EMEEQUIS.– Cada uno en su tiempo y en su campo artístico e intelectual, pero los hermanos Revueltas contribuyeron en el desarrollo de la revolución cultural del país, aunque, al hacerlo, enfrentaron la censura y la persecución de regímenes autoritarios que intentaron borrarlos de la historia.
Si los Revueltas –Silvestre, Fermín, José, Rosaura, principalmente– vivieran en esta época, “señalarían la carencia de contenido en la expresión de la mayoría de la gente”, a la que, poderes como los que persiguieron a esta parentela, “le han arrebatado las raíces y nublado la historia” de forma “deleznable y titiritera”, afirma Eva Bodenstedt, nieta de Rosaura Revueltas y autora del prólogo en la reedición de Los Revueltas: Biografía de una familia, un libro publicado por vez primera en 1980.
Aunque considera arriesgado vaticinar un escenario, Eva cree que por su postura ideológica y por su resistencia al poder, si los Revueltas vivieran en esta época no hubieran sido privados de su libertad, sino “aniquilados”, por el antagonismo que tendrían hacia ellos las esferas del poder que se verían amenazadas, además, en el contexto actual de violencia por el crimen y la narcopolítica.
Tiene elementos para pensarlo: en su época, José, escritor, autor de libros como El Apando (1969) y El Luto Humano (1943), fue encarcelado tres veces por su activismo político, la más conocida en la antigua cárcel de Lecumberri, luego de la matanza de Tlatelolco (2 de octubre de 1968), acusado de ser “ideólogo del movimiento” estudiantil.
Rosaura, a su vez, fue invisible para la industria cinematográfica mexicana que, no conforme con ello, le bloqueó todo proyecto artístico, mientras que Silvestre, uno de los compositores más relevantes de México por el alcance y originalidad de su música, fue rechazado por largo tiempo por sus filiaciones políticas, por lo que murió en la pobreza y el olvido que, entonces, le intentaron imponer los gobiernos de su tiempo.
Los Revueltas, dice la nieta de Rosaura, volverían a insistir en hacer lo que hicieron: exigirle al Estado que le dé educación con contenido de identidad, histórico y cultural a su pueblo, para que exista una equidad dentro de las diferencias y así sea posible una vida plena.
En entrevista con EMEEQUIS, y a propósito de la recientemente reeditada biografía familiar, Bodenstedt habla sobre el legado ideológico de Rosaura (6 de agosto de 1910, Lerdo, Durango, México — 30 de abril de 1996, Cuernavaca, Morelos), una actriz de cine y teatro, bailarina y escritora mexicana vetada por el poder, que es recordada por su impactante rol en la película La sal de la tierra.
El argumento del filme es la desigualdad de derechos, porque una empresa minera daba sueldos inferiores a obreros de origen mexicoestadunidense. Rosaura, en su papel. es referente de la emancipación de la mujer, un tema adelantado para la época.
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Al revalorizar su historia, y recordar los últimos días de la actriz, repasa también pasajes con el resto de hijos de José Revueltas Gutiérrez y Romana Sánchez Arias, una familia que subsistía del comercio de abarrotes y semillas, y se convirtió en un referente histórico e ideológico en el país.
Reedición del libro publicado por primera vez en 1980.
–¿Qué significa pertenecer a la familia Revueltas, que, has mencionado, permiten comprender esta realidad del México contemporáneo?
–En el pasado Festival Revueltas de Durango, de donde la familia es originaria, Eugenia Montalván presentó el documental “Hay Revueltas para rato”, mismo que termina conmigo diciendo que como mi abuela me dijo que nunca dijera que era Revueltas. porque me iban a cerrar las puertas, aprendí a nunca decirlo…
“En esta realidad ha batido siempre el afuera y el adentro, éste común y corriente, como lo es el pertenecer a una familia, no empero, ésta sí es indiscutiblemente creativa, por lo que haber crecido en ella definió mis principios, mi lucha, mi perspectiva de vida.
