Las coordenadas de un asesinato político del que todos se deslindan.
EMEEQUIS.– Lo primero que cualquiera tiende a imaginar es un papel con un mensaje breve, en el buró de doña Rosario, que el capitán entró a dejar antes del amanecer, en sigilo, para no despertar a las mellizas, arrulladas por el murmullo de la selva. Aunque, bien pensado, tal vez no era sólo una nota.
Posiblemente era una carta más detallada, con todos los pormenores por los cuales evadía a sus custodios de la Guardia Nacional y decidía salir de Copala solo, prácticamente en secreto, y en ese caso, el destinatario de la misiva tenía que ser alguien diferente a Rosario: el líder del partido, tal vez el coordinador de campaña, el representante ante el consejo electoral, o alguien de la planilla. No tenía propósito que dejara un mensaje de esa naturaleza fuera de ese estrecho círculo.
Pero no. Doña Rosario no halló ninguna nota que su esposo le haya dejado antes de salir. Gente de la campaña consultada ignora la existencia del escrito. El instituto electoral no tiene registros de una petición semejante. Abraham Ponce Guadarrama, dirigente de México Avanza (MA), el partido que postuló al capitán de corbeta Salvador Villalva Flores a la presidencia municipal de Copala, tampoco tiene idea del mensaje del que tuvo noticias el presidente Andrés Manuel López Obrador.
El mandatario no precisó si el mensaje del que le informaron era una hoja mecanografiada, un oficio formal, una tarjeta manuscrita, un correo electrónico, un mensaje de WhatsApp, o unas palabras pergeñadas con premura en una servilleta.
Como sea, Abraham Ponce reta al presidente a presentar el supuesto escrito, y evidencias de otras afirmaciones que el tabasqueño hizo sobre el asesinato del capitán Villalva. Y es que, por extraño que parezca, el capitán no mencionó a nadie sus intenciones de salir del municipio:
― No me informó que fuera a salir de Copala ―dice Abraham Ponce, en entrevista con EMEEQUIS―. Tengo entendido que se trató de una reunión con gente de la Marina (…), pero de eso ya me enteré después, entre los comentarios en el sepelio. Salvador no me comentó nada de su salida a México. Nada. Ni a nadie de la planilla…
Ponce Guadarrama explica que tampoco pudo dejar un escrito a la misma Guardia Nacional u otra instancia policíaca o militar, porque los protocolos de protección indican que tendría que haber enviado una petición formal al instituto electoral, para que la protección cesara, y en ese caso, el dirigente estaría enterado. Por ello concluye:
―No es verdad que Salvador haya dejado un escrito para que no lo acompañaran… Como que (el presidente) está protegiendo, o encubriendo, más bien, a la Guardia Nacional…
Pero toda la historia del crimen, que ahora se condensa en la interrogante sobre el escrito ignoto del que tuvo noticia AMLO, comenzó un año atrás, con otro asesinato…
EL AMIGO DE CHUCHO
La noche del 15 de septiembre de 2023, Salvador Villalva Flores, capitán en retiro de la Armada de México, organizó una concentración en el kiosco de la Plaza San Juan, en el centro de Copala.
