Por Alejandro Alatriste / Esteban David Rodríguez / Miguel Ángel Teposteco Rodríguez
EMEEQUIS.– Esthela tiene un quiste de Tarlov en la espalda, en el hueso sacro. Es un raro padecimiento que le causa dolores agudos que pueden dispararse con cosas muy sencillas: agacharse, barrer la casa o incluso cuando siente alguna tensión fuerte, como enojo o estrés.
Para controlar este padecimiento crónico, su defensa es el Tramadol. Un medicamento controlado que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) le autoriza y del que tiene que renovar su permiso cada año en la Clínica del Dolor del Hospital Magdalena de la Salinas, en la Ciudad de México.
Sin embargo, en el IMSS casi nunca tienen el medicamento: “Cada vez que voy me dicen: tiene que venir usted los días últimos de mes o primeros del mes que es cuando llegan los medicamentos, y si no le atino a llegar, ya no hay medicamentos”.
Esta es la dura realidad de una cara más del desabasto de medicamentos que sufre el IMSS: el de analgésicos que son necesarios para controlar el dolor, y que se extiende tanto a medicamentos especializados como a otros de uso más común, según médicos, enfermeras, trabajadores y pacientes consultados por EMEEQUIS, así como documentos publicados por el propio gobierno mexicano. Una historia que también está presente a través de retrasos en entregas, cambios de distribuidor y documentos de irregularidades contables obtenidos a través de transparencia.
Esthela explica que, en teoría, la farmacia y el director de su clínica, que se encuentra en Ixtapaluca, deberían tener el medicamento: “Entonces, cada vez que voy, no hay y en algunas ocasiones he tenido que subir a, ahora sí, hacer el reclamo a la oficina del director, el cual trata de solucionarme el problema.
“Lo que hace es tratar de buscar en otras clínicas cercanas, clínicas médico-familiares para ver en qué clínica tienen el medicamento”.
En dos ocasiones lo ha tenido que conseguir así: “Pues ya lo último que hago es comprarlo, porque necesito mi medicamento”.
Testimonio de la paciente Esthela.
TRABAJADORES DE LA SALUD HABLAN SOBRE LA ESCASEZ DE ANALGÉSICOS
No hay duda, con la nueva administración, el desabasto de analgésicos aumentó en el IMSS.
Eso es lo que dice Manuel, médico residente de Anestesiología del Instituto Mexicano del Seguro Social, quien pidió se protegiera su identidad por temor a represalias. “Sí, sí existe, las causas no las conozco”.
¿Y hay desabasto? “No sólo de analgésicos, de antibióticos, antidepresivos, antidiabéticos”.
Su relato inicia en el área operatoria: ahí es limitado el acceso a analgésicos que puedan ser administrados por vía intravenosa, “sólo contamos con Metamizol y Diclofenaco, el abasto de otros medicamentos, como Clonixinato de Lisina y Paracetamol es muy intermitente, puede haber una semana sí, y cuatro no”.
“Las opciones terapéuticas son limitadas”, agrega. “El control del dolor postoperatorio se vuelve más complicado. Donde incluso tenemos que escalar a otro tipo de analgésicos, como los opioides”. Estos últimos deberían ser la “segunda o la tercera (opción), a falta de otros medicamentos analgésicos no esteroides”.
Explica que, entre los peligros de aplicar opioides, está la “retención urinaria, ileo paralítico, que es cuando el intestino puede trabajar más lento, puede causarles náuseas o vómitos postoperatorios, que son efectos adversos que pueden aparecer inmediatamente o a largo plazo”.
IMSS NIEGA RECETAS DE MEDICAMENTOS
Este desabasto se ha manifestado durante esta administración incluso en el retraso o rechazo de medicamentos a los derechohabientes. A través de documentos obtenidos por transparencia, EMEEQUIS encontró que durante la administración morenista hubo un incremento gradual en la cantidad de recetas negadas o surtidas parcialmente por parte del IMSS.
? En 2017, fueron surtidas parcialmente 1 millón 300 mil 90 recetas y se negaron 477 mil 362 más, sumando 1 millón 777 mil 452 recetas no surtidas.
? En 2018, fueron surtidas parcialmente 503 mil 718 recetas y se negaron 964 mil 499 más, sumando 1 millón 468 mil 217 recetas no surtidas.
? En 2019 se registró el primer incremento, ya que fueron surtidas parcialmente 922 mil 738 recetas y se negaron 4 millones 117 mil 373 más, sumando un total de 5 millones 40 mil 111 recetas no surtidas.
? En 2020, fueron surtidas parcialmente 3 millones 823 mil 160 recetas y se negaron 12 millones 34 mil 625 más, sumando 15 millones 857 mil 785 recetas no surtidas.
? En 2021, fueron surtidas parcialmente 3 millones 404 mil 383 recetas y se negaron 18 millones 779 mil 47 más, el número más alto en años, sumando 22 millones 183 mil 430 recetas no surtidas.
