EMEEQUIS. – En su travesía por México, los migrantes se arriesgan a ser robados, extorsionados, secuestrados, enfermarse o perder la vida. De lo que no están conscientes es que todos estos incidentes puedan pasar en manos de instituciones gubernamentales.
Jorge, por ejemplo, narra que él tuvo que rogar por que le dieran agua y que acudir tres veces a un hospital de Ecatepec debido a la comida que le daban. Todos los nombres de migrantes y abogados presentados han sido modificados para evitar represalias.
En México, existen un total de 51 Estaciones Migratorias, de las cuales 11 son definitivas, 14 son provisionales de tipo A y 26 son de tipo B. En la Ciudad de México, solo hay una estación migratoria definitiva ubicada en la delegación Iztapalapa. El espacio ofrecido por todas las instalaciones de este tipo depende directamente del Instituto Nacional de Migración (INM).
Si la empresa de seguridad privada Camsa opera dentro de la estación migratoria de Iztapalapa al igual que lo hacía en ciudad Juárez, es algo que no se puede saber aún. El mismo gobierno no lo tiene claro. Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, explicó en conferencia de prensa que el contrato menciona que la empresa brindaría servicio en 23 estados, pero no se establece en qué Estaciones Migratorias se encontraría.
Pese a ello, la violación a derechos Humanos es un practica que se muestra como recurrente en todas las Estaciones Migrantes. Aquellos que han caído dentro de sus instalaciones y que fueron entrevistados por EMEEQUIS, la describen como una cárcel en la que “se les trata como animales”. La aglomeración es continua al grado de dormir en el piso y solo tener derecho a una cobija térmica.
LAS CIFRAS DE QUEJAS EN AUMENTO
Entre 2019 y 2022, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) recibió un total de 5,138 quejas por violaciones a los derechos humanos cometidas por el Instituto Nacional de Migración (INM) en México. El año con mayor número de quejas registradas fue 2022, con 2,141 actas.
Durante el actual gobierno fue que incrementaron las quejas ante la CNDH por violación a Derechos Humanos. En 2018, año que todavía corresponde a la anterior administración, la cantidad de quejas fue de seiscientas ochenta y ocho, en 2019 de setecientas catorce, 2020 la cifra incrementó a mil 44, para 2021 mil 239 quejas y en el 2022 se llegó al histórico de dos mil 141.
Durante este período (2019 – 2022), la CNDH emitió 45 recomendaciones, tanto en 2019 como en 2022.
De enero y febrero de 2023 se registraron 70,526 personas con situación migratoria irregular en México, de acuerdo con los datos de la Unidad Política Migratoria, UPM.
La UPM también ha declarado que durante el año 2022 se registraron un total de 318 mil 660 eventos relacionados con personas en situación migratoria irregular en la Ciudad de México. Es importante destacar que la UPM no lleva un conteo de personas, sino de eventos, los cuales pueden involucrar la detención de más de una persona.
LAS ESTACIONES MIGRATORIAS, UNA CÁRCEL
Las Estaciones Migratorias son zonas destinadas para aquellos migrantes que no están en el país de manera legal. Ellos pueden llegar y presentarse voluntariamente o ser retenidos en algún operativo ejecutado en aeropuertos, autobuses u hoteles, pero también hay migrantes que son detenidos pese a contar con sus papeles en regla.
Después de entrar “los rescatados”, término con el que se refiere el INM a los migrantes detenidos, no tienen derecho a entrar y salir de la estación migratoria. Se quedan en las instalaciones hasta que logran su liberación ya sea porque firman una carta donde aceptan que regresaran a su país, buscan un amparo para continuar su proceso fuera de la estación migrante o sobornan a los agentes de la estación migrante.
Un amparo en la estación migrante de Chiapas puede conseguirse en 100 dólares o 2 mil pesos. Eso depende del abogado, explica la abogada Paola para EMEEQUIS. Mientras que en la estación migrante de Iztapalapa el amparo puede ir de los mil hasta los mil 500 dólares o su equivalente mexicano, eso depende del abogado. El “incentivo económico”, como se retrató en la investigación .