No lo hizo para participar en la ceremonia anual del “Grito de Independencia”, sino para efectuar una “Vigilia de justicia”, con veladoras y flores, y exigir así el esclarecimiento del asesinato de su amigo, Jesús González Ríos, más conocido como “Chucho Ríos”, en junio, aspirante a la nominación del PVEM a la alcaldía, y favorito para ganar, que había sido asesinado tres meses atrás,
Aquella vigilia tal vez no le hizo gracia a la alcaldesa morenista de Copala, Guadalupe García Villalva. Tras la muerte de Chucho Ríos, se difundió un video en el que él mismo culpaba a la presidenta municipal de haberlo amenazado de muerte, a menos que desistiera de su intención de contender por la alcaldía:
― Hace más de un mes y medio, a través de un grupo armado, la presidenta municipal de Copala, Guerrero, la química Guadalupe García Villalva, me mandó amenazar, diciéndome, a través de estas personas, que yo tengo que quitarme de la política, que tengo que quitarme del camino, para que deje libre que pueda ganar cualquiera de los candidatos que ella anda postulando. Estoy muy preocupado de que algo le pueda pasar a cualquiera de mis familiares y amigos, y sobre todo a mí, a mi persona, porque obviamente estamos en el proyecto político, con miras al 2024…
No lo disuadieron. El coordinador municipal del PVEM persistió en su intención de contender por la alcaldía. Hubo a quienes no les pareció una decisión razonable: el 27 de junio de 2023, Chucho fue secuestrado. Al día siguiente, su cuerpo fue hallado a la vera de una terracería que conduce a la Laguna de Chautengo. En el cuerpo se hallaban las marcas de la saña de sus torturadores. Los reportes señalan que su rostro estaba totalmente desollado.
El asesinato conmocionó a todo Copala, un municipio de la selva guerrerense, rebosante de manglares y arroyos, cruzado por las afluentes del río del mismo nombre, que desemboca en las aguas del Pacífico, entre las arenas de Playa Ventura, punto que alcanzan los confines municipales.
Cuatro kilómetros tierra adentro está la cabecera, con sus calles en declive y desniveles, su plaza apiñada entre calles igualmente estrechas, donde el pavimento es incapaz de conjurar el terco velo de polvo que le cubre.
Con menos de 15 mil habitantes según el Censo de 2020, y 60 millones de presupuesto anual ―unos 3 millones de dólares―, en Copala, la lucha por el poder es, literalmente, a muerte. Es el precio que pagó el capitán Villalva por ganar la elección de presidente municipal.
De 52 años, a Salvador Villalva Flores no parecía atraerle la política hasta hace relativamente poco, entregado como estaba, primero, a su carrera en la Armada, y después, tras su retiro, a su familia, formada por su joven esposa, María del Rosario, y sus hijos, unas mellizas de dos años, y un niño de alrededor de siete.
Salió de Copala a los 22 años para matricularse en la Universidad Naval, en Veracruz. Egresó en 1997 como técnico en administración naval. Se integró al servicio activo de inmediato, como oficial logístico del Primer Batallón de Artillería de Marina, en Frontera, Tabasco. En el mismo batallón se desempeñó después como comandante de Intendencia.
Más tarde se integró al Buque Papaloapan, como oficial logístico, cargo que desempeñó hasta 2003. Ese año alcanzó el cargo de Jefe del Departamento de Ejercicio y Comprobación de Presupuesto de la Armada en la Primera Región Militar, con Sede en Tamaulipas, y en 2007 fue nombrado jefe administrativo del Hospital Naval de la Octava Región Militar, en Acapulco.
En 2007 fue trasladado a la Sexta Región Naval, con sede en Manzanillo, Colima, y en 2009 le fue confiada la jefatura del Departamento de Inventarios de la Armada, en la sede de la Secretaría de Marina de la Ciudad de México.
A lo largo de su carrera naval alcanzó los grados de marino, cabo; tercero, segundo y primer maestre; teniente de corbeta y de fragata, teniente de navío, y capitán de corbeta.
Con ese cargo y rango se dio de baja por retiro voluntario, el primero de febrero de 2019, y volvió a la tierra de sus mayores, Copala.
Tal vez tenía la expectativa de una vida tranquila. Montó una carnicería a la que nombró, desde luego, “El Capi”, en un local ubicado a unos cuantos metros de la presidencia municipal, con la que amplió los ingresos que le reportaba su pensión.
Apenas en mayo de 2022 presumió, junto con su esposa, la foto de sus gemelas entonces recién nacidas. Compartía con frecuencia fotos de sus hijas e hijo, orgulloso de la vida serena del hogar, como manifestaba en distintas frases.