Asimismo, cifras de 2022 de la organización Cero Desabasto estiman que en 2022 fueron surtidas parcialmente 1 millón 726 mil 803 y se negaron 10 millones 810 mil 934, sumando un total de 12 millones 537 mil 737 recetas no surtidas.
Los trabajadores del IMSS sufren esto directamente en la cantidad de medicamentos que tienen disponibles en sus inventarios. En un reporte en poder de EMEEQUIS de artículos agotados de la farmacia número 36 de la Unidad Médico Familiar (UMF), se informó sobre la inexistencia en inventario de Paracetamol y Metamizol Sódico, ambos analgésicos, así como de otros medicamentos como antibióticos.
Reporte de artículos agotados de la UMF 36. Destacan la falta de los analgésicos Paracetamol y Metamizol Sódico, además de antibióticos y otro tipo de medicamentos.
GASTO DESTINADO A MEDICAMENTOS, AL PAGO DE PASIVOS
De acuerdo con el Reporte de Situación Presupuestaria del IMSS, al cuarto trimestre de 2020 ―emitido en enero pasado―, la institución erogó 7 mil 159 millones de pesos más que en el ejercicio 2021 en el rubro de Materiales y Suministros.
El reporte aclara que “se erogaron mayores recursos debido al pago de pasivos principalmente de medicinas y productos farmacéuticos y materiales, accesorios y suministros médicos”.
No obstante, la tabla comparativa presentada en el mismo documento muestra una variación real a la baja de 6.6% con base en el Índice Nacional de Precios y Cotizaciones (INPC) a diciembre de 2022.
Es decir, la inversión de la institución en medicamentos no sólo se vio acotada por el pago de pasivos, sino también por la inflación en el último año. Desde luego, también afectó a la compra de analgésicos.
Testimonio de enfermera de La Raza (voz distorsionada).
ANALGÉSICOS, 11% DEL TOTAL DE COMPRAS DEL IMSS
Por otro lado, en el Informe al Ejecutivo Federal y al Congreso de la Unión sobre la la Situación Financiera y los Riesgos del IMSS 2021-2022, la dependencia admitió un sobreejercicio por 7 mil 633 millones de pesos “como efecto combinado de: a) las necesidades extraordinarias de recursos para atender la emergencia sanitaria, b) el impacto de la inflación y c) el pago de anticipos a la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS) por 20,658 millones de pesos”.
En lo que respecta a las compras sectoriales de 2021 relativas a medicamentos y material de curación organizadas por la UNOPS y el INSAB para el IMSS, reporta 903.3 millones de piezas compradas a través de ese mecanismo, de los cuales sólo 100.1 (11%) fueron analgésicos:
“Se adquirieron 858 claves que correspondieron a 903.2 millones de piezas de medicamentos por un monto de 33,132.5 millones de pesos. De las piezas adquiridas, 52% se concentró en cuatro grupos: Cardiología (140 millones), Gastroenterología (116.3 millones), enfermedades infecciosas y parasitarias (115.5 millones) y analgesia (100.1 millones)”.
Hay que recordar que el INSABI asumió la responsabilidad del abasto de medicamentos para todo el sector público, y después fue absorbido por el IMSS. Por eso la institución se abastece a través de ambos sistemas, INSABI y UNOPS.
Según trascendió en medios de comunicación, UNOPS no logró cubrir las necesidades del mercado público de medicamentos en 2021, y la Secretaría de Salud tuvo que salir a comprar.
Lo extraño habría sido lo contrario, pues se trata de un organismo de asistencia humanitaria, no de un industrial logístico.
(De hecho hay industriales del sector farmacéutico que se han quejado de que perdieron meses en explicar a los representantes de UNOPS el esquema de propiedad industrial, y las diferencias entre medicamentos genéricos y patentados).
Este fue el método que sustituyó al sistema de compra consolidada anterior (2007-2018).
REDUCCIÓN DE PRESUPUESTO PARA ANALGÉSICOS OPIOIDES Y OTROS MEDICAMENTOS EN EL PEOR MOMENTO DE LA PANDEMIA
El abasto de analgésicos ha sido irregular los últimos años. Esto se debe, en parte, a la pandemia por COVID-19.
En una revisión de contratos del IMSS hecha por EMEEQUIS del 2017 al 2023 (sin que se hayan podido obtener registros completos de 2018 y 2022), se encontró que en 2017 se gastaron 108 millones 445 mil 206.19 pesos en 646 contratos que contenían medicamentos con la clave 040, la cual contiene todos los analgésicos opioides autorizados por el Seguro: Morfina, Nalbufina, Oxicodona, Tramadol, Fentanilo, Dextropropoxifeno y Buprenorfina, así como otros medicamentos no analgésicos e insumos médicos.
