En la imagen el inmueble en donde presuntamente se privó de la libertad al presunto narcotraficante y jefe del Cártel de Sinaloa, Ismael “El Mayo” Zambada. Foto: José Betanzos / Cuartoscuro.com.
EMEEQUIS.– La Fiscalía General de la República encontró un par de gotas de sangre en el rancho ubicado en Huertos del Pedregal, en Culiacán. Con eso, se supo que todo era mentira.
La primera versión oficial del asesinato de Héctor Melesio Cuén Ojeda, difundida por la Fiscalía del Estado de Sinaloa, tenía como móvil un asalto a mano armada en las faldas oscuras de la calle, en una gasolinera de La Presita. Según esta versión, el asesino (que estaba acompañado por alguien que manejaba una moto) habría disparado varios tiros contra Cuén para robarle su camioneta. Por un tiro en la pierna, el ex rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa habría muerto, según informó un testigo.
La FGR, a cargo de Alejandro Gertz Manero, lanzó un comunicado en el que rechazó esta versión. De forma inaudita, una fiscalía desacreditaba a otra: “En finca (San Julián) ubicada en Huertos del Pedregal, Culiacán, fueron hallados indicios hemáticos que han sido determinados con toda precisión, por las unidades periciales federales, que corresponden al exrector de la Universidad Autónoma de Sinaloa; lo cual ratifica la información previamente obtenida, de que en el lugar del secuestro se encontraba dicha persona y que sus huellas de sangre corresponden al tiempo en el que el Ministerio Público de la Federación tiene establecido el momento de su homicidio, el cual ocurrió muchas horas antes del video de una gasolinera difundido localmente, el cual ya ha sido descalificado por la propia FGR”.
Estos hechos comprobaron, además, lo dicho por los defensores de Ismael “El Mayo” Zambada. En una carta, el capo afirmó que Cuén había sido asesinado en Huertos del Pedregal, antes de que se llevara una reunión con el gobernador Rubén Rocha Moya. Ahí, “El Mayo” habría sido secuestrado en una trampa tendida por Joaquín Guzmán López, hijo de El Chapo Guzmán.
El gobernador ha negado desde entonces su participación en los hechos. Su coartada: que ese día estaba en Los Ángeles.
Esta serie de enredos entre el gobierno del estado, la fiscalía y el círculo cercano a lo que antes era conocido como el Cártel de Sinaloa, deja al descubierto varios problemas de gobernabilidad dentro del estado. Uno de ellos, tal vez menos visible, es la situación del rancho y la zona donde ocurrió el asesinato, el cual ha sido investigado por EMEEQUIS para revelar parte de su historial como foco de la violencia del narco y de irregularidades mercantiles.
UNA ZONA CON LA HUELLA DEL NARCOTRÁFICO
Las manchas de sangre encontradas por la Fiscalía General de la República son solo una parte del negro historial que guarda la zona de Huertos del Pedregal. Según un periodista local consultado por EMEEQUIS, el lugar está compuesto por “muchos ranchos, entre salones para fiestas o terrenos de todo tipo”. Incluso, según registros públicos, hay un asilo de ancianos en esos rumbos.
Ese rancho donde fue asesinado Cuén era uno de muchos en una colonia-vecindario que está saliendo de la carretera hacia Bacurimi, narra el periodista sinaloense. La calle de entrada, según su descripción, es una “terracería, y son un montón de terrenos, la mayoría bardeados”.
La zona se conoce por ser un lugar donde incluso hay una barbacoa campestre. Ese periodista recuerda haber llegado ahí para celebrar fiestas en quioscos con palmeras y algunos terrenos de campo para “pasar el domingo”. Algunos de estos lugares son salones oficiales en un sector que “ni siquiera es una zona particularmente caliente en cuanto a criminalidad”.
Huertos del Pedregal está cerca de otro lugar conocido como “La Chuparrosa Enamorada”, un local campestre que hace unas semanas incendiaron y donde mataron al dueño, Jorge Peraza Bernal, en un hecho que aparentemente fue un cobro de piso, explica la fuente.