Pero le prendió la fiebre de la política. Comenzó a participar en el grupo de su amigo Chucho y en septiembre de 2020 tomó protesta como coordinador del PT en Copala, ante el dirigente estatal del mismo, Victoriano Wences Real.
Cuando asesinaron a Chucho Ríos tal vez pudo decidir retirarse, pero más bien fue como un segundo aguijoneo, más fuerte incluso que el primero, pues comprendió que podía ganar. Poco a poco, acaso sin proponérselo al principio, “El Capi” , como era conocido, se fue convirtiendo en el heredero natural del movimiento político que había conformado Ríos. De hecho, Villalva Flores era el amigo más cercano al político del PVEM.
Pronto, Villava Flores fue visto como candidato obvio a la alcaldía. Ya para diciembre de 2023 compartía su currículum y sus propuestas en su cuenta de Facebook, y respondía preguntas de los vecinos sobre cómo enfrentaría tal o cual problemática en caso de resultar electo.
Al parecer, a la alcaldesa morenista de Copala, Guadalupe García, no le parecía buena idea. El sitio de noticias guerrerense En primer plano recogió un testimonio de José Antonio García Manzano, un periodista que se acogió al programa de protección del gobierno tras recibir amenazas ―también― de la alcaldesa, donde relata una confidencia que le hizo “El Capi”:
“Me comentó (…) que había ido el hermano de Guadalupe (García) Villalva a amenazarlo, que dejara el Partido del Trabajo, porque él iba (a ser candidato) por ese partido, y se lo dejó”.
Para febrero de este año, el dirigente estatal petista, Victoriano Wences Real, nombró coordinador del partido en Copala a Adolfo Castro Mayo, designación que en los hechos era un nombramiento tácito como candidato a la alcaldía.
El día 19 de ese mes, “El Capi” comentó en su cuenta de Facebook que nadie había tenido la atención de comunicarle sobre el relevo: “Al suscrito no se le llamó para removerlo de Coordinador Municipal del PT en Copala, pero al buen entendedor pocas palabras. No sé cómo fue su acuerdo o su pacto entre ellos. Pero hoy dejo las filas de ese partido, y mi equipo y yo tomaremos en la semana decisiones para seguir adelante y sin miedo al éxito. Porque les adelanto… El Capi va”.
LA AMIGA DE FÉLIX
En Copala, todo el proceso político ocurre dentro de los linderos del obradorismo. Así ha sido desde 2018 cuando, a sus 34 años, ganó la alcaldía la química Guadalupe García Villalva.
Hasta entonces, Guadalupe, que además es prima del capitán Villalva, se desempeñaba como Coordinadora General de Atención al Derechohabientes, en la clínica del Instituto para la Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) de Acapulco, y simultáneamente operaba su empresa de análisis clínicos, “Laboratorios Masster”, en Chilpancingo.
Fue en esa ciudad donde, según múltiples referencias de prensa, entabló dos contactos clave para su futura carrera política, pues trabó estrecha amistad con Liz Adriana y María del Sol Salgado Pineda, hermanas de la entonces futura gobernadora, Evelyn, todas, hijas del senador y cacique obradorista de Guerrero, Félix Salgado Macedonio.
Salgado Macedonio, de 67 años, es un político que siempre ha formado parte del círculo de confianza de AMLO. Exalcalde de Acapulco, con numerosos cargos legislativos desde su juventud a través del PRD, de manifiesta pendencia en múltiples altercados, incluso con policías peatonales, bohemio, Salgado Macedonio no pudo ser candidato a gobernador de Guerrero en 2021 porque enfrentó cinco acusaciones de ataques sexuales. Pero puso a una de sus hijas en el cargo, a Evelyn. El resto de sus hijas comparten tareas políticas.