“A la edad en la que eres una esponja, el escuchar a mi tío José Revueltas a lo largo de todo un fin de semana, podría compararse con estar viviendo una escena vívida de la obra de Dostoievski, a quien leí antes de a José, por ejemplo. Escucharlo a él, a mi padre, a mi madre –de quien era muy amigos–, a mi abuela y a mis tías, me enseñó a observar la otredad de una forma muy profunda y extensa, ubicándome dentro de un caleidoscopio donde vivir es ser parte además del interior del marco, de la estructura y “la carnita”, siendo que esta estructura está conformada por precisos ideales, valores, principios, etcétera, y la “carnita”, por la forma en que éstos se manifiestan prácticamente en todas las Bellas Artes, y de manera excepcional, genuina e inmensamente talentosa.
“A ello se le suma lo más importante desde mi punto de vista: el contenido de sus obras y su vida misma, lo que nos brinda ese perfil particular de esta familia en la historia de nuestro país, mismo que está ya al alcance de todos en esta Biografía Familiar narrada desde adentro, y como lo dijo mi tía Eugenia, hija del primogénito de Romana y José, Silvestre: escrita por muchas manos.
“Silvestre se definió en la música de forma determinante, y además de traducir su mundo en partituras, escribió diarios que te calan, y cartas que te dejan con la mirada tendida en una profunda ‘lejanía’.
“A mí, a los 13 años, cuando se publicó por primera vez esta edición que ahora reeditamos con el Fondo de Cultura Económica –¡nada más y nada menos que la editorial del Estado!–, me develaron que yo también –guardando las proporciones-, encontraba un aliado para combatir a los demonios que acechan, a los dolores, la incomprensión a las decisiones de los adultos, a partir de la pluma y el lenguaje escrito, así lograba también fluir cuando el amor me estallaba adentro. Y lo sigo haciendo. Lo aprendí desde adentro.
“Cuando estaba en la pubertad, entré al Palacio de Bellas Artes de la mano a mi tía Chelito, Consuelo Revueltas, a ver su exposición convocada por Raquel Tibol y realizada por Miriam Káiser, con quien este 2022 organizaremos una exposición de esta pintora naif que nos regala un México que debemos resguardar.
“Cuando murió mi tío José en 1976, en el Panteón Francés Víctor Bravo Ahuja –un cínico político que en principio fue cómplice de los encarcelamientos de mi tío–, comenzó a leer un discurso como secretario de Educación Pública, detonando una rabia en todos los presentes, luchadores sociales y estudiantes, admiradores de José, que a mí me encendió una rabia que nunca había sentido.
“Tenía yo 9 años, estaba agarrada de la mano de mi abuela, y sólo quería gritarles a todos que estábamos despidiendo a mi tío Chito, que tuvieran respeto, hasta que mi abuela levantó entonces la voz para poner orden.
“Gerardo de la Torre escribió una crónica de ese evento. Voy a terminar narrando mi encuentro con Rosaura Revueltas, ¡mi abuela!, en ese afuera que me hizo comprender realmente quién fue, y quien seguía siendo del otro lado de nuestra casa y de mí misma. Estaba en Santa Fe, Nuevo México, en febrero de 2003 filmando una enorme Virgen de Guadalupe pintada en un muro de adobe cuando el frío me hizo meterme a un café, en donde después de abrir la primera puerta, aún con la cámara encendida, me topé con el rostro emblemático de Rosaura Revueltas en un póster que anunciaba una Conferencia Nacional sobre el Cine en la Política y la Política en el Cine, conmemorando el rodaje de la película que Noam Chomsky califica como la mejor pieza histórica en el cine, filmada hacía cincuenta años muy cerca de ahí, en las minas de Silver City, que en un principio habían sido de los mexicanos.
“Ahí estaba ella, como el símbolo de la esperanza en el que se convirtió desde que protagonizó a Esperanza Quintero dándole a su vida un giro excepcional… A partir de ese día la vi en pines, en camisetas, en volantes, en llaveros, en banderillas y en la pantalla grande, detonando en mí la necesidad y la responsabilidad de hacer un documental o un docu-ficción sobre esta mujer que supo que si participaba en la Sal de la Tierra, sería sepultada como actriz.