En 2019, con la centralización de la salud pública en el IMSS, se gastaron 500 millones 852 mil 852.51 pesos en 1585 contratos con la clave de medicamentos 040 (que contiene los opioides). Sin embargo, se dio un salto durante el 2020, año en que inició la pandemia: se gastó 2 mil 82 millones 681 mil 954.1 de pesos en 1607 contratos con la clave 040.
Gráfica de defunciones.
Sin embargo, pese a que el 2021 fue más mortífero que en 2020, el gobierno federal redujo drásticamente el presupuesto para contratos de medicamentos e insumos con clave 040, entre los que había analgésicos opiáceos e incluso medicinas para padecimientos cardiacos.
El gasto fue de mil 542 millones 24 mil 965.042 en 2021 en comparación a los 2 mil 82 millones 681 mil 954.1 de pesos de 2020.
Sin registros completos de 2022, el 2023 avanza (hasta marzo) con un total de 376 millones 178 mil 740.58 en contratos de clave 040.
Gasto en 2017 contra años subsecuentes.
MÁS SEÑALES DE DESABASTO
Otro ejemplo es el retraso en la entrega de Metilprednisolona, un medicamento con propiedades analgésicas correspondiente al contrato U200397 por la empresa Laboratorios Pisa, S.A. de C.V. Un informe de la Auditoría Superior de la Federación para el periodo 2020-2021 señaló que este contrato tuvo retrasos (no se especifica el periodo) con una sanción de 14 mil pesos y que afectó a Sinaloa, la “Delegación No. 3 Suroeste del DF” y al Estado de México, en la Zona Oriente.
Tabla que muestra el contrato U200397, que incluye Metilprednisolona, sancionado por retrasos.
También ha habido cambios de distribuidores que han sido observados por los trabajadores. Un ejemplo es la cancelación de la empresa ganadora de la licitación en el caso del abasto del medicamento Celebrex, que sirve para atender dolores severos. Así lo muestra el aviso informativo emitido por el IMSS por el motivo “Petición de Ofertas N° AA-050GYR026-E163-2022 para la Adquisición de Material de Terapéutico Grupos 010, 030 y 040” el 30 de mayo de 2022 por 35 mil 214 unidades, que pasó de la empresa Grupo Actipro SA de CV a Diva Farmacéutica SA de CV.
Aquí se muestra el cambio de distribuidor para el abasto del medicamento Celebrex.
Pamela (seudónimo), enfermera del IMSS de La Raza, ha tenido que trabajar y atender a los pacientes en medio de esta crisis. Detalla que cuando el hospital no cuenta con el medicamento correcto de la receta “se sustituye por otro”.
Esto ha afectado a los pacientes “porque en ocasiones no llegan a tiempo los medicamentos y su tratamiento se va atrasado”. “La forma en la que afecta es que se quedan más tiempo con su dolor, aguantándose y sufriendo porque tarda en llegar otro analgésico”.
Testimonio de anestesiólogo (voz distorsionada).
Ella dice que, además de que no llegan los medicamentos, existe un problema de organización entre trabajadores: “Porque el turno anterior que se encarga de pedir (las medicinas) para el siguiente turno no los pide”.
Para ejemplificar el desabasto, Pamela envía una foto de su inventario de medicinas: cajones vacíos donde debería haber analgésicos y otras medicinas.
Inventario de medicamentos del hospital La Raza con falta de analgésicos y otros.
Este tipo de irregularidades afectan también a derechohabiente como Mónica Marín, que ha tenido que acudir a la farmacia del IMSS de la Clínica Familiar 120 para que le den analgésicos, sin mucho éxito: “Es frustrante porque hace menos de un mes, llevé a mi mamá al seguro porque estaba teniendo molestias por COVID-19, le hacen la prueba, porque tampoco tenían pruebas, y a mis hijos también porque se contagiaron”.
Testimonio de la paciente Mónica Marín.
Explica que a su mamá le mandaron aspirinas, pero que “no había, yo llego a la farmacia, digo que vengo por mi medicamento y me dice ‘por esta vienes hasta el miércoles’ y era viernes”.
—¿Y cuándo te llegan?—preguntó ella.
—Ya te dije que el miércoles—le respondió la despachadora.
—Pero la receta dura 72 horas.
—Pues vienes el miércoles.
—¿Y si se me muere antes?
“Y sólo se empezaron a reír”, cuenta Mónica, quien dice que no ve realmente el beneficio de “estar de asalariada en un trabajo en el que me den la prestación, porque al fin y en cuentas yo voy a tener que desembolsar el dinero”. Por algo tan básico, argumenta, como una aspirina o un Paracetamol.
Trabajador del IMSS en Coahuila (voz distorsionada).
Esta crisis es tangible a través del dolor físico de los derechohabientes. No obstante, el 15 de marzo de 2023, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció su intención de prohibir en México el Fentanilo, un opioide usado tanto para fines analgésicos en la salud pública como para la creación de drogas sintéticas que han tensado la relación con Estados Unidos.
¿Será que amor con dolor se paga?
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