Algunas publicaciones locales refieren que Sol Salgado, que dirige un periódico propiedad de Félix Salgado, es comadre de Guadalupe, la alcaldesa con licencia de Copala. Forma parte del grupo de Salgado Macedonio. De modo que no enfrentó mayor dificultad para ser candidata a la alcaldía en 2018, por el PRD, que todavía controlaba Salgado, ni para repetir en el cargo en 2021. Ya reelecta, saltó a Morena.
Bajo el prebostazgo salgadista en Guerrero, la alcaldesa de Copala desarrolló, según ha afirmado, la obra más importante de la Costa Chica, que es la unidad deportiva de su municipio. Según sus propias afirmaciones, paga la estancia de adictos en los anexos ―sitios de confinamiento para personas alcohólicas o adictas a alguna otra droga―, destina recursos públicos para obras particulares, y hasta edifica capillas para el culto católico.
En 2024, con la misma naturalidad con que recibió la candidatura a la alcaldía en 2018 y la postulación a la reelección en 2021, Guadalupe recibió la nominación morenista a una diputación local pero, y con el mismo padrinazgo. Al parecer, no renunció a la operación del proceso sucesorio en la alcaldía de Copala.
Y es que, como explica Abraham Ponce Guadarrama, dirigente de México Avanza (MA), en entrevista con EMEEQUIS, el cacicazgo de Félix Salgado Macedonio ejerce un férreo control político en la región, y presumiblemente en todo el estado de Guerrero:
―Trae activo un grupo que le llaman, creo, ‘Los toritos de Guerrero’, o algo así. Los comandan sus hijas, Celeste, Sol y Liz. Ellas manejan esos grupos, y al parecer los tienen ubicados por regiones. No sé quién de ellas esté al comando de esa área (de la Costa Chica), y si no, gente muy allegada a Félix. Pero estamos hablando de toda la región, desde San Marcos hasta Cuajinicuilapa, que es el último municipio ya colindante con Oaxaca, y un poco hacia arriba, Ometepec; y dos poblaciones indígenas que son Xochistlahuaca y Tlacoachistlahuaca…
Personal político de la región señala que Salgado Macedonio puso, a través de su estructura, candidatos de Morena, del PT, y del PVEM. Abraham Ponce admite que, al menos, “esa es la impresión, y hay que reconocerlo, tiene, pues sí, mucho poder. (…) Sí, tiene injerencia, tiene presencia política a través de su organización”.
La lucha contra esa maquinaria electoral no fue sencilla en el reciente proceso electoral, ni lo será en el futuro, y menos para formaciones políticas nuevas. El dirigente de MA comenta que, de los ocho partidos de reciente creación que participaron en el proceso electoral de este año, ninguno conservó el registro.
LAS AMENAZAS AL CAPITÁN
En febrero de 2024 todavía hubo negociaciones para que el PVEM postulara al capitán Salvador Villalva, pero naufragaron. En marzo, los verdes decidieron abanderar a la hermana de Chucho Ríos, Candy Espinoza Ríos. Pero el esposo de la candidata fue secuestrado. Volvió al día siguiente, golpeado. La familia decidió entonces abandonar la política y salir de Guerrero con su familia.
Al final, el PVEM no postuló. En el PT, Delfino García Villalba, el hermano de la alcaldesa que habría amenazado al capitán Salvador Villalba, no se registró, y Adolfo Castro Mayo, excolaborador de la alcaldesa, renunció a la nominación. El PT terminó postulando a Monserrat Betancourt, hija de otro colaborador de la alcaldesa.
Morena postuló al incondicional de la presidenta municipal con licencia, José Luis Chávez Ventura, que fungía como tesorero del ayuntamiento.
En marzo, “El Capi” ya sonaba como probable candidato del partido México Avanza, con presencia regional, lo cual finalmente se materializó. Sobre el fichaje del capitán Villava, el dirigente de dicha organización, Abraham Ponce:
― Me llamó por teléfono el capitán, y me dijo que tenía interés en participar, que qué posibilidades habría. Le dije que había todas las posibilidades, que estábamos en la etapa de registrar a los candidatos interesados. (…) En ese momento la verdad yo no lo conocía, no sabía la fuerza que tenía siquiera, y resultó ser un buen candidato, la gente lo quiso mucho, lo apoyó muy bien, y lo sacaron adelante”.
