La fotógrafa Judith Romero inauguró en marzo pasado la exposición “Sin Hijxs. 20 Respuestas” en la Galería Central del Centro Nacional de las Artes (CENART). Foto: Galo Cañas / Cuartoscuro.com.
EMEEQUIS.– “¿Qué futuro le vas a garantizar a tu criatura en este planeta?”, era la pregunta que más ansiedad le daba a Irán Sosa cada que retumbaba en la cabeza. Estaba por finalizar sus treintas y tenía poco tiempo para decidir si sería o no madre.
Los motivos para no maternar aumentaban cada pensaba en las alteraciones al medio ambiente, la escasez de agua y el calentamiento global. En lo social, las guerras y conflictos de naciones. En lo económico, la inestabilidad de los salarios y la precarización en los empleos.
Sin embargo, el mayor estrujamiento llegaba cuando miraba hacia adentro, en el reloj biológico de su cuerpo, que podría determinar si podría tener un embarazo exitoso, sin riesgos y apto para su estado de salud.
Después de finalizar sus estudios en Relaciones Internacionales y hacer una maestría en Políticas Públicas y Género, tuvo que debatirse en resolver si debía cumplir con los cánones sociales que al ser mujer se le habían impuesto: nacer, crecer, reproducirse y morir.
“Realmente no sabía si quería o no quería. Toda mi vida había pensado que sí, pero cuando supe que era una opción me detuve un ratito a pensar”, cuenta Irán quien determinó que: “La razón más válida es no quiero y ya”.
Después de años de meditar su decisión de no ser madre y sentirse poco acompañada en el proceso, ahora Irán Sosa da contención y apoyo a otras mujeres que están en el camino de decidir si quieren o no ser madres. Escapando de las culpas y los estigmas sociales, junto a su amiga Isabel Cortés, originaria de Colombia, formó desde 2020 la comunidad “Nunca Madres”, el primer colectivo en América Latina que busca dar representación a otras narrativas que impulsen las no maternidades por elección.
MÁS MUJERES EN MÉXICO SIN DESEO DE TENER HIJOS
Si en la década de los 70 una mujer mexicana tenía un promedio de siete hijos o hijas; para años recientes la tasa de natalidad se encuentra en sus niveles más bajos desde los últimos 50 años.
El promedio de hijos es de 1.9 por cada mujer mexicana, de acuerdo con cifras de 2020 del Censo de Población y Vivienda del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
El desplome de la natalidad en México está relacionado con las condiciones que permiten a las mujeres tomar libremente la decisión de ejercer o no la maternidad, como el uso constante de métodos anticonceptivos, la educación sexual, el acceso a la interrupción legal del embarazo, pero también a las condiciones económicas y de calidad de vida por las que cada vez más mujeres deciden de manera autónoma la no maternidad.
De igual forma, el amplio acceso a las mujeres a la vida profesional, profesional y educativa impulsa a las mujeres a tomar una decisión distinta a sólo dedicarse a la crianza.
En cuanto a cifras, se conoce que en México hay 56 millones de mujeres, de 12 años y más, que son madres, de acuerdo con las últimas estimaciones de INEGI.
Los estados del país con menor tasa de natalidad son la Ciudad de México, Yucatán e Hidalgo; mientras que los estados con mayor número de nacimientos son Chiapas, Guerrero y Michoacán.
Sin embargo, se invisibiliza en los datos a aquellas que libremente han decidido no maternar.
Las únicas estimaciones oficiales se encuentran en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, en las cifras de 2023 contabiliza que de 23.6 millones de mujeres empleadas en la fuerza laboral, el 28% no son madres, lo que representa un aproximado de 6.5 millones de mexicanas.
“Al gobierno no le conviene que la tasa de natalidad disminuya. Al sistema capitalista no le conviene que haya mujeres afuera diciendo ‘oye no tienes que ser mamá’, por eso nos critican tanto. Hay intereses económicos, políticos y religiosos de por medio. Toda forma parte del sistema patriarcal capitalista y nosotros todavía no somos parte de esa esfera”, explica Isabel Cortés, integrante y fundadora del colectivo Nunca Madres que trabaja desde el impulso de estas posturas en Colombia.
Isabel Cortes e Irán Sosa, Co-fundadoras Nunca Madres.
SIN REPRESENTACIÓN MEDIÁTICA Y EN POLÍTICAS PÚBLICAS
Los tabúes, la presión social, la romantización sobre la maternidad, los cuestionamientos de amistades por cumplir los estándares de la idea tradicional de familia, fueron los retos más grandes de Irán e Isabel cuando decidieron no ser madres.
Las narrativas en los medios y los contenidos culturales son limitadas cuando se trata de mujeres que deciden no ser madres, incluso es antagónica.
“Las mujeres que hemos decidido no ser madres si tenemos representación en los medios y la cultura popular pero es toda negativa. Somos las malas, amargadas. Somos las que queremos matar a 101 dalmatas para hacernos un abrigo. Ese es el estereotipo de mujer que ha decidido no maternar”, explica Isabel Cortés.