Jorge es guatemalteco, va con un grupo de ocho personas. Después de lo vivido en México han decidido regresar a su país. Cuando recuerdan el incendio ocurrido en la Estación Migratoria de Ciudad Juárez su cara cambia de semblante. Todos tiene miedo, pero la indignación a Jorge le puede más.
Él fue a dar a un hospital de Ecatepec por la comida que le dan en la estación migrante. Menciona que el sufre del corazón y el yodo que tiene la comida fue lo que lo hizo enfermar.
La doctora lo inyectó y le pidió que tomara más agua, sin embargo, al estar alojado en la estación migratoria eso es un lujo. Los agentes de migración “a veces dicen que se acaba, pero es porque no le quieren dar agua a uno. Yo he entrado ahí y está lleno de agua (…) cuando uno grita es que le dan agua” explica Jorge.
Agrega que para la cantidad de migrantes que se encuentran dentro de la estación, seis o siete garrafones de agua no son suficientes. Él y sus compañeros estuvieron más de 40 días dentro de la Estación Migratoria, los agarraron en un retén y lograron sus salida mediante un amparo.
Sentía que la cabeza le iba a explotar y tenía mucho calor, fue hasta que se desmayó que la seguridad de migración optó por llevarlo a un Hospital ubicado en Ecatepec. Ahí la doctora le explicó que era por la cantidad de yodo que estaba consumiendo y su problema en el corazón lo que lo hacían perder el conocimiento. Jorge menciona que fue a dar tres veces al hospital y recalca que los de Migración no comían lo que ellos “ellos salían a comprar su comida”.
TRASLADADOS DESDE CIUDAD JUÁREZ A IZTAPALAPA
Pedro y Samantha fueron detenidos en Ciudad Juárez y llevados a la Estación Migratoria cercana a la frontera con Estados Unidos, esa que hace menos de una semana se incendió y cobró la vida de 39 migrantes. De ahí fueron trasladados a la estación migratoria de Iztapalapa. Ellos son pareja y vienen huyendo de Ecuador después de que a Pedro lo secuestraran en su país.
El trato que vivieron en ambos centros coincide en la falta de servicio médico, enseres para limpieza, trato digno o un lugar donde dormir. Pedro menciona que le dieron “un plástico y una colchoneta. Nos tiraron al suelo, pues porque no hay donde (dormir) no hay literas, no hay nada”; agrega que la comida estaba echada a perder y que los guardias vendían drogas. Para rematar, los agentes de migración los insultaban y decían que se fueran a su país.
A su pareja no le permitieron tomar medicamentos, hasta que llegó la CNDH a inspeccionar la Estación migrante. Ellos siguen en México, han sacado su tarjeta de refugio por razones humanitaria ante la COMAR, pero no se piensan quedar en el país.
Samantha mientras estuvo en la Estación Migratoria tampoco pudo recibir atención médica e incluso vio como algunas personas gritaban de dolor y los guardias los ignoraban, como se había reportado anteriormente.
IMPOSIBLE COMER Y DORMIR CON DIGNIDAD
Por su parte, Pedro dice que tanto en Ciudad Juárez como aquí le fue imposible comer bien, dormir en una cama o ser tratado con dignidad. El día que lo movilizaron se quedó más de once horas sin comer. Tampoco hay papel higiénico para actividades básicas, explica.
Pedro y Jorge coinciden en que dentro de la estación migrante también se mueven drogas que ingresan los propios policías de la estación e incluso, si te encuentran consumiendo, te castigan. Jorge dice que a él le tocó ver como los “amarraban con chachas (esposas)” de las manos y los dejaban en un rincón.
A diferencia de Jorge y sus compañeros, Samanta y Pedro harán un intentó más por cruzar al país vecino. No pueden regresar a su país ni se siente seguros de quedarse en México, país en el que Pedro fue secuestrado por el narcotráfico y después las autoridades los trataron como reos.
@marrome259
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