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EMEEQUIS.– El Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y dos grupos aliados para enfrentarlo están detrás de la principal disputa territorial en Querétaro: una confrontación armada por el control de los ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex) y el narcomenudeo.
Se trata de Los Hades, que también adoptan el nombre de Cártel de Palmillas, por el lugar de origen de esta agrupación (Palmillas, Querétaro), que comenzó con la venta de cristal en construcciones invadidas y pequeñas chozas sobre las carreteras, pero creció al amparo de la protección política, principalmente en Hidalgo, para la extracción de crudo en las regiones del Valle del Mezquital y de Huichapan. A la par, se hicieron del dominio territorial de San Juan del Río, en Querétaro, y de Polotitlán, en el Estado de México, desde donde extendieron operaciones en ambas entidades.
Por la pugna con el CJNG, Los Hades, ahora presumiblemente a cargo de Monserrat Reséndiz, se unieron con Los Alemanes, una organización que inició como célula de Los Zetas en San Luis Potosí. Ellos ya se enfrentaban con Nemesio Oseguera Cervantes en aquella entidad, así como con el Cártel Unido de la Huasteca y la Familia Michoacana. De acuerdo con fuentes de seguridad a las que tuvo acceso EMEEQUIS, la alianza les permite subir hidrocarburo a la parte limítrofe entre Querétaro e Hidalgo, además del Estado de México.
Estos tres cárteles son responsables de las tomas clandestinas a los ductos para robar hidrocarburos, más una serie de delitos colaterales como los homicidios, robo de vehículos y cobro de piso. Las tres, dedicadas también al sicariato, tienen más disputas con organizaciones locales en los demás territorios en los que convergen: Los Alemanes, además del Cártel Unido de la Huasteca y la Familia Michoacana, con el Cártel de San Luis Potosí Nueva Generación; Los Hades, con Los Solas en Hidalgo, aunado a que enfrentan la fragmentación que provocó la pugna interna que los dividió en Los Fénix y Los Rex.
EL ASENTAMIENTO
En informes internos sobre el actuar del crimen organizado, el gobierno de Omar Fayad Meneses –que culminó en septiembre de 2022– citó la relación entre los hermanos Charrez Pedraza (Pascual, exalcalde de Ixmiquilpan; Cipriano, exedil, exdiputado local y federal, y Vicente) con la primera generación de Los Hades. A Pascual lo denominó públicamente miembro del Cártel de Palmillas al presentar un mapeo de la “delincuencia destacada en Hidalgo” el 18 de junio de 2020, en una conferencia del presidente Andrés Manuel López Obrador en el C5, ubicado en Zapotlán.
En ese momento también incluyó como presunto protector a Erick Marte Rivera Villanueva, exalcalde panista de Zimapán. Este municipio se ubica en la frontera con Querétaro. Tanto Rivera como los Charrez (ahora agrupados en el Partido del Trabajo (PT)) acusaron intenciones políticas del entonces gobierno al incluirlos como aliados de esta organización criminal. El gobierno se mantuvo en su dicho, pero no judicializó alguna investigación.
El robo de autos es un delito colateral en la disputa de cárteles.
Asimismo, un informe de inteligencia militar, que es parte de los documentos hackeados por Guakamaya Leaks a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), menciona a dos alcaldes de municipios hidalguenses en la zona limítrofe con Querétaro y un exlegislador por presuntos nexos con líderes del huachicol: Joel Elías Paso, munícipe de Tecozautla, y Emeterio Moreno Magos, de Huichapan, así como el exdiputado local Armando Quintanar Trejo, con Hugo Marmolejo, El H, narcomenudista y líder local de la ordeña. También incluye a Luis Enrique Cadena García, quien era edil de Nopala y fue separado de su cargo por parte del Congreso el 6 de diciembre de 2022 para que enfrentara un proceso por presunto peculado de 72 millones de pesos, a través del esquema denominado “la estafa siniestra”.
Con base en la línea del tiempo que trazan los servicios de inteligencia sobre el crecimiento de Los Hades, la agrupación tiene su origen en Querétaro como narcomenudistas, se posiciona en Hidalgo a través de alianzas que le permiten trasegar combustibles y buscó emular lo que en Guanajuato fue el Cártel Santa Rosa de Lima. Posteriormente extienden operaciones en los municipios queretanos de San Juan del Río, El Marqués, Santiago de Querétaro, Ezequiel Montes, Tequisquiapan, Corregidora y Amealco, donde están actualmente, para pasar al Estado de México.
En el caso de los Alemanes, la formación se atribuye a Alfredo Alemán Narváez, quien tenía vínculos con Miguel Ángel Treviño Morales, El Z40. Posteriormente, y ante la escisión de los Zetas en dos grupos: Cártel del Noreste y Vieja Escuela, adquieren mayor autonomía.