A partir de talleres y acompañamiento a mujeres, el colectivo Nunca Madres busca contar historias diferentes sobre las no maternidades por elección.
Tienen el objetivo de visibilizar las causas y situaciones de vida de mujeres que deciden no tener hijos e hijas para cambiar narrativas sociales y contar historias distintas. Mostrar que existen oportunidades posibles y diferentes a la maternidad para las mujeres.
“El sistema nos ha contado una sola historia de la maternidad; la abnegada, la mamá que sufre y lo deja todo por las criaturas. Es como si fuera solamente eso, cuando la maternidad es muchísimo más y muy diversa”, explica Irán Sosa.
La integrante de “Nunca Madres” explica que, incluso, desde la realidad del lenguaje la representación de las mujeres que no son madres se pone en un concepto negativo. “Cuando conoces a una mujer que decide no ser madre no existe un concepto positivo para nombrarla. Suele ser a partir de la ausencia o como si te hiciera falta algo”, afirma que es necesario expandir la construcción del lenguaje para que las no madres tengan cabida en la sociedad.
Sin embargo, además de la representación mediática y cultural, afirman que las mujeres que no ejercen la maternidad no tienen cabida en las políticas públicas, además de que aún hay pendientes en previsiones para la vejez que hacen que las mujeres no puedan tomar una decisión libre sobre no maternar.
Al no existir un sistema de cuidados integral para adultos mayores en algunos países de América Latina, se ha normalizado que los cuidados de los padres y madres durante la vejez se hagan a cargo de los hijos e hijas. Sin embargo, esto representa una carencia en políticas públicas para la planeación por decidir no maternar.
“Cuando nos dicen a las que decidimos no ser madres, ‘¿oye quién te va a cuidar cuando estés grande?’ Ahí hay un tema”, dice Irán Sosa. Afirma que se requiere la planeación de una vejez digna para las mujeres que no quieren maternar. “Si no vamos a tener ese soporte, qué tenemos que hacer desde ya para llegar a una vejez planeada financieramente y colectivamente”.
Otra desventaja para las no madres es la política corporativa que pone obstáculos y sobrecarga de trabajo a las mujeres que no tienen responsabilidad de crianza. “Muchas veces las mujeres que decidimos no maternar tenemos un impuesto a la no maternidad en las empresas. ‘Como tú decidiste que no, tú vas a salir más tarde de la oficina, cargar un poco más el impacto laboral”, afirma Irán Sosa.
El colectivo “Nunca Madres” espera que al ampliar la conversación sobre las no maternidades por elección, también se logre mayor representación en espacios políticos para representar a esta población. “Nos va a dar más espacios en las decisiones que se tomen a nivel económico, político y social. Eso seguramente tendrá un impacto, pero no a corto plazo”, dice Isabel Cortés.
DESBALANCE EN CUIDADOS Y PANORAMA LABORAL
En comparación con los hombres, las mujeres en México dedican tres veces más tiempo y valor económico a los cuidados y trabajo doméstico no remunerado.
Se estima que en el país 31.7 millones de personas realizan labores de brindar cuidados a niños, adultos mayores y personas dependientes; de los cuales el 75% los realizan las mujeres, de acuerdo con la primera Encuesta Nacional del Sistema de Cuidados realizada por el INEGI.
El colectivo “Nunca Madres” afirma que la construcción de estereotipos sociales, como la idea del instinto materno ha sido una forma de represión y control patriarcal hacia las mujeres, que les impone labores de crianza o incluso el mandato de ser madres aunque no sea su decisión.
Decidir sobre tener o no hijos también tiene un impacto en la capacidad profesional y de empleo para las mujeres.
Un informe publicado recientemente por la revista The Economist estima la penalidad por maternidad en un estudio donde estima datos de 134 países que acumulan el 95% de la población mundial. En este análisis se estima que el 24% de las mujeres abandonan el mercado laboral durante el primer año de maternidad; 5 años después es el 17% y 10 años después del embarazo, 15% de las mujeres continúan sin regresar a las actividades laborales.
El estudio refiere que mientras que el 95% de los hombres de 25 a 54 años forman parte de la fuerza laboral a nivel mundial; para las mujeres en el mismo rango de edad, sólo es el 52% que tienen actividades remuneradas.
Esta incapacidad por continuar sus actividades productivas, además de la carencia de un sistema integral de cuidados impulsa a las mujeres, cada vez más, el decidir no ejercer la maternidad.
“Las mujeres acabamos haciendo los cuidados y la crianza. Subsidiamos el trabajo, porque es un trabajo y no se paga”, explica Irán Sosa, integrante de Nunca Madres. “Estoy casada y aunque mi esposo es muy progre y liberal, finalmente la carga de los cuidados sigue cayendo en nosotras las mujeres. Quien acaba, muchas veces, dejando su vida profesional es la mujer porque no puedes hacer todo”, reflexiona sobre las razones por las que renunció a la maternidad.
@GloriaPE_