El registro ante las autoridades electorales se formalizó el 3 de abril. Veinte días después del registro, los telefonemas amenazantes al capitán menudeaban. Según el dirigente de MA, desde un principio pidieron protección, concretamente el 24 de abril:
― Yo pedí la protección de inmediato. En esos días me platicó que tenía amenazas, que le estaban hablando y le estaban amenazando, querían que se bajara, que no participara. Hay un protocolo, nuestro representante hace la petición al instituto electoral, el oficio tiene que ir firmado por el titular (de la candidatura), en este caso Salvador, la persona que va a recibir la protección. Le mandamos un borrador, lo imprimió, lo firmó, y fue presentado por nuestro representante.
Pero la protección no llegaba. En realidad demoró bastante, tomando en cuenta la brevedad de las campañas municipales, y las crecientes amenazas. El capitán comentó a su dirigente que aún no le enviaban la custodia:
― Entonces insistimos en un segundo oficio ―relata Abraham Ponce―, en el que les decíamos que era urgente. Incluso hubo un momento que le sugerí al capitán que valorara su participación. Le dije: ‘Oye, Salvador, eres un buen elemento, sin duda, pero si te están molestando o si te siguen molestando, ¿por qué no consideras tu participación? Mira, esto no se acaba, puede ser en la siguiente ocasión que haya mayores y mejores condiciones. Ahorita, la verdad, pues somos un partido nuevo, y nos están cerrando el paso por varios lugares (…)’. Pero él se sentía seguro de ganar, e insistió. Y sí, tenía fuerza, ya lo habíamos visto en sus eventos (…).
Fue en la segunda semana de mayo cuando finalmente le asignaron dos patrullas de la Guardia Nacional, con siete integrantes cada una.
Algunas versiones de prensa atribuyen las intimidaciones al grupo criminal que domina la zona, conocido como “Los Rusos”, e incluso hablan de una intermediación del obispo de Chilpancingo para acordar con el capitán. Pero una fuente eclesial de la región, consultada, advierte que en Copala “hace tiempo que no hacen falta más acuerdos”.
En mayo, cuando las campañas se encontraban en su punto de mayor intensidad, ocurrió un hecho inesperado: la Fiscalía General de Justicia atrapó a un muchacho de 21 años, de nombre Josué Adalid Petatán Cortés, a quien le imputaron el asesinato de Chucho Ríos.
Extrañamente, la copia de la orden de aprehensión se coló en las redes digitales un día antes de que la dependencia diera a conocer oficialmente la detención. De acuerdo con una nota de prensa, el imputado “es cercano al esposo de Guadalupe García Villalva”. Pero la alcaldesa claramente consigna en el currículum oficial de la web del ayuntamiento de Copala: “Madre soltera”.
Finalmente llegó la elección. El capitán Salvador Villalva Flores ganó con 39.5% de los votos, por encima de Chávez Ventura, candidato de Morena, que se quedó con 34.2% de los sufragios.
EL ESCRITO DESCONOCIDO
Ya como alcalde electo, el capitán Salvador Villalva decidió viajar a la Ciudad de México, para reunirse con excompañeros de la Secretaría de Marina. Un viaje envuelto en condiciones por demás extrañas.
Para empezar, no avisó a nadie que saldría. Después, viajó sin el personal de custodia que le habían asignado. Además, pudo viajar en algún vehículo particular, pero decidió hacerlo en autobús. Salió de Copala el viernes 14 de junio.
