Tener una presidenta es sólo el principio: Karina Vaquera. (Especial)
EMEEQUIS.- La reciente llegada de Claudia Sheinbaum Pardo a la presidencia ha llevado a las activistas de género a cuestionarse cuál es el siguiente paso y qué demandas deben plantearse para garantizar una paridad sustantiva, ¿Basta con cuerpo de mujer para tener perspectiva de género?, ¿es suficiente tener una presidenta para resolver las problemáticas que enfrentan las mujeres en el país?
La respuesta de Karina Vaquero y las diez teóricas que la acompañan en el libro “Tiempo de mujeres” es no. No basta con cuerpo de mujer para tener perspectiva de género, ni tampoco es suficiente con una presidenta mujer, por el contrario “tener una presidenta es solo el comienzo”.
En un esfuerzo por visibilizar y analizar los avances y retos en la agenda de género surge “Tiempo de Mujeres”, que busca darle respuesta a la pregunta ¿y ahora qué sigue?, explica a EMEEQUIS, Karina Vaquera.
Vaquera señala que aun con una mujer como presidenta, y todo lo que esto puede simbolizar, aún quedan muchas regiones donde de manera fáctica el reconocimiento de los derechos de las mujeres, sigue pendiente. Destaca que la lucha no se trata solo de lograr que más mujeres ocupen cargos políticos, sino de garantizar que quienes lleguen tengan una verdadera agenda de género, lo que no siempre ocurre:
“No es suficiente estar ahí, es necesario actuar con convicción y compromiso para cambiar las estructuras que aún perpetúan la desigualdad”.
CUERPO DE MUJER NO IMPLICA PERSPECTIVA DE GÉNERO
Las 10 autoras coinciden en una falta de autonomía en el ejercicio del poder, las trabas que siguen enfrentando las mujeres y la masculinización del liderazgo. Porque, aunque el cuerpo de mujer no implique perspectiva de género, si involucra estar sometida a un sistema de violencia político en razón de género.
“Muchas de las que ejercen este poder no han logrado ejercer de manera libre y autónoma, sin dejar de masculinizar, porque repetimos patrones, costumbres y formas de gobernar. Es momento, es tiempo de mujeres”. De acuerdo con Vaquera, “esto impide que las mujeres gobiernen desde su propia experiencia y perspectiva, enfocándose en las necesidades reales de otras mujeres”.
También se generan estigmas en los que no se reconoce que las mujeres llegaron a sus cargos gracias a sus capacidades y enfrentan violencia de género por parte de sus adversarios.
La autora reconoce que la presidenta Sheinbaum llegó al cargo rodeada de violencia de género donde múltiples ocasiones fue señalada por ser la “favorita” del presidente y se minimizaron sus aciertos, por lo que es importante frenar estás violencia y reconocer que con su llegada no se acaba la conquista de derechos por parte de las mujeres.
POLÍTICA DE GÉNERO, MÁS ALLÁ DEL ASISTENCIALISMO
Aunque la presidenta ha implementado políticas públicas como el apoyo a mujeres de entre 60 y 65 años, Vaquera sostiene que este tipo de medidas, si bien valiosas, no son suficientes. “No podemos basar la política de género solo en programas asistencialistas”, afirma, subrayando que la lucha por la equidad va mucho más allá de acciones aisladas.
La coordinadora crítica que, en el contexto actual, las infancias están siendo olvidadas mientras se priorizan otros grupos, especialmente aquellos que votan. “Si realmente queremos derribar el patriarcado”, dice, “debemos empezar desde abajo, desde la casa, desde las infancias”. La autora insiste en que este cambio no solo debe darse en los espacios de poder, sino también en los hogares y en la educación.
“Reivindicar los derechos de las mujeres no es un terror, es una necesidad que seguiremos impulsando, porque la política de género no puede quedarse en lo asistencial. Debe ser profunda, estructural y, sobre todo, transformadora”.
UN PRESUPUESTO CON PERSPECTIVA DE GÉNERO
Vaquera resalta que uno de los elementos clave para medir el éxito de la administración de Sheinbaum será la implementación de un presupuesto con perspectiva de género. Este debería atender temas que van desde la migración y la violencia de género hasta la brecha salarial. Uno de los grandes problemas que enfrentan las mujeres migrantes, por ejemplo, es la violencia sexual, donde 7 de cada 10 mujeres en tránsito son violadas, tema que es abordado en el libro.
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Aunque el gabinete de Sheinbaum, compuesto por muchas mujeres, es una señal positiva, Vaquera advierte que esto no es suficiente para garantizar una transformación real en la política de género del país. La violencia estructural y los comentarios machistas aún persisten en el entorno político así como la existencia de “curules de cristal”, donde las mujeres políticas deben actuar bajo las expectativas de los hombres, limitando su capacidad de tomar decisiones independientes.
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Vaquera destaca que una de las fortalezas de la presidenta ha sido su postura firme contra los comentarios misóginos y la violencia que se ejerce, sin importar su partido. “Lo que debemos erradicar es la violencia estructural, esa que existe a raíz del patriarcado”, menciona. En este sentido, la esperanza es grande, ya que muchas de las mujeres en el gabinete de Sheinbaum son altamente capacitadas, pero el verdadero desafío será ver cómo avanzan las políticas de género en el transcurso del sexenio.
Finalmente, Vaquera subraya que el género no debe ser visto como algo separado o por encima de la política, sino como parte integral de ella. “El género debe ser parte de la política pública transversal, que llegue a todos los niveles“, afirma. Con un Congreso Federal y congresos locales con cada vez más mujeres, Vaquera cree que es hora de aprovechar esta presencia para defender y garantizar los derechos humanos de las mujeres en México.
@marrome259