Esta zona, de acuerdo con estimaciones de ventas por internet, tiene propiedades con valores de hasta 6 millones de pesos. Pero, más allá de los festejos y el descanso, ha sido escenario de diversas escenas relacionadas con el narcotráfico.
Uno de los casos más controvertidos es el que aparece en el artículo The Crimes of Alfredo Beltrán Guzmán, publicado por el blog especializado en narcotráfico Borderland Beat. Este reportaje menciona que Jesús Alfredo Beltrán Guzmán, alias “El Mochomito”, hijo de Alfredo Beltrán Leyva, tenía dos ranchos en el lugar: “Two ranches in Huertos del Pedregal, Culiacán municipality, Sinaloa”. El medio se nutre de “alguien conocido con el nombre clave ‘Shelby’, que sabemos que tiene conocimiento personal de los incidentes”.
Otro ejemplo en esa zona fue el ocurrido en torno al salón Paraíso San José, en 2016. En ese entonces se registró un misterioso operativo de la Marina. Según medios locales, los elementos resguardaron el lugar, donde se celebraba una fiesta infantil. Una testigo, citada por Infobae, mencionó que durante esa tarde los elementos de la SEMAR ingresaron a su propiedad. Cuando les preguntó el motivo, sólo dijeron que buscaban a alguien “pesado”, es decir, un narcotraficante de alto perfil.
Esa tarde, también sobrevoló un helicóptero el lugar. También se revisaron varios automóviles al caer la noche e incluso las mochilas de los reporteros gráficos que cubrieron la escena. Los uniformados aseguraron que era un operativo de rutina, según reportaron los periodistas presentes.
Este acontecimiento incluso fue mencionado en un narcocorrido “La Piñata”, del grupo Enigma Norteño. En la letra se puede escuchar:
“Y allá en Huertos del Pedregal
fue donde cayó el personal marino
destino, tal vez señal de un Dios divino
pelarme yo con mi papá fue mi camino.”
La canción continúa con los siguientes versos:
“Pero me pude abrir paso, les llegó tarde el pitazo
y para volver al tema le erraron al sistema
aquellos guachos con diadema, se les engüeró su trompo
la presa no era cualquiera.”
Un verso menciona:
“Ahí pa’ que sepan cómo se las gastan los López”
Pocos días después, fue encontrado el cuerpo de una persona torturada en el interior de Huertos del Pedregal. Según el medio local TVP, se trataba de un policía municipal de Culiacán, identificado como Joel Cortés, de 36 años, quien llevaba una semana desaparecido.
ENIGMAS ADMINISTRATIVOS
Además de las actividades delictivas, Huertos del Pedregal también es lugar de irregularidades administrativas en las empresas asociadas con la zona.
La empresa “Club Campestre Huertos del Pedregal, S.A. de C.V.”, registrada ante el SAT el 16 de agosto de 1994, tiene como administradora única a Gloria Urías Martínez. En los documentos aparece junto a 27 accionistas, quienes están registrados como al corriente del ISR, pero sin acreditarlo “en el acto”, lo que es irregular para el registro de cualquier empresa.
Asimismo, no aparece el RFC de ninguno de los accionistas, lo que también presenta una anomalía para cualquier aprobación mercantil.
En el Registro Público de Comercio actualizado en 2008, Gloria Urías Martínez también está registrada como al corriente del ISR, pero sin “acreditarlo en el acto”.
Asimismo, no hay registro del giro de la empresa. Según consta en un documento, el objetivo social del negocio sólo incluye la “compra, venta, administración, arrendamiento, transformación, y construcción de todo tipo de bienes muebles e inmuebles”.
Por último, otra empresa vinculada a la zona, Huertos del Pedregal, A.C., está registrada ante la Conagua por recibir el servicio, aunque no aparece en el Registro Público de Comercio Federal, pese a que hay constancias de actividad. Sin embargo, no aparece RFC, asociados ni otros datos que ayuden a revelar sus actividades. Sólo un par de escuetos registros públicos, lo que contribuye al secretismo de la zona.
@Ciudadelblues