El lunes 17, cuando volvía de la capital del país, en la madrugada, el autobús en el que regresaba fue seguido por dos camionetas en la que viajaban varios hombres armados, en la carretera federal Acapulco – Pinotepa Nacional. Las camionetas finalmente interceptaron al autobús a la altura de una comunidad llamada San Pedro Playas. Dos de los pistoleros subieron por la fuerza al camión, sometieron al chofer, y buscaron al capitán, mirando su foto en un teléfono celular.
Cuando lo identificaron, le dispararon dos tiros en el cráneo y dos más en el pecho. Luego bajaron y se perdieron en el asfalto a toda velocidad a bordo de sus vehículos.
El 18 de junio pasado, el presidente López Obrador, de suyo renuente a opinar sobre masacres y crímenes políticos, se refirió ampliamente, en su presentación matutina, al asesinato del capitan Villalva:
― Muy lamentable, porque fue un ajusticiamiento. Fueron directo a él. Fue un camión de pasaje, pero bajaron a los pasajeros para hacer creer que era un robo y no, alguien vio en el teléfono la foto para identificarlo. Lo asesinaron cobardemente a un presidente municipal de Copala, de la Costa Chica de Guerrero. (…) Se trató de un asunto local…
Sobre las amenazas, dijo el tabasqueño: “Se decidió en la comandancia militar de Acapulco que se le diera protección”.
El mandatario aseguró, además, que el capitán Salvador Villalva Flores rechazó la protección en su salida a la Ciudad de México y, citó el supuesto contenido de un presunto escrito redactado por el marino:
“Dejó él escrito que iba a regresar y que al regreso se encontraba con los que lo estaba cuidando, pero lamentablemente lo asesinaron. Es un exmarino el presidente municipal y el interino también es un exmarino y participó en la elección”.
Nadie corroboró la existencia del escrito, en consultas efectuadas por EMEEQUIS con personas cercanas a la campaña y a la víctima. El dirigente de MA pidió pruebas al presidente de sus dichos, explicó que la comandancia militar de Acapulco no “decidió” darle protección al capitán, sino que fue resultado de la gestión prevista por el protocolo para esos casos, a través del instituto electoral de Guerrero,
―La afirmación del presidente no corresponde a la realidad, ni siquiera el término ajusticiamiento, porque ahí no se le hizo justicia a nadie ―ataja Abraham Ponce―, yo más bien diría que fue una ejecución directa, a lo mejor. Número dos, no es cierto que el presidente le mandó la seguridad sin que nadie se lo pidiera. Obedece al protocolo que se sigue. Y tampoco es verdad que Salvador haya dejado un escrito para que no lo acompañaran. Como que (el presidente) está protegiendo, o encubriendo, más bien, a la Guardia Nacional, porque esta también tiene sus protocolos, no pueden dejar a una persona que tienen bajo su custodia nada más porque se lo pida…
Ponce Guadarrama ejemplifica con el caso de su candidato en Acapulco, que quiso pausar la protección que había solicitado en un punto de la campaña, para atender un asunto específico, pero los custodios se negaron porque no pueden abandonar a la persona que es objeto de la protección sin que obre una petición oficial de por medio, o incurrirían en responsabilidades legales.
Ponce confirma el inquietante silencio del capitán Villalva en torno a su viaje a la capital del país:
―Lamentablemente no tuvimos comunicación con el candidato. No me informó que fuera a salir de Copala. Tengo entendido que se trató de una reunión con personal de la Marina (…) pero de eso ya me enteré después, entre los comentarios en el sepelio. Salvador no me comentó nada de su salida a México. Nada. Ni a nadie de la planilla…
“LES DUELE MUCHO QUE HOY YO SEA LA DIPUTADA”
En los funerales del capitán Salvador Villalva Flores, presidente municipal electo de Copala, la alcaldesa con licencia y diputada local electa, se hallaba ofendida, indignada.
El 18 de junio, día en que se efectuaría la inhumación del cadáver del capitán, Guadalupe García Villalva hizo una transmisión en directo a través de su cuenta de Facebook. Se mostró con el amor propio herido por las acusaciones que en redes sociales le hacen y medios de comunicación regionales reproducen: le imputan la muerte de Chucho Ríos, las amenazas a sus hermana Candy, y ahora hasta la relacionan con el asesinato de su primo, el capitán.
Tronó especialmente contra el comunicador Manzano Manzano, de quien describió vicios y en quien acusó corrupción. Le echó en cara su transmisión desde el velorio, y las sugerencias de que ella, la diputada electa, debía ser investigada. Anunció una demanda contra el periodista.
Dijo que no respetaban la intimidad ni el dolor de la familia. Aunque ella misma describió desavenencias privadas de los Villava, división y enconó, que, dijo, redundó en el hecho de que impidieran aproximarse al féretro a los hermanos y al padre del Capitán. Y todo por la política.
Luego se refirió a la detención de la fiscalía estatal hizo del muchacho de 21 años:
―Piden justicia en las redes sociales. Si hay un detenido, porque no van y hacen un bloqueo allá donde está el detenido, en Ometepec. Por qué la mamá, las hermanas, las primas, los tíos, que tanto me acusaron ―que por cierto, también los demandé y por eso le bajaron, los demandé por violencia política en razón de género, por eso le bajaron tantito, si no también los tuviera encima―, que me lo hagan ver… Vayan allá, bloqueen, pregunten a esa persona por qué se lo llevó, quién lo mandó, cuánto le pagaron, el por qué le hicieron eso… Y dejen de estarme culpando, porque ya me cansé. Ya me cansé de verdad…
Y pidió responsabilidad a los medios:
―Estoy a favor de la libre expresión, pero mensajes válidos, críticas constructivas. No desprestigio. Sin tener una sola prueba. Sin tener la certeza de lo que dicen en temas tan delicados, ¡Dios mío! Hay que ser responsables, medios de comunicación.
Eso sí, no dejó pasar la oportunidad de manifestar otro dolor, acaso más grande, que dijo, le lacera:
―Me duele mucho todo lo que hacen con nuestra gobernadora del estado, también, con nuestro presidente de la República. Que pasa algo, y la culpable es ella, el culpable es Andrés Manuel López Obrador. Hago una pregunta: ¿la gobernadora manda a los hijos de usted, míos? No. (…) Hay que dejar de culpar a la gobernadora, hay que dejar de culpar al presidente de la República. Hay que dejar de culpar al gobierno municipal…
MALAS INTENCIONES
Al sepelio se volcó todo Copala, como ocurrió un año atrás, también en junio, con el entierro de Chucho Ríos. La presencia de la Guardia Nacional en el velorio y en el cortejo fúnebre era notable. Algunos de los militares resguardaban al alcalde suplente, Rogelio Lozano López, también marino, teniente de fragata en retiro. Declaró a los medios, cubierto en todos los flancos por siete de los uniformados, que asumiría la alcaldía.
El cortejo hizo una parada frente a la presidencia municipal, y la gente gritó: “¡presidente! ¡presidente! ¡presidente!…”. También lanzaron vivas y aplaudieron al difunto.
En la marcha hacia el panteón de Copala, apareció también la alcaldesa con licencia, Guadalupe García Villalva, ahora diputada local electa, con vestido de negro y lentes oscuros. Los asistentes pidieron que se marchara.
Ella se quejó ante los medios que la cuestionaron, y acusó mala voluntad. Dijo que se trataba de “personas mal intencionadas, yo estoy abierta a cualquier tipo de investigación, como también me puse a disposición en el pasado suceso (el asesinato de Chucho Ríos), y estamos abiertos a cualquier tipo de investigación, soy la más interesada en que esto se esclarezca”.
Para septiembre, doña Guadalupe tomará posesión como diputada. En Copala, dicen, el alcalde suplente se halla encerrado, “a piedra y lodo”, en su domicilio.
@estedavid