EMEEQUIS.– Las mujeres continúan derribando brechas para abrir espacios, también desde la música. Con tan sólo 16 años, la pianista Maria Hanneman ha llegado a lugares que aún son poco asequibles para mujeres mexicanas en la música clásica.
En los últimos años ya logró presentarse en el Palacio de Bellas Artes, lugar del que afirma, es el mayor orgullo de su carrera. Lo ha hecho también de manera internacional, en las ciudades de Nueva York, en Estados Unidos, y Salzburgo, en Austria; y su talento ha sido reconocido con más de una veintena de premios.
Ahora forma parte de la selección musical del Festival Internacional Cervantino que regresa al formato presencial y abierto al público después de la pandemia. Se realizará en la ciudad de Guanajuato del 13 al 30 de octubre, y está compuesto por más de 115 puestas en escena entre música, teatro y danza; convirtiéndose en un importante referente cultural y artístico en Latinoamérica.
“Estoy muy contenta. Fui de chiquita como dos o tres veces con mis padres. Me gustaba mucho, veía a todos los artistas y ahora tengo una invitación”, cuenta la pianista en entrevista con EMEEQUIS, a unos días de que realice su recital de piano el próximo 22 de octubre.
EL PASO A PASO DE LA PIANISTA
El camino para la artista no ha sido sencillo, pero su trabajo también ha ayudado a sembrar la ruta para que otras mujeres se adentren a la escena musical; al igual que lo hicieron otras pioneras antes que ella.
En esta lucha, María Hanneman se ha convertido en una de las pianistas más jóvenes y reconocidas de la música clásica en México.
Nació en 2006 y comenzó a apasionarse por tocar el piano desde que tenía 4 años. Usando un pequeño piano infantil que le regalaron sus padres y meses de clases para prepararse, tuvo su primera presentación escolar. Recuerda con humor que la primera canción en piano fue “Estrellita dónde estás” frente a sus padres, profesores y compañeros.
Ganó su primer concurso a los 6 años, tras aprender piano mediante el Método Suzuki; tres años después, logró entrar al Conservatorio Nacional de Música de la Ciudad de México. Primero se preparó en el sector infantil y actualmente cursa el sexto año de nueve en el nivel profesional.
Para ella el escenario es su lugar seguro. “Lo disfruto mucho, me siento como en mi casa”. Compartirlo en el Festival Cervantino con artistas de la talla de Lila Downs, Café Tacvba, Gustavo Dudamel y María Katzarava es una experiencia que la llena de emoción. “Me sentiría muy shockeada enfrente de ellos y no podría hablar”, comenta la joven pianista.
Nació en 2006 y comenzó a apasionarse por tocar el piano desde que tenía 4 años.
VIOLENCIA DE GÉNERO EN LA MÚSICA
“No es complicado por mi edad, pero sí es muy complicado por ser mujer”, responde María Hanneman cuando se le pregunta sobre los retos que ha encontrado para llegar a donde está.
Pese a tener 16 años y la mayor parte de su vida dedicada a la música, aún hay personas que la subestiman o cuestionan más que a otros compañeros hombres, por el simple hecho de ser mujer.
Aunque desea que esta sea una situación que en el futuro sea poco comentada en miras de que deje de ocurrir, la violencia de género es algo que también ha permeado en su carrera y en la escena musical mexicana.
“Varios directores de orquesta me han dejado con la mano estirada o no me pelan… Me ha pasado que me escuchen para ver si puedo tocar. En una ocasión una directora me dijo ‘no nada más con la carita bonita vas a lograr todo’”.
Recuerda la pianista experiencias en las que han sido mayormente favorecidos los hombres, o cuando se ha tenido que esforzar más de la cuenta, o silenciar comentarios hirientes pero seguir con la misma convicción y amor por lo que hace.
“Yo creo que sí tiene que cambiar, pero no sé cuándo y cómo podemos hacer para que las personas se den cuenta de que también las mujeres podemos ser muy exitosas en cualquier carrera”, afirma.
El cuidado de los rangos de poder en la música siguen siendo mayormente masculinos, pocas mujeres son directoras de orquesta o tienen puestos de decisión.
La misoginia y discriminación continúan siendo el cadenero que determina el crecimiento y oportunidades en la música; además de que las interpretaciones continúan en masculino. La mayoría de los recitales siguen haciéndole homenaje a la obra de hombres: Bach, Beethoven, Händel, Schubert, Chopin, Manuel M. Ponce, Mendelssohn.
Pese a las malas experiencias, Hanneman reconoce que en México se forma una nueva generación de mujeres en la música, que ahora se abren oportunidad también mostrando su trabajo en redes sociales.
Mujeres con las que ha crecido, viendo y acompañando su proceso. “Se hacen como una familia, más que amigas somos como una familia”. Algunas de ellas son las pianistas mexicanas Daniela Liebman, Miranda Lemoine, Marien Femerling y Bárbara Prado.
TIKTOK PARA HABLAR DE MÚSICA CLÁSICA
A diferencia de otros jóvenes de su edad, la pianista de 16 años afirma que no es seguidora del reggaeton, pero sí de la música clásica, el jazz y el pop en inglés.
Es fanática del cantante de Jazz español, Joan Chamorro, pero también le gusta el pop de Justin Bieber, Harry Styles, Shawn Mendes y Billie Eilish.
Es fanática de la música clásica, el jazz y el pop en inglés.
Pese a tener una vida entre escenarios, clases de música, recitales y aviones, María afirma que lleva una vida normal como todo adolescente, y es algo que le gusta compartir en redes sociales.
“Me gusta mucho subir videos tocando, también tips y momentos de mi vida normal. También para que la gente vea que soy una niña normal de 16 años”.
Ha encontrado en TikTok e Instagram un espacio para compartir también con otros jóvenes sus conocimientos musicales, rutinas diarias, algunas de sus presentaciones e incluso también ha servido como fuente de inspiración para otras personas que se interesan en desarrollarse en la música.
Su mayor público en presentaciones es de personas mayores, de entre 30 a 50 años, pero el panorama cambia en TikTok, donde incluso algunos fans le han pedido consejos sobre cómo aprender y llegar a un escenario.
Los siguientes pasos en su carrera serán seguir estudiando y formándose en la música, posterior a terminar sus estudios en el Conservatorio Nacional de Música, ella quiere mudarse a Europa y desea estudiar en Madrid, España.
A pesar de que en su familia, nadie tiene una formación musical de profesión, la apoyaron para seguir sus sueños, aunque en el camino se fue encontrando personas que quisieron desalentarla.
Cuando era más pequeña y empezaba a mostrar interés por la música le mostraron un video de una persona en situación de calle tocando el piano. “Mira, así vas a acabar”, esa frase dio inicio a una serie de reclamos de no dedicarse al arte, porque de ello “no se podía vivir” o al menos sin un sustento económico.
“De la música sí se puede vivir. Hay mucha gente que se dedica a esto y de esto vive. Yo quiero vivir de la música”, asegura.
@GloriaPE_
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