¿Campo minado? La otrora pacífica Querétaro se está convirtiendo en territorio de batallas. En la imagen, ciudadanos ponen veladoras y flores afuera de Los Cantaritos. Foto: César Gómez / Cuartoscuro.com.
EMEEQUIS.– La masacre del bar Los Cantaritos –fuego abierto por un comando armado, con saldo de 10 muertos y 13 heridos, según la cifra oficial– reabrió un cuestionamiento que había surgido tras el hallazgo de cuerpos con signos de tortura, desmembrados o calcinados en un territorio que históricamente no había reconocido el asentamiento de cárteles: ¿hay crimen organizado en Querétaro?
La respuesta corta, con base en archivos de inteligencia militar y fuentes de seguridad federal consultadas por EMEEQUIS, así como documentos filtrados por Guacamaya Leaks, es que sí existen organizaciones delictivas con la categoría de cártel de la droga. Sin embargo, el entramado delictivo por la ubicación geográfica de Querétaro lleva a varios frentes activos.
Justo en límites con Hidalgo, donde se ubican San Juan del Río, Pedro Escobedo, Amealco de Bonfil y Tequisquiapan, es la zona de influencia de Los Hades o Cártel de Palmillas, un grupo que tuvo una escisión en 2022, de la cual se desprendieron dos facciones principales.
Los Hades crecieron por la corrupción política, protegidos por corporaciones de seguridad principalmente en Hidalgo –entonces su estado ancla–, teniendo dominio desde Huichapan y Zimapán hasta Ixmiquilpan, en el corazón del Valle del Mezquital. Al crecer el poder de fuego y economía, habían rivalizado con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) por el control del ducto Tuxpan-Tula, así como con otros grupos locales.
No obstante, tras su escisión, una célula se vinculó con el CJNG y otra con La Familia Michoacana, que ya se encontraba en Tula e Ixmiquilpan. En este último caso, la conexión principal provino desde el Estado de México.
Los Hades tienen la categoría de cártel por el gabinete de seguridad federal y en el modelo de franquicia del CJNG, que permite a cada grupo personalizar sus operaciones de acuerdo con áreas específicas de cada territorio, busca el dominio del robo de hidrocarburo en Querétaro.
Lo que la DEA ha observado es que, cuando una franquicia se une, el cártel se expande, maximiza sus ingresos por medio de ese modelo y no paga los costos operativos de dichas franquicias, aunque sí recauda un porcentaje de las ganancias totales.
Por esta razón, le es conveniente captar grupos que ya tienen control de un giro delictivo o están afincados en un territorio; además, estas franquicias logran formar sus propias alianzas con otras células, por lo que cada uno puede ser semi independiente, aunque el CJNG siempre está supervisado por Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”, a quien un pequeño grupo de comandantes le reportan directamente. Debajo de estos, en un segundo nivel, están los jefes regionales y los de plazas.
La organización, con sus nuevas alianzas territoriales, se ha enfrentado a células locales, incluido a sus antiguos operadores, y disputan un territorio que va desde Tula, sede de la refinería Miguel Hidalgo, se extiende a Tepeji, Tlahuelilpan, Tlaxcoapan y Tezontepec de Aldama, municipios de la región del Valle del Mezquital, así como la zona limítrofe con Querétaro, donde están Huichapan, Tecozautla y Zimapán.
De ese lado, desde Cadereyta de Montes hasta Amealco de Bonfil, y se amplía su presencia al Estado de México, como EMEEQUIS dio a conocer desde enero de 2024, tras el hallazgo de nueve cuerpos junto a un ducto de Pemex en San Juan del Río, el día 9.
En este sentido, la función del Cártel de Palmillas ha sido la de potencializar una estructura que ya estaba presente en Querétaro. Por la dicotomía de estas organizaciones, fuentes consultadas no definen si Hades y la facción del CJNG ya existente podrían actuar en conjunto, posiblemente bajo una distracción de espacio y giro, o los cambios que podrían darse en caso de reacomodos internos.
Sin embargo, en los discursos de los gobernadores Mauricio Kuri González (PAN, Querétaro) y Julio Menchaca Salazar (Morena, Hidalgo) hay un punto de coincidencia: ni Los Hades ni CJNG están en sus fronteras.
La ubicación geográfica de Querétaro lo lleva a situarse entre otras batallas, entre éstas una de las disputas más violentas en los últimos años entre grupos del crimen organizado en México, la del CJNG contra el Cártel Santa Rosa de Lima (CSRL) en Guanajuato.
La disputa surgió por el control de las rutas de drogas, la producción de metanfetaminas en Guanajuato y la extracción ilegal de hidrocarburos. En este frente, Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”, busca expandir su influencia en la región, mientras que el CSRL quiere mantener su control en la zona. En pocos años, Cártel Santa Rosa de Lima fue denominada una amenaza al Estado Mexicano por su capacidad de ataque y poder económico, del que se hizo a través del robo de gasolinas a Petróleos Mexicanos (Pemex), en un territorio con gran cantidad de ductos por la refinería Antonio M. Amor, de Salamanca.
En territorio queretano, las células del CSRL y el Cártel Jalisco coinciden en, al menos, cinco municipios: la capital, Corregidora, Huimilpan, Pedro Escobedo y San Juan del Río; de igual forma, buscan el control de dos giros principales: el narcomenudeo y la extracción ilegal de combustibles.
Esta mañana, en su conferencia matutina, la presidenta Claudia Sheinbaum declaró que el ataque al bar Cantaritos tenía un objetivo específico, ya que los integrantes del comando “iban por una persona”, lo cual, sugirió, lo conocen por la detención de un presunto responsable. No obstante, añadió que siguen otras líneas de investigación sobre las cuales no profundizó.
Posteriormente, medios locales y nacionales aseguran que el objetivo era Fernando González Núñez, alias “La Flaca”, presunto integrante del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Milenio y El Universal, citando a fuentes del gobierno federal, señalan que la masacre se dio en el marco de la disputa entre el CJNG y el Cártel de Santa Rosa de Lima por el control del territorio, debido a que “La Flaca” se dedicaba al huachicoleo, que tuvo su auge con “El Marro”, capturado en 2020 en Guanajuato.
El Diario de Querétaro suma otro posible sicario entre las víctimas. Señala que tanto “La Flaca” como Jesús “N” presumían armas y lujos en redes sociales, además de usar esas plataformas para reclutar de manera abierta a nuevos elementos para robar combustible, principalmente en San Juan del Río y la zona limítrofe con los estados de México e Hidalgo.
@axelchl