“Lo que sucedió después es fascinante, sorprendente, y aunó a que ella dijera abiertamente que, a pesar de haberle impuesto ese destino de ‘castigo’, volvería a hacer la película; que como escribo en la introducción, repartiría en el metro y en todos lados para que el pueblo tenga consciencia de que en la unión está la fuerza”.
Con La Sal de la Tierra Rosaura Revueltas conquistó premios pero también la animadversión del poder. Foto: Cortesía.
–Has comentado que México Estado, y sus entrañas en el arte, invisibilizaron desde 1952 a Rosaura Revueltas porque así lo dictaron los vecinos del país del norte con su afán de destruir la vida de quien ellos consideraron comunistas, ¿cómo fue para ella vivir el estigma y la persecución desde el poder; también para el resto de la familia?
–Todo ello se descubre al final de esta edición que, dice mi mamá, fue para Rosaura una catarsis. En su archivo hay entrevistas en las que describe lo que significa haber sido aislada de la escena teatral y cinematográfica, y ya lo compartiré cuando esté listo el trabajo. Ahora está el libro.
“Yo deduzco que fue la práctica del yoga, que en esos años del siglo pasado era vista como algo ‘hippie’, lo que le permitió estar por encima del bien y del mal, y ser una formidable persona, y una extraordinaria suegra y abuela. Desde que tengo memoria la familia siempre fue unida y no se hablaba ni de La Sal (de la Tierra) ni de lo que sucedió después, que en principio la llevó a ser un símbolo en todo Europa y en Rusia. Bueno, ¡trabajó en el teatro de Bertold Brecht!, a donde la fue a ver Pablo Neruda. Le dijo: su vida es fascinante y la narra con una sencillez absoluta.
“Lo que sí se hablaba en la casa, y con dolor, era el hecho de que su hermano José dedicara tanto tiempo a la política, y las consecuencias que ello en su vida tenía, en lugar de dedicarse sólo a escribir. Se hablaba de la actitud tan cerrada de mente del Estado para con la educación y la cultura, y lo que ello tendría como consecuencias, muy graves, en esta nación. Y ha sucedido, y sigue sucediendo. El Estado parece mantener los ojos vendados hacia ello…”.
Documental Hay Revueltas para rato.
–¿Cómo crees que la historia, revalorizada, no como la dictó el poder político dominante en aquella época, debería resguardar a cada uno de los Revueltas: Silvestre, el músico; Fermín, el pintor; José, el escritor; Rosaura, la actriz…?
–El primer paso está hecho: publicar este libro. Por parte de ustedes, como otros medios, difundirlo, eso lo agradecemos todos. Darla a conocer es lo importante.
“En el caso de José, por ejemplo, además de invitar a leer y ver las películas que se hicieron a partir de sus guiones, llevar los inéditos al cine.
“La obra de Fermín, además de ser rescatada y difundida por sus nietos, está ahora en particular dando en el vestíbulo del Banco de México, donde se proyecta el cómo se iban a terminar los vitrales que, por la muerte de Fermín a los 32 años, se quedó trunca (https://museobancodemexico.mx/).
“A Consuelo, hacerle la exposición este 2022. Respecto a Rosaura, podría la Cineteca Nacional o la Filmoteca conseguir las películas en las que trabajó, hacer una retrospectiva sobre ella, apoyar monetariamente para hacer la película sobre ella, eso sería un debe de debe para que los mexicanos sepamos sobre este personaje, más conocido y aclamado fuera de nuestro país que aquí mismo.
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“Inmediatamente podrían darle foro a esta Biografía que, desde mi punto de vista, debía de ofrecerse como lectura en las preparatorias y/o universidades, porque es a la edad en la que se descubre cómo actuar en la sociedad, y a partir de qué métodos entretejerse con la historia actual de nuestro mundo.
