestes obradoristas en Chiapas, al punto que la unidad del grupo político oficialista está sostenida con alfileres de cara al arranque de la campaña local.
Voces locales nos confían que la senadora todavía en septiembre andaba muy entrona, haciendo promesas y hasta repartiendo posiciones en su hipotética gestión, incluso entre diputados locales y alcaldes de diferentes partidos de la colección de siglas oficialistas, pero en especial del PVEM. Todo con la idea de quedar con todos bien, pero al cabo terminó con todos mal.
Porque, según nos dicen, cuando Sasil “perdió” la encuesta ―para decirlo en la jerga eufemística en boga― frente a Eduardo Ramírez, en lugar de entrar en cintura a la exigencia de disciplina y lealtad que demandan como prerrequisito en el obradorismo, agarró sus canicas y se fue a encerrar, enviando un mensaje de brazos caídos para la campaña, dejando además en la “orfandad” a grupos que había sumado y que mínimo merecían una negociación seria para integrarlos a la campaña de Ramírez.
“AMIGOS” Y RIVALES
Aunque Sasil sí que negoció, pero sólo para ella, porque la finta de la ausencia le sirvió para conseguir la postulación de Morena al Senado. Sólo que a los verdes que había encandilado, no les dejó satisfechos el abandono, pues, nos aseguran, ni las llamadas les tomaba.
El saldo es que, por una lado, Eduardo Ramirez es candidato de Morena a la gubernatura, y Sasil de León y José Cruz pelearán por un escaño en el Senado, todos ellos por Morena, pero el Verde, que presuntamente es el principal aliado del obradorismo en la entidad, llevará gallos propios para la cámara alta.
Y entre estos, al expriísta tapachulteco Luis Armando Melgar, a quien se le identifica con sectores críticos del obradorismo en la entidad.
Habrá que ver cómo se manifiesta esa extraña división de las huestes obradoristas en la entidad ya en campaña, y agárrense para los debates que tengan los candidatos al Senado, donde Sasil y Melgar se verán las caras.
La sonrisa se le fue tras perder con Eduardo.
EL BATIDILLO
Las nominaciones del cuatroteísmo para las diferentes contiendas de 2024 en Chiapas han sido de las más accidentadas que dicha formación política ha enfrentado.
Baste recordar el bajón que le dieron al director de IMSS, Zoé Robledo, en agosto del año pasado, cuando el funcionario sanitario se aceleró y se fue armar actos a Chiapas para promocionarse, pero lo pararon en seco.
El hijo del exgobernador Eduardo Robledo Rincón acudió a Tuxtla Gutiérrez para presentar en un acto público a la diputada Manuela Obrador Narváez, que se tomó como presumible comparsa que legitimará el proceso interno. Pero la prima del tabasqueño aclaró que ella no tenía aspiración alguna.
AMLO dijo entonces sobre Zoé, el 21 de agosto, con ese estilo socarrón que aman las multitudes: “Fue a decirme que él no quiere abandonar el proyecto del seguro (social) y en particular quiere terminar cumpliendo el compromiso que tenemos de dejar establecido el sistema IMSS Bienestar”.
Zoé tuvo que apechugar, y explicó en Facebook: “Le he pedido a dos compañeros del equipo: el presidente de Tuxtla Carlos Morales Vázquez y la diputada Manuelita Obrador, que vayan al encuentro de nuestros compañeros para decirles que ésta es la transformación: luchar por principios, ideales y no por cargos. Les agradezco su disposición y entrega para que no se diga adiós a la esperanza”.
Según Zoé, “lo moral es seguir con Obrador”, pues comentó en la misma plataforma digital: “Algunas personas no entienden y algunas no quieren entender qué hay causas que se defienden por encima de cualquier aspiración y se atrevieron a decir que el proyecto había terminado, ‘que me bajaron’, que yo simplemente me iría sin decirles qué me movió a seguir acompañando al Presidente López Obrador en la construcción del IMSS-Bienestar. Por eso tenía que venir con ellos y ellas, era una responsabilidad, tenía que responderles dos preguntas: ¿Por qué tomé mi decisión? Y ¿Qué sigue? Lo hablamos y hay tranquilidad pero sobre todo, hay proyecto y hay rumbo”.
Luego vino el berrinche de Sasil de León, que sólo jaló agua para su molino, y al final el tablero quedó dividido. Ahora hasta el gobernador Rutilio Escandón anda de operador con alcaldes y otros liderazgos verdes, para tratar de cerrar la fractura persuadiéndolos de apoyar a Morena. Tiempos de transformación, ya se sabe.
@emeequis
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