Imagen tras los enfrentamientos suscitados en Culiacán el 17 de octubre de 2019. Foto: Cuartoscuro.com.
EMEEQUIS.– Un hombre pone los codos en el piso, centra el ojo en la mirilla de su arma larga y dispara. Es un soldado del narcotráfico; también está la imagen de un par de sicarios en la parte trasera de una camioneta, cargando una ametralladora montada para atravesar la carne y el hueso de cualquiera que se cruce en su camino.
Fue el momento de una demostración: que el Cártel de Sinaloa podía poner de rodillas al gobierno de Andrés Manuel López Obrador. El famoso “Culiacanazo”.
Y que el hallazgo de fosas clandestinas se disparó en ese año.
EL CULIACANAZO Y EL AÑO DE LAS FOSAS CLANDESTINAS
Esa tarde del 17 de octubre de 2019, efectivos del Ejército mexicano habían capturado a Ovidio Guzmán, uno de los hijos del Chapo. Poco después, tras la liberación de reos de un penal, las amenazas a familiares de cuerpos castrenses y la violencia contra la población civil, el gobierno decidió algo inédito: dejar libre a uno de los “Chapitos”, para salvar vidas humanas. Aunque oficialmente, el operativo dejó 29 muertos, entre civiles y militares.
Sin embargo, ese año fue aún más oscuro, ya que fue el periodo donde Sinaloa se tiñó de sangre con indicadores muy claros dentro del servicio forense. EMEEQUIS expone a través de información de transparencia algunos de los números más negros de ese 2019 en Sinaloa: los de las fosas clandestinas y de los muertos sin identificar.
Según un documento emitido por la Fiscalía General de Sinaloa el febrero de 2023, las fosas clandestinas en Sinaloa rompieron récords el 2019. Para entender este fenómeno hay que hacer una comparativa.
En 2018 se encontraron 38 fosas clandestinas en el estado, en 2020 fueron 62, en 2021 se hallaron 30 y en 2022 la cifra fue de 29.
Y en 2019 se hallaron 139 fosas clandestinas, más del doble que en cualquiera de los otros años.
Casi todo ese 2019 reportó números alarmantes: si bien enero y febrero de ese año tuvieron los números más bajos (5 fosas en cada uno de esos dos meses), en marzo el número aumentó a 20, en abril bajó a 19, en mayo a 18, en junio a 12, en julio volvió a subir a 21, bajando a 5 en agosto y a 8 en octubre, teniendo otro aumento drástico en noviembre con 16 fosas clandestinas (en el mes inmediato al Culiacanazo).
De esas fosas, 11 fueron encontradas en Culiacán en 2019. Del total de fosas clandestinas encontradas en Sinaloa, ese año también se lleva el mayor número de cuerpos identificados:
🔵 10 cuerpos fueron identificados en 2018
🔵 78 cuerpos fueron identificados en 2019.
🔵 8 cuerpos fueron identificados en 2020
🔵 1 cuerpo fue identificado en 2021.
🔵 4 cuerpos fueron identificados en 2022.
En 2019, 73 de los cuerpos fueron identificados como masculinos y 5 como femeninos. El 2019 también se lleva el récord con relación a la cantidad de osamentas encontradas:
🔵 En 2018 se encontraron 50 osamentas.
🔵 En 2019 se encontraron 165 osamentas.
🔵 En 2020 se encontraron 75 osamentas.
🔵 En 2021 sólo se encontraron 44 osamentas.
🔵 En 2022 sólo se encontraron 33 osamentas.
En otro documento emitido en octubre de 2023, la Fiscalía General de Sinaloa desglosa la cantidad de cuerpos que llegaron a las semefos de Mazatlán y Culiacán por año. Según estas cifras, el 2019 también destaca como el año con más cuerpos sin identificar o reclamar de 2016 a 2023.
En la Semefo de Mazatlán se registraron entre 8 y 15 cuerpos sin identificar de 2016 a 2018; sin embargo, en 2019 aumentó a 115, el más alto de cualquiera del sexenio en la zona; en 2020 bajó a 44, en 2021 volvió a aumentar hasta llegar a 54; en 2022 llegó a 47 y en 2023 a 20 (hasta el corte de ese año.
En la Semefo de Culiacán llegaron de 1 a 16 cuerpos de 2014 a 2017; en 2018, año en que inició el nuevo sexenio, aumentó a 43 cuerpos; en 2019, la cifra llegó a 121 cuerpos sin identificar o no reclamados. En 2020 hubo 69 cuerpos, en 2021 hubo 66 cuerpos y en 2022 hubo 88 cuerpos.
EL TERCER CULIACANAZO Y LA CRISIS DE LA FISCALÍA DE SINALOA
Sinaloa se convirtió en un campo de batalla una vez más este 2024, luego de que el gobierno de Estados Unidos arrestara a Ismael “El Mayo” Zambada y a Joaquín Guzmán López.
En una carta en inglés, el Mayo dijo que fue engañado cuando se dirigía a una reunión entre el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, y Héctor Cuén, ex rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa. En las horas en las que era capturado el líder del Cártel de Sinaloa, Cuén fue asesinado en su vehículo a sangre fría.
En un principio, la Fiscalía General de Sinaloa, con base en un testigo, sostuvo que el asesinato se había dado por unos delincuentes que quisieron quitarle la camioneta al occiso. Sin embargo, periodistas cuestionaron la versión, ya que en el material revelado por la propia institución se observa cómo los gatilleros dispararon contra Cuén sin algún intento visible de quitarle el vehículo.
Tras esta y otras contradicciones, la fiscal del estado, Sara Bruna Quiñonez, renunció. Poco antes, el caso de Cuén fue atraído por la Fiscalía General de la República, envolviendo una vez más en la polémica al gobernador de la entidad, que fue llamado a colaborar con la investigación.
Poco después, el 29 de agosto, se desataron nuevas balaceras, bloqueos y escenas de violencia en Culiacán entre miembros del crimen organizado. Primeras versiones manejaron la captura de Iván Archivaldo Guzmán, otro líder de la facción de Los Chapitos del Cártel de Sinaloa. No obstante, esto fue descartado.
¿HACIA OTRO CULIACANAZO?
Los problemas a gran escala con esta organización criminal han subido de tono sin parar, incluso hasta finales de este sexenio. Tan sólo durante esta semana que pasó, se han registrado 30 muertos por peleas entre grupos del crimen organizado en el estado. En ese contexto que ha apremiado a la población civil, el general de división, Francisco Jesús Leana Ojeda, dijo que la responsabilidad de poner al conflicto no estaba en manos de la Sedena:
“Depende de los grupos antagónicos, que dejen de hacer confrontación entre ellos y que estén dejando a la población en paz para que viva con tranquilidad (…) Estamos planeando constantemente la contención de agresiones entre ellos, entre facciones y hemos tenido buenos resultados. Esos resultados, sabedores del debido proceso, no se daban a conocer para no violentar el Estado de derecho”.
Sin embargo, el propio ejército ha sido afectado por esta violencia, como así lo reconoció el gobernador del estado, Rubén Rocha Moya, quien informó este lunes sobre la muerte de un elemento castrense:
“Hoy mismo en la mañana hubo un encuentro entre civiles armados y el Ejército, murió un oficial del Ejército. Todo el estado donde se están dando los enfrentamientos para nosotros es una prioridad”, expresó.
@Ciudadelblues