“Por mi parte está toda la disposición. Ojalá el estado de Durango apoye con ello, y/o el de AMLO (Andrés Manuel López Obrador), que se dice tan interesado en los mexicanos, pero que desgraciadamente tiene a la cultura muriéndose de inanición, como si fuera una hiena en un zoológico.
Familia Revueltas en la casa de Querétaro. Foto: Cortesía.
–¿Cuál es la historia o el recuerdo del momento más significativo para ti con Rosaura Revueltas, que nos permita entender quién era ella y su importancia en la historia?
–El hecho en Santa Fe, Nuevo México, a siete años de su muerte: Rosaura está viva, vivísima, del otro lado de las fronteras mexicanas; su reacción en la escena del entierro de José; y personalmente, la disposición de ella para escucharnos a mí, a mi hermano. Al inicio del libro, en las cartas que se escriben mis bisabuelos, te das cuenta de la importancia de la unión en una familia y la fuerza y seguridad que ello le da a los hijos.
“Todos ellos fueron capaces de darnos lo que nos dan con su obra porque sus progenitores los apoyaron sin chistar a ser artistas; fueron para ellos una fuente de apoyo del cual desgraciadamente carece la mayoría; que darlo, otro fuera el destino de nuestra patria.
“Rosaura me apoyó siempre, me escuchó siempre, me enseñó siempre a tener respeto de mí, me enseñó a tener principios, dignidad, a ser humilde pero no pendeja –perdón por la palabra–, a leer, a aprender idiomas y leer sus letras en la lengua original; a actuar, a recrear la vida a partir de las artes. La amo.
–Del archivo de Rosaura Revueltas en tu poder, ¿cuál consideras que es la pieza más significativa que muestre la fuerza de su voz y su lucha?
–Uf, la expresión de su mirada en las fotografías, el contenido de sus cartas, pero, te confieso, aún no he logrado hendirme en su archivo sin quebrarme. Por ahora lo que tenía que darnos está en esencia en su autobiografía, al final de este libro. que estoy tan contenta que se haya reeditado; y en la película de La Sal de la Tierra que está en Youtube, y que ella repitió siempre que la volvería a hacer a pesar de que lapidara su carrera artística.
–Como descendiente de los Revueltas, ¿cuál crees que es tu responsabilidad con ellos y también con el pensamiento y las luchas que enarbolaron?
–Mi responsabilidad es con mi abuela, con Rosaura Revueltas, y con Consuelo Revueltas, que no tuvo hijos, y con Emilia, la hermana pianista a quien un hombre cuyo mural está en Bellas Artes la ningunió y le deshizo su vida. Cada heredero de todos los demás está haciendo su trabajo. Si me atrevo a hacer algo, será abordar a todos ellos en el documental, cuyo guion es este libro.
Eva Bodenstedt ante la placa conmemorativa de Rosaura Revueltas en Lerdo Durango. Foto: Cortesía.
–Conociendo a fondo no sólo la personalidad, sino las creencias, ideología y mensaje dentro de la obra artística de los Revueltas, ¿cómo consideras que sería su postura sobre el momento social en el que vivimos, con polarización política y varios frentes ideológicos o en partidos, así como entes de poder confrontados entre sí?
Es arriesgado responderte, creo que sería la misma y en comparación a esos tiempos, ahora todos ya hubieran, no privados de su libertad, sino aniquilados. Su fuerza de convocatoria era inminente. Creo que señalarían la carencia de contenido en la expresión de la mayoría de la gente, ésta gracias a que le han arrebatado las raíces y nublado la historia a este país, ello de forma deleznable y titiritera, la nueva sociedad se encuentra intentándose ubicar en los “36 géneros” que ha dejado a un lado la importancia de formularse a partir de la historia velada. Sin ella, repetimos como rehiletes los errores.
“Yo creo que Los Revueltas volverían a insistir en hacer lo que hicieron y exigirle al Estado que le dé educación con contenido de identidad, histórico y cultural a su pueblo, para que exista una equidad dentro de las diferencias y así sea posible una vida plena… ¡Lean lo que hizo Vasconcelos, por favor, y lo que invitó a hacer a los artistas, y cómo ellos respondieron! Bueno, y no permitir la sumisión de las mujeres, como sucedió con María Izquierdo, por ejemplo, que, como Rosaura, fue antes reconocida afuera de México que en esta patria. Por ello insisto en que leer este libro es una guía hacia atrás y un puente hacia delante que será definitivo. ¡Hay que encontrarse a sí mismo, y no ser inválidos para privar a los que vienen detrás de nosotros de lo que son dignos de recibir!”.
–Para los Revueltas, ¿qué fue determinante en su vida y obra artística, que no incidió de la misma forma en más artistas de la época, que no tuvieron la misma postura crítica y, por ende, no vivieron la misma reacción del poder que se sintió aludido y en riesgo?
–Los Revueltas fueron leales a los principios: al respeto, a la equidad, a la justicia, y a las artes; y lucharon por ello no sólo a partir de las armas de la tinta, en partituras, en trazos, en palabras, sino en acciones, sin importar que por ello les arrebataran su libertad, como sucedió con José y Rosaura: a él lo encarcelan, a ella le desaparecen los escenarios.
Con sus acciones señalaron directo a donde se genera lo que obstruye el crecimiento de una sociedad justa. Eso es lo que hay que resaltar de Rosaura, su entrega total a perder la posibilidad de ser una “superstar”, hermosa y bella como María Félix, para ser con sus actos quien abre puertas y caminos de guerreras.
La Sal de la Tierra es la película con más ejemplos de lucha que hay, es de verdad extraordinaria y si yo estuviera en sus zapatos, tampoco dudaría en hacerla, aunque con ello me aniquilaran.
Igual sucedió con José: exponía los puntos en donde había pus, con ello logrando que lo expulsaran del camino; poner en duda lo que tantos creen inmaculado parece ser un suicidio, el mostrar verdades incómodas les costó su libertad.
–¿Habrá una frase que empleara, o una forma de definirse a ella y sus hermanos con sus propias palabras, que usara Rosaura Revueltas?
–Dignidad. La inteligencia se mide de las cejas para arriba. Mirar a los ojos con la frente en alto. Otra frase de mi abuela: No creo ni en la paz del sepulcro.
–¿Cómo fueron los últimos días de Rosaura? ¿Qué ocupó durante esa recta final de vida su pensamiento?
–Fueron dignos y brutales. Murió de cáncer en los pulmones, encabronada porque mi padre, con el dolor de perderla, se emborrachaba para no estar, eso, para no estar a la altura de la realidad. Y la siguió, a los once años se le unió en ese lugar de quien nadie tiene memoria…
Rosaura Revueltas en La Sal de la Tierra. Foto: Cortesía.
–Además del bloqueo dentro del terreno artístico y la censura a sus obras, ¿cuál fue la acción más dura o de mayor riesgo que ejerció el poder en contra de Rosaura Revueltas?
–Ninguna, lo otro fue suficiente. Más bien las consecuencias de ello la hicieron sentirse única: “Sentía una mezcla de desilusión y asombro. Sin embargo, estas cosas me daban cierta fuerza; casi me sentí orgullosa cuando empecé a intuir su verdadera naturaleza. En cierto modo me hacían honor. Tal vez este sentimiento de seguridad y orgullo me lo daba el saber que había logrado algo muy importante: me había colocado en un lugar que hasta ese momento no había alcanzado todavía ninguna actriz o actor mexicanos. Era un hecho que no se me podía negar. Y un día, reflexionando sobre estas cosas, pensé: ‘Voy a demostrarles a esos pobres diablos que no dependo de ellos, que puedo seguir adelante sola. Y para demostrar mi casta, empezaré desde abajo’. Como no sabía hacer otra cosa más que bailar, rumié que el modesto trabajo de corista nadie me lo iba a negar.” Este acto de rebelión fue tan indigno para mi abuelo, que detonó un pleito familiar muy desagradable, fue el único momento en el que mi abuelo no la respaldó y detonó un crack familiar.
@axelchl