De San Luis, pasaron a sus estados vecinos, incluido Veracruz, a través de la región conocida como las tres huastecas (hidalguense, veracruzana y potosina), donde centran el enfrentamiento con el Cártel Unido de la Huasteca. Al dejar de ser facción de Los Zetas, Los Alemanes se asentaron en Tamazunchale, Matlapa, Axtla de Terrazas, Xilitla y San Martín Chalchicuatla, en San Luis. Su conexión a Hidalgo fue la carretera México-Laredo, desde Tamazunchale hasta Zimapán, y de ahí a Querétaro, por San Juan del Río.
VECINOS CON PROBLEMAS COMUNES
En Querétaro el gobierno no habla del crimen organizado. No obstante, algunas de las respuestas sobre el asentamiento de los cárteles se encuentran en la entidad vecina, que tampoco reconoce de manera definitiva los grupos que disputan sus territorios. Uno de los últimos acontecimientos fue el hallazgo de nueve cuerpos junto a un ducto de Pemex en San Juan del Río, el 9 de enero, con una cartulina que hacía alusión a la supuesta disputa territorial.
Ambas administraciones estatales delegaron responsabilidad por sus fronteras: Querétaro señaló que los muertos eran hidalguenses y sugirió el móvil de rivalidad delincuencial. Hidalgo, cuyas autoridades antes han dicho ser un “tiradero de cadáveres” de la violencia circunvecina, dijo que apoyaría, pero que sus homólogos deben reconocer que tiene asuntos en común, como lo relativo al combate al crimen.
Extraño decomiso de 1.4 toneladas de cocaína.
El pasado viernes, cuestionado si el aseguramiento de 1.4 toneladas de cocaína en un inmueble en la colonia El Llano, en el municipio de Tula, el 22 de enero, evidenciaba la operación de cárteles de la droga en Hidalgo, el gobernador de ese estado, Julio Menchaca Salazar, afirmó: “Pues mire, encontrar una tonelada y media no es cuestión como de un particular, desde luego que está involucrado el crimen organizado”.
Ante la insistencia sobre los grupos que han detectado en el territorio, su responsabilidad en el narcotráfico, el robo de hidrocarburo y la violencia, añadió: “Esto es algo que está atendiendo la Fiscalía General de la República y ahí sí quisiera, aunque tenga yo la información, que la dé la autoridad a la que le corresponde por jurisdicción”.
La disputa entre organizaciones del crimen y sus operaciones delictivas “es una situación que ha vivido el país e Hidalgo no es ajeno a ello en el transcurso del tiempo”, expuso Menchaca, además de afirmar: “no somos una ínsula” y referir que la ubicación del estado, por su conectividad en el centro del país, “es un atractivo para las actividades delictivas”.
“Hoy se están dando elementos que desafortunadamente quieren ser utilizados políticamente, pero si hubiera complicidad (entre gobierno y crimen), si no hubiera una lucha constante, como se da en las reuniones semanales de seguridad, de los centros de distribución, de los laboratorios, habría complicidad. Es una demostración de que está actuando la inteligencia del Estado y que en esa colaboración es frontal y debe de general una percepción de confianza de la ciudadanía”, afirmó.
También destacó que los hallazgos de almacenes de hidrocarburo, así como túneles que conectan a tomas clandestinas con bodegas y este último que derivó en el cateo donde estaban, además de la tonelada y 400 kilogramos de cocaína, seis cargadores, 55 cartuchos de diferentes calibres y dos armas de fuego, se han dado a través de denuncias anónimas de la ciudadanía, por lo que consideró que en vez “de someterse a un beneficio que pudieran tener”, la sociedad “tiene compromiso con su comunidad”, por lo que ha notificado a las autoridades.
En este sentido, añadió que, con ello, se ha reducido la base social de estos entes delictivos, que en delitos como el huachicol han involucrado a pobladores en roles como halcones, cuidadores de casas de seguridad, vigías en los ductos, transportistas de gasolinas y “piqueteros”, como se denomina a quienes perforan la infraestructura de Petróleos Mexicanos (Pemex) para extraer las gasolinas.
EXTRAÑO HALLAZGO
Sin profundizar al respecto, una fuente que ha participado desde el ámbito gubernamental en el combate al crimen organizado vio “extraña” la manera en que la Fiscalía General de la República (FGR) llegó al aseguramiento de la dosis de cocaína, confeccionada en 994 paquetes y escondida detrás de una pared de triplay, con base en la versión oficial. Su duda se basa en dos aspectos: cree que cuando una población conoce operaciones ilícitas, sopesa delatar ante un posible riesgo, más porque no descarta la posibilidad de que las policías conozcan esas actividades y actúen en complicidad. La segunda es que el volumen hallado, aseveró, es inusual para concentrarlo en un sitio específico, ya que arriesgan, precisamente, la mercancía en caso de que fallen las medidas de resguardo.
Para esta fuente, una probable explicación ante esto es que, aunque 1.4 toneladas de cocaína es una cantidad muy alta por su valor de mercado, el grupo que está detrás de ella tenga más cargamentos de esta proporción diversificados, lo cual, remarcó, reflejaría entonces que el problema de trasiego es mucho más grande.
El inmueble, narcótico y objetos bélicos quedaron bajo resguardo de la FGR, mientras continúan las investigaciones respectivas.
